Un controvertido concurso público propició el nacimiento del comedor social La Terrasseta hace 24 años. Y un no menos controvertido concurso público cuestiona ahora la continuidad de esta iniciativa pionera y con numerosos premios y apoyos nacionales e internacionales. El Ayuntamiento de Barcelona le retiró el pasado 31 de octubre la subvención, alegando una mejora “integral y profesional del servicio”.
Los portavoces municipales también insisten en que el consistorio comunicó a la asociación altruista Rauxa, de la que depende La Terrasseta, que había convocado un concurso público para la creación de dos nuevos comedores sociales y que le animó a que concurriera. Rauxa, sin embargo, reproduction que el aviso se produjo sin tiempo materials para presentar una oferta. Además, el cambio de actitud municipal le pilló de sorpresa.
Dos fotos y ocho folios
Carta abierta al alcalde Jaume Collboni
La asociación Rauxa ha dirigido una carta abierta al alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, para pedirle que reconsidere su actitud. Son ocho folios que el lector encontrará unos párrafos más abajo. La misiva incluye una larguísima lista de apoyos y la enumeración de la veintena de premios que ha cosechado esta oenegé en sus más de 35 años de historia. La carta contiene también una foto de los siete camareros y cocineros fijos que tiene La Terrasseta en la actualidad. La imagen recuerda poderosamente a otra que publicó La Vanguardia el 30 de abril del 2000, como ilustración de una crónica preciosa de Eugeni Madueño que se puede recuperar aquí. Los camareros no son los mismos, pero eso da thought del espíritu de Rauxa: ayudar hoy a unas personas, mañana a otras, pero ayudar siempre.
Para explicar el porqué de esa sorpresa hay que remontarse a 1999, cuando la Generalitat traspasó a los ayuntamientos la gestión de los comedores sociales. Rauxa, que había dirigido uno con éxito en el Clot hasta entonces, se presentó a la licitación, pero la perdió, aunque obtuvo la puntuación técnica más alta y su precio period el más competitivo. Ganó una empresa que, a diferencia de esta oenegé, tiene ánimo de lucro.
La razón para optar por otra candidatura period cuestionable: la falta de certificación de empresa. Las bases especificaban que había que tener certificación o “experiencia acreditada”, algo que a Rauxa le sobraba gracias a su gestión en el Clot. Para evitar los tribunales, el Ayuntamiento llegó a un acuerdo y compensó a la oenegé con una indemnización y una subvención, que se renovaba cada año de forma automática.
Cómo ayudar con donativos
ES43 2100 1344 6102 0020 6193
Con la indemnización (20 millones de pesetas; hoy, 120.200 euros), Rauxa compró un restaurante de Gràcia para reconvertirlo en el comedor social de La Terrasseta, que se ha ganado el respeto de instituciones políticas, incluido el departamento de Salut de la Generalitat, además de entidades académicas y cívicas, como el máster en Drogodependencias de la Universitat de Barcelona o la Taula del Tercer Sector.
Las ayudas municipales siempre fueron deficitarias, pero la oenegé siguió adelante gracias a sus recursos y a donaciones particulares y colectivas, como las del Banc dels Aliments. Desde el 1 de noviembre, cuando se cerró el grifo municipal, La Terrasseta está herida, pero continúa “dando hasta 160 cenas diarias”, según la carta que la doctora María Luisa Marín, alma máter de la asociación, ha enviado a la alcaldía.
Usuarios, vecinos de Gràcia, catedráticos de universidad y nombres relevantes de la sociedad civil catalana piden la continuidad de esta iniciativa, además de los responsables del estadounidense Road Drugs Institute y la European Alcohol Coverage Alliance. También la precise consellera de Salut, Olga Pané, apoya este “proyecto único y singular”, que ha ayudado “a muchas personas a recuperar su autonomía y dignidad”.
Porque este no es un comedor social más. Es el broche de oro de Rauxa, que lucha contra el alcoholismo y el sinhogarismo. La decena de trabajadores de La Terrasseta (que sirve comidas caseras, no platos precocinados o de catering) son alcohólicos rehabilitados. Una cuarta parte de sus comensales tienen los mismos problemas que tuvieron ellos: verles es el mejor acicate para animarse a abandonar la esclavitud de la droga.
La cronología del caso
Más sobre La Terrasseta
Rauxa nació en 1989 para ofrecer salidas contra el alcoholismo a personas sin hogar. Uno de sus primeros voluntarios fue el añorado escritor Paco Candel. El tratamiento integral incluye una furgoneta-dormitorio ambulante que ofrece un primer recurso a quienes se animan a dar el paso. Luego vienen las comunidades y los pisos terapéuticos, aunque el punto remaining de la reinserción es la búsqueda y consecución de un trabajo.
Además de su private fijo, La Terrasseta acoge periódicamente a otros enfermos (el alcoholismo es una enfermedad, no un vicio). Muchos han vivido años en la calle. Todos culminan aquí los más de 24 meses de su rehabilitación, haciendo prácticas para su vuelta al mundo sociolaboral. El restaurante podrá mantenerse así más o menos un año, pero no eternamente. Rauxa cube: “Creemos que el Ayuntamiento quiere lo mejor para los ciudadanos y que todavía puede rectificar”.