Si el common Lafayette, héroe de la revolución americana e íntimo amigo de George Washington, levantara la cabeza, no daría crédito a la tensión entre Estados Unidos y Francia, su aliada de primera hora. En este contexto, ha causado estupor en París conocer el episodio sucedido el pasado 9 de marzo en el aeropuerto de Houston (Texas), donde a un investigador francés le fue negada la entrada en el país al descubrir la policía que había enviado mensajes hostiles a la política de Donald Trump.
Durante un management aleatorio al científico, que se dirigía a una conferencia sobre exploración espacial, y mientras realizaba los trámites de inmigración, le fueron revisados el móvil y el ordenador. Fue entonces cuando los agentes encontraron mensajes privados enviados a sus colegas estadounidenses, con quienes mantiene una relación de amistad, en los que expresaba su opinión private, muy crítica, sobre la política de la Administración Trump en materia de investigación.
Móvil y ordenador confiscados
Tanto el móvil como el ordenador fueron confiscados. El ciudadano francés hubo de tomar un vuelo de regreso a Europa al día siguiente. Según pudo saber la agencia AFP, al investigador se le reprocharon unas actitudes de “odio hacia Trump y de conspiración” susceptibles de ser catalogadas como terrorismo. En un primer momento le comunicaron una investigación del FBI más profunda, pero finalmente no se presentaron cargos.
El ministro francés de Educación Superior e Investigación, Philippe Baptiste, expresó su “preocupación” por lo sucedido al científico, perteneciente al prestigioso Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS). “La libertad de opinión, la investigación libre y las libertades académicas son valores que continuaremos reivindicando con orgullo -añadió Baptiste-. Defenderé la posibilidad de que todos los investigadores franceses les puedan ser fieles (a esos valores), dentro del respeto a la ley”.
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El ministerio de Asuntos Exteriores en París trató de quitar hierro y recordó que los Estados Unidos son soberanos en materia de entrada y residencia de ciudadanos extranjeros dentro de sus fronteras El Quai d’Orsay indicó asimismo haber sido informado de la situación. Con todo, el ministerio matizó que “deplora” lo ocurrido y puso énfasis en su voluntad de “promover la libertad de expresión” y el compromiso del Gobierno francés con “la cooperación universitaria y científica”.
El incidente se produjo en un contexto de múltiples anuncios de la Casa Blanca sobre brutales recortes presupuestarios y subvenciones para instituciones científicas y culturales con las que no comparten su ideario.
Tensión bilateral
A un nivel más anecdótico pero significativo sobre la tensión bilateral, dio que hablar hace unos días la propuesta provocadora del eurodiputado Raphaël Glücksmann -aliado de los socialistas-, quien planteó que Estados Unidos devuelva a Francia la Estatua de la Libertad que le regaló, pues Washington ya no es el símbolo del mundo libre que siempre quiso representar. Preguntada sobre el specific durante una rueda de prensa, la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, dijo, medio en broma medio en serio, que los franceses deberían estar muy agradecidos a Estados Unidos porque sin su ayuda (en la Segunda Guerra Mundial) “ahora hablarían alemán”. Esa reflexión ya la hizo el propio Trump durante su primer mandato.