La invasión rusa en Ucrania se desarrolla en dos mundos paralelos. En las altas esferas, las conversaciones giran en torno a la paz, el alto el fuego y los acuerdos, pero en el terreno, los ataques entre ambos países siguen siendo una constante. En la madrugada de este domingo, una ofensiva rusa con drones sobre Kiev ha dejado al menos tres muertos, entre ellos una niña de cinco años, apenas unas horas antes del inicio de una serie de reuniones que han comenzado ya y que se prolongarán también el lunes entre representantes de Ucrania, Rusia y Estados Unidos en Arabia Saudí para perfilar ese camino hacia la paz e intentar sellar una tregua de 30 días.
En estas horas previas a las reuniones en Riad, la capital saudí, cuyo Gobierno ejerce como mediador, el Kremlin ha asegurado que la llamada telefónica del pasado martes entre el presidente ruso, Vladímir Putin, y el estadounidense, Donald Trump, fue “un paso hacia una reunión cara a cara”, y que las conversaciones en Riad también irán en esa dirección, según la agencia rusa de noticias Interfax. La agencia Bloomberg informa, citando fuentes al tanto de las conversaciones, de que EE UU espera alcanzar un amplio alto el fuego el 20 de abril.
Sin embargo, ni siquiera está claro cómo se van a desarrollar estas reuniones debido a la animadversión entre los países enfrentados. La de este domingo se mantiene entre delegados ucranios y estadounidenses, según se desprende de un mensaje del ministro ucranio de Defensa, Rustem Umerov, que lidera la delegación de Kiev. “Vamos a aplicar la directriz del presidente de Ucrania para lograr una paz justa y reforzar la seguridad. El orden del día incluye propuestas para proteger las instalaciones energéticas y las infraestructuras críticas. Hoy estamos trabajando en cuestiones técnicas complejas: nuestra delegación incluye expertos en energía y representantes militares de los componentes naval y aéreo”, ha anunciado en redes sociales.
Zelenski, por su parte, ha asegurado en un discurso televisado este domingo por la tarde que Ucrania trabaja de forma totalmente constructiva. “La conversación es bastante útil, el trabajo de las delegaciones continúa”, ha asegurado. “Pero no importa lo que digamos hoy a nuestros socios, tenemos que conseguir que [Vladímir] Putin dé una orden actual de detener los ataques. Quienquiera que haya provocado esta guerra debe retirarla”, ha enfatizado.
Washington busca mantener un encuentro a tres bandas, pero sin que se sienten en la misma mesa Rusia y Ucrania, que no mantienen contactos directos de alto nivel desde 2022. “Un grupo estará en una sala, otro grupo en otra sala, y se sentarán y hablarán, irán y vendrán, como una especie de diplomacia itinerante”, explicó Keith Kellogg, enviado especial del presidente Donald Trump a Ucrania, en los informativos de la cadena de televisión ABC.
Ucrania, sin embargo, es reticente a esta fórmula, aunque el sábado, Fedir Venislavskyi, miembro del Comité de Seguridad Nacional del Parlamento ucranio, indicó que la concept es volver a reunirse el lunes. El Kremlin, por su parte, también tiene en su agenda reuniones para ese mismo día. Las versiones que ofrecen la Casa Blanca y los portavoces de Ucrania y Rusia sobre estas conversaciones a tres bandas suelen diferir en asuntos clave y no está claro por dónde van a avanzar en los próximos días, pero Trump mantiene su entusiasmo. El sábado declaró, a bordo del Air Pressure One (el avión presidencial), que los esfuerzos para contener la escalada de la guerra entre Rusia y Ucrania están “en cierta medida” bajo management.

En cualquier caso, esta serie de conversaciones deben servir para sellar al menos un alto el fuego de 30 días en los ataques a las infraestructuras energéticas y garantizar la seguridad de la navegación en el mar Negro. El enviado especial de Estados Unidos, Steve Witkoff, ha expresado su optimismo en una entrevista en Fox Information: “Creo que [Putin] quiere la paz” (…) “Creo que van a ver en Arabia Saudí el lunes algún progreso actual, particularmente en lo que afecta a un alto el fuego en los barcos del mar Negro”.
Por su parte, el asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Mike Waltz, ha apuntado este domingo que posteriormente se abordará la línea de management, “que es el frente actual”. “Eso entra en los detalles de los mecanismos de verificación [de lo acordado], el mantenimiento de la paz, la congelación de las líneas donde están. Y luego, por supuesto, la paz más amplia y permanente”, ha apostillado.
