La “Iglesia Vieja” o iglesia de La Asunción es el templo más antiguo del oriente de Guatemala.
Ubicada en el pueblo Chiquimula, la iglesia resalta entre las construcciones contemporáneas que la rodean. Aunque en ruinas, es considerada por los lugareños como un testigo de la fusión entre la tradición indígena y la influencia colonial española.
Según el historiador y promotor cultural de la Universidad de San Carlos de Guatemala Víctor Hugo Lobos, antes de la llegada de los españoles, la región oriental de Guatemala period habitada mayormente por la etnia indígena chortí. Luego se funda el pueblo de Chiquimula en 1549 y comienza la construcción de la iglesia.
“Esta es una construcción eclesiástica hermosa, la más antigua de la región”, dijo en una entrevista con la Voz de América.
“Se ha buscado en el Archivo de Indias la fecha exacta de su construcción, pero no se ha encontrado ningún documento concreto”, agregó.
Sin embargo, Lobos explica que hay un registro de 1637 sobre la cofradía de la Virgen de la Asunción, que sugiere que la iglesia ya estaba en funcionamiento para esa fecha.
La iglesia fue construida con materiales reciclados de edificaciones prehispánicas como escoria volcánica. Además, en sus detalles se aprecian imágenes de mujeres con canastos de carrizo, talladas en el altar mayor, un distintivo de la cultura chortí.
El terreno donde se encuentra mide aproximadamente 65 metros de largo por 14 metros de ancho, y en su época albergó importantes imágenes religiosas como la Virgen de la Asunción.
Tras su abandono, esa y otras imágenes fueron trasladadas a otras iglesias en Chiquimula: la iglesia parroquial, la iglesia El Calvario y la iglesia de Candelaria.
Abandono de la iglesia
El 2 de junio de 1765, durante la festividad de la Santísima Trinidad, un terremoto de 7 grados en la escala de Mercalli destruyó gran parte de la iglesia, incluyendo sus cúpulas.
“El terremoto derribó los siete bernegales, dejando en pie únicamente este hermoso arco romano que daba acceso al altar mayor”, explica Lobos.
Tras la catástrofe, el corregidor de entonces, Antonio José de Ugarte ordenó el traslado progresivo de la ciudad hacia un lugar más elevado, el barrio El Calvario, a unos 3 kilómetros de la iglesia.
Tras haber quedado en ruinas debido el terremoto, la iglesia terminó saqueada por quienes buscaban tesoros, como joyas de frailes que fueron enterrados en el lugar.
Actualmente, la iglesia pertenece a la Universidad de San Carlos de Guatemala que, desde entonces, promueve actividades culturales dentro del recinto.
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