Villa residencial, casa de ejercicios espirituales, residencia de personas mayores y, ahora, centro escolar. La Torre Cruïlles (o Pastor de Cruïlles), en la cima del Tibidabo, en desuso en los últimos tiempos, renacerá de la mano de la recién creada Escola Montiba, que en septiembre ya estrenó el edificio anexo, que ha reformado. Esta joya modernista, proyectada por el genial arquitecto Josep Puig i Cadafalch, Bien Cultural de Interés Native (BCIL), se restaurará integralmente preservando e incluso destacando sus elementos más interesantes. La previsión es tenerla lista para el curso 2026-2027. Las obras comenzarán próximamente.
Mercè Pastor de Cruïlles, marquesa de Castell de Torrent y baronesa de Cruïlles, estrenó la torre en 1908, a escasos metros del parque de atracciones del Tibidabo, inaugurado pocos años antes, en 1901. Puig i Cadafalch ideó el edificio en 1903 inspirándose en los palacios catalanes de los siglos XV y XVI para dar forma a una villa-estudio en la que su dueña se dedicaba al cultivo de rosales –de ahí que la casa también fuese conocida como El Roserar– y del arte. Tenía retablos de Vergós, cuadros de Viladomat, cajas de novia y muebles de los siglos XV a XVII. También una cocina con crematorio, única en la Barcelona de la época, baños de porcelana inglesa, un elegante comedor… Todo en una asombrosa mezcla de tradición y modernidad que le daba un aspecto singular.
El colegio ya inició en septiembre su actividad con infantil y primaria en un edificio anexo de los años 70 que ha rehabilitado
La torre mantuvo su uso residencial hasta 1961, cuando fue adquirida por los salesianos, que la convirtieron en el centro de espiritualidad Mater Salvatoris. En los 70 se construyó un edificio anexo que formó parte del complejo religioso. En el 2004, ambos inmuebles volvieron a cambiar de manos y pasaron a ser una residencia para personas mayores. Estas sucesivas transformaciones modificaron la distribución de la villa modernista. Se incorporaron capillas, salas de reuniones, pequeñas habitaciones, entre otras dependencias, que desdibujaron el diseño authentic.
La llegada de la Escola Montiba dará una nueva vida a la Torre Cruïlles, que, adaptada al nuevo uso, recuperará buena parte del esplendor perdido hace muchos años. La puesta en marcha este curso de sus dos líneas de educación infantil y primaria en el edificio anexo –el que viene se sumará la ESO en la planta superior– ya ha supuesto una reforma integral muy interesante en la que prima la sobriedad, las aperturas al exterior que realzan las vistas y la luz. “Vimos muchos lugares y al remaining nos decidimos por este porque es best para nuestro proyecto, que requería de un espacio especial”, destaca Ana Escoda, directora de este centro privado. “Aquí –subraya– tenemos un edificio modernista de nada más y nada menos que Puig i Cadafalch y un entorno pure y paisajístico fenomenal, con 14.000 metros cuadrados de bosque que forma parte de la propiedad que los alumnos pueden disfrutar”.
La Torre Cruïlles, también conocida como El Roserar, se estrenará el curso 2026-2027
y acogerá los estudios de bachillerato
El proyecto de Montiba tiene como referencia otro centro escolar, el Colegio Madrid, de la capital de España, fundado por la profesora Elena Flórez, y se inspira, como éste, en la Institución Libre de Enseñanza y el Instituto Escuela (el Institut-Escola en Catalunya) . “Nuestra propuesta –detalla Escoda– es mixta, laica, catalana, abierta al mundo, con un enfoque humanista, científico y creativo, con innovación pedagógica, pero también valores tradicionales como el esfuerzo y el rigor académico”. Y la educación a través de la naturaleza es elementary. “Por ello –prosigue la directora– estar en Collserola es muy importante para nosotros”. Los escolares llegan al centro en el Funicular del Tibidabo “Cuca de Llum”. Maestros los acompañan a bordo desde la plaza del Physician Andreu y luego en el pequeño desplazamiento a pie de cinco minutos hasta el colegio.
La relación con el entorno pure es clave en esta primera reforma, que ha supuesto la transformación de 3.200 metros cuadrados. “Hemos cambiado la disposición de las estancias moviendo el pasillo a un lado, al que le hemos dado mucha amplitud para que se puedan hacer actividades, y situando las aulas y otros espacios de relación mirando al bosque”, explica el arquitecto Frederic Turull, del estudio barcelonés Turull Sørensen, que firma el proyecto. Para ampliar la conexión entre el inside y el exterior se han ampliado algunas ventanas y puertas. Las vistas de Collserola, del Vallès, de Montserrat… son espectaculares.
La intervención en la Torre Cruïlles, que dispone de otros 800 metros cuadrados con vistas a ambas vertientes y, por tanto, también a la ciudad de Barcelona, y acogerá los estudios de bachillerato a partir de septiembre del 2026, es más compleja. Al ser un BCIL el proyecto se abordará de acuerdo con Patrimonio del Ayuntamiento. “El edificio está en buen estado, pero hay mucho trabajo ya que deben retirarse elementos que se pusieron en anteriores reformas y adaptarlo todo al nuevo uso”, expone Turull. “Es una construcción muy atractiva desde el punto de vista estructural y formal pero no tanto por los acabados y ornamentos –agrega–. Nuestra thought es no sólo restaurar lo que tiene valor, también potenciarlo”.
El esbelto cuerpo rectangular y la torre esquinera –que se recuperará como mirador–, así como los grandes tejados voladizos, son los elementos exteriores más destacados. La entrada principal tiene un porche-terraza almenado. Las paredes son de ladrillos en forma de espina de pescado y en las esquinas hay sillares de piedra en forma de cadena.
En el inside, llaman la atención las columnas y los suelos y techos de madera, que se restaurarán. Se retirarán añadidos de diferentes épocas que estropean el conjunto, como los alicatados en algunas paredes –las hay pintadas de colores estridentes– y tabiques innecesarios. La torre tiene tres niveles. En las plantas baja y primera estarán las aulas y otros espacios de los dos cursos de bachillerato y en la segunda, una zona común con biblioteca.
Lee también