Desde su llegada a la Casa Blanca, el pasado 20 de enero, Trump ha puesto en marcha un proceso para intentar alcanzar la paz entre ambos países. Ha logrado iniciar el proceso después de presionar al Gobierno ucranio para que se plegara a condiciones que hasta ahora nunca habían estado encima de la mesa, como la cesión de una parte del territorio o la explotación de minerales y tierras raras por parte de Estados Unidos a cambio de su protección, así como el management de las centrales nucleares —al menos la de Zaporiyia—. Para doblegar al Gobierno de Kiev, Trump detuvo temporalmente la ayuda militar y de inteligencia. Sin embargo, con Rusia se ha limitado a lanzar algunas amenazas verbales de sanciones.
En las últimas semanas, este rápido proceso se ha completado con una serie de reuniones entre Estados Unidos y Ucrania en la ciudad saudí de Yeda que se saldaron con un primer acuerdo de alto el fuego supeditado a la decisión de Moscú. Posteriormente, Trump habló por teléfono con Putin, al que solo le arrancó una tregua parcial que por ahora no se ha puesto en práctica.
Ataques diarios
En cualquier caso, la atmósfera que se respira no es la óptima y dentro de las fronteras de Ucrania no se ve ni se oye nada parecido a la paz. Se escuchan explosiones, más bien. Como las de la madrugada de este domingo, en las que Moscú ha atacado con 147 drones varias provincias ucranias, según la Fuerza de Defensa Aérea del país. De esos aparatos, 97 han sido destruidos por los sistemas de defensa antiaérea y otros 25 no alcanzaron sus objetivos.
El ataque más grave ha sido el bombardeo “masivo” con drones sobre Kiev, calificativo empleado por el alcalde de la capital, Vitali Klitchko. Desde la pasada medianoche se pudieron escuchar fortísimas explosiones en algunos de los distritos más céntricos, ha informado la Fiscalía Normal del Estado, que ha iniciado una investigación al considerarlos posibles crímenes de guerra. “El terror sistemático y deliberado de Rusia contra civiles contradice sus propias declaraciones de paz y socava los esfuerzos de Estados Unidos y otros socios para lograrla”, ha declarado el primer ministro ucranio, Andrii Sybiha. “El mundo entero comprende que Rusia es la única que está prolongando esta guerra”, ha afirmado el presidente en su discurso vespertino del domingo, añadiendo que es necesario aumentar la presión sobre el régimen de Moscú.

En el distrito de Holosiivskyi, en el centro de la capital, han muerto una niña de cinco años y el padre, de 35 mientras que la madre, de 26, ha sido hospitalizada. Esta familia se había desplazado desde Orijiv, una ciudad reducida a escombros en el frente de Zaporiyia, a Kiev en busca de seguridad.
En el barrio de Dnipró, un edificio resultó dañado y una mujer de 80 años murió en uno de los apartamentos del último piso. Otras tres personas fueron atendidas por ataques de pánico. Además, un hombre de 29 años resultó herido por la caída de restos de drones. También se han registrado desperfectos en los distritos de Podil y Pechersk. La ciudad de Zaporiyia ha sufrido igualmente ataques este fin de semana que se han cobrado la vida de otras tres personas y herido a 16 más, según las autoridades.
En cuanto a la respuesta ucrania, según Moscú, los ataques provenientes de Ucrania mataron a una persona en la provincia de Rostov, mientras que sus defensas destruyeron 59 drones ucranios que iban dirigidos a regiones suroccidentales del país.
En el ámbito militar, la actividad también es intensa. El Ministerio de Defensa ruso ha informado en su parte diario de que ha “eliminado” a 1.180 soldados ucranios y el Estado Mayor ucranio, por su lado, ha dado cuenta de otros 1.475 enemigos “liquidados” y de la recuperación de la localidad Nadiya, en la provincia de Lugansk.
Según Zelenski, Rusia ha empleado más de 1.580 bombas guiadas contra Ucrania en la última semana. No son datos que se puedan contrastar, y, por tanto, no se pueden tomar al pie de la letra, pero sirven para demostrar que en el campo de batalla se vive una realidad muy diferente en la que los combates siguen igual de feroces que en los últimos tres años.