El Ayuntamiento instaló hace pocos días un mingitorio de plástico en el acceso principal de los históricos jardines Rubió i Lluch, en la calle Hospital, en el barrio del Raval, junto a la plaza de la Gardunya y el mercado municipal de la Boqueria. Aquí encontramos dependencias de la Reial Academia de Medicina, el Institut de Cultura de Barcelona, el Institut d’Estudis Catalans, la Biblioteca de Catalunya, el Conservatorio Municipal de Artes Suntuarias Massana… “Y también tenemos la biblioteca del barrio –gruñe un barrendero del Ayuntamiento– ¡y también la biblioteca infantil! Aquí vienen un montón de niños, ¡no sé en qué demonios estaban pensando! Están llamando a los problemas…”.
En los porches, una mañana cualquiera, una docena de personas se refugia del frío, abrigándose con mantas y sacos de dormir. Algunos llevan todas sus pertenencias en un carrito, otros en bolsas de basura. En realidad, la instalación de estos urinarios pone sobre la mesa un muy espinoso debate en torno a cómo afrontar algunos problemas sociales: ¿tratar de paliar sus consecuencias no es en muchas ocasiones una manera de perpetuarlos? ¿O acaso estas medidas rebajan su intensidad mientras se llevan a cabo otras iniciativas más ambiciosas que requieren de un plazo más largo?
La iniciativa municipal pretende “paliar las micciones que se producen en los porches”
Entre tanto, en las escaleras con forma de ele que quedan a la derecha según entra uno por Hospital, se suceden toxicómanos en busca de unos fugaces momentos de intimidad. Es que esas escaleras no conducen a ningún sitio. Antes de que lleguen los servicios de limpieza municipales uno cuenta en los escalones media docena de jeringuillas y una infinidad de pequeños recipientes, toallitas desinfectantes y otros útiles propios de estos menesteres. A veces uno de ellos lo recoge todo y recrimina a los demás su actitud, pero hoy no vino. Además, la plaza de Sant Agustí queda justo al lado. Las escenas de Sant Agustí también encogen el alma.
El mingitorio en cuestión es gris y tiene cuatro urinarios individuales. Se trata de un modelo muy routine en los festivales musicales, ideado para que las colas de hombres apurados se reduzcan rápidamente. A pesar de ello, al menos estos días, pequeños charcos y sus hedores se escampan igualmente por sus alrededores. Fuentes del distrito de Ciutat Vella detallan que la instalación tuvo lugar la semana pasada, que es una prueba experimental que se desarrollará estos días y las fiestas navideñas, que la propuesta surgió en el marco de la mesa de entidades de la plaza Gardunya, los jardines Physician Fleming y también los de Rubió i Lluch
“El objetivo de esta instalación es paliar las afectaciones que suponen las micciones en las zonas de los porches –abundan las fuentes del distrito–. Equipos de proximidad municipales hacen un seguimiento diario. De momento se está valorando el uso, el formato y la ubicación. Los servicios del Ayuntamiento están realizando tres limpiezas diarias del dispositivo”.
Uno de los retos del gobierno del alcalde Jaume Collboni de cara a este mandato es potenciar la parte de atrás del mercado de la Boqueria. De ahí que el ejecutivo iniciara el proceso administrativo pertinente para desalojar a los ocupas de la antigua Escola Massana, para contar con la posibilidad de tirar el muro que separa los jardines Rubió i Lluch y la plaza Gardunya “y generar una nueva gran centralidad en Ciutat Vella”. Pero antes de tomar esta decisión, tal y como reconoce el propio ejecutivo, ha de revertir “unas dinámicas que dificultan la convivencia”.
Lee también