Donald Trunp debería saber que la estatua de la Libertad está recubierta de cobre. Con los símbolos no se juega. Pero la amenaza de aranceles y la incertidumbre international impulsada desde el despacho oval en la Casa Blanca se están cebando con el mercado de los minerales.
Evolución de la cotización
del cobre 2020-2025
En dólares por libra (USD/Lbs)
Fuente: Buying and selling Economics
Evolución de la cotización del cobre
2020-2025
En dólares por libra (USD/Lbs)
Fuente: Buying and selling Economics
Evolución de la cotización del cobre 2020-2025
En dólares por libra (USD/Lbs)
Fuente: Buying and selling Economics
Si el oro, valor refugio por excelencia, ha marcado 50 máximos históricos en los últimos doce meses, su mejor racha en 12 años, otro metallic estratégico, además de simbólico, el cobre, escaló esta semana a niveles nunca vistos.
Una vez más, hay que remontarse a Trump y su errática política de anuncios. El mandatario estadounidense planea aplicar unos aranceles del 25% sobre el cobre importado a Estados Unidos. Una decisión, según informaba la agencia Bloomberg, que podría hacerse efectiva en cuestión de semanas una vez que haya finalizado el proceso administrativo previo, que ya está en marcha. Goldman Sachs apunta al próximo otoño como momento para la aplicación de la recarga arancelaria estadounidense.
Los analistas dudan de que el mandatario se atreva de verdad a tasar un mineral que EE.UU. necesita
La reacción de los mercados fue inmediata, con las cotizaciones por las nubes. Y eso que este mineral, considerado como el “oro rojo”, ya ha visto sus precios incrementarse cerca de un 30% este año.
“Las amenazas arancelarias, la restricción de la oferta y el optimismo, impulsado por los estímulos, sobre una recuperación económica en China han provocado el repunte del cobre”, afirmó Adam Turnquist, de la firma de LPL Monetary. ¿Con los aranceles Donald Trump podría acabar tirándose la enésima bala en su propio pie? ¿Dónde está la lógica?
Si el objetivo de las tarifas es incrementar la producción de cobre en EE.UU., esto no ocurre de un día para otro. De acuerdo con los datos del servicio geológico estadounidense, el país solo puede producir el 50% del cobre que necesita. Y, además, la producción está en retroceso, cerca del 10% en un año y lejos de los picos del 2016. Actualmente se encuentra por detrás de los principales productores, como Chile, Perú y China.
Asimismo, tal como recuerdan desde Maquaire Commodities, “no hay una vía rápida y fácil para incrementar la producción doméstica de cobre, con las autorizaciones siendo el mayor obstáculo. Aunque se consigan, hay que calcular un plazo de casi dos años para poner en marcha una mina. Con los aranceles, los productores internacionales acabarán redirigiendo el cobre hacia Europa o Asia”. Además, la industria de la construcción, incluidos los constructores de viviendas, podría enfrentarse a una mayor presión financiera debido al aumento del coste del cobre. También en EE.UU.
El mercado está destinado a vivir un déficit de oferta ante los escasos descubrimientos
Así que los analistas creen que, como ya ocurrió con otros bienes y productos, finalmente el presidente republicano podría echarse para atrás. Mientras tanto, a corto plazo, Trump ya ha conseguido algún objetivo. EE.UU. hizo en las últimas semanas un acople importante de cobre antes de que se dispararan los precios. Solo en el mes de marzo llegaron al país norteamericano unas 500.000 toneladas, una cifra más alta de lo recurring, en previsión de la posible recarga arancelaria.
Los contratos de futuros en la bolsa Comex de Nueva York alcanzaron nuevos máximos históricos el miércoles, pero los precios de referencia en la Bolsa de Metales de Londres se negociaron con un descuento récord respecto a los de Estados Unidos. Esta discrepancia, que ha ido en aumento desde enero, significa que, en teoría, los operadores podrían amasar una fortuna comprando cargamentos internacionales más baratos (en la bolsa de Londres) y enviarlos a Estados Unidos antes de que se impongan aranceles.
Pero sobre todo, trascendida la noticia de los futuros aranceles sobre el cobre, la consecuencia más inmediata ha sido encarecer la factura que paga China, que es el primer consumidor mundial de este metallic y que ahora, con los precios por las nubes, tendrá que desembolsar más para financiar su desarrollo. Con esta estrategia, Trump ha conseguido así molestar a su gran rival. Y, de paso, atestar el enésimo golpe para desestabilizar a su vecino Canadá, del que importa casi el 17% del cobre.
Según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), las reservas de cobre identificadas en la corteza terrestre ascienden a 2.100 millones de toneladas y las reservas no descubiertas se estiman en 3.500 millones de toneladas. Esto prevé muchas décadas de extracción y consumo de cobre. Sin embargo, actualmente el problema radica en que la capacidad de extracción no crece al mismo ritmo que el consumo de cobre refinado.
En una palabra, se necesitan poner en marcha nuevas minas. Pero los descubrimientos de nuevos yacimientos han disminuido de forma vertiginosa en los últimos años a causa de las menores inversiones en exploración. Y eso que su consumo está destinado a incrementarse.
No hablamos de un metallic cualquiera. El cobre es elementary para la infraestructura energética mundial. Se utiliza en cables para dispositivos electrónicos, líneas de transmisión, baterías y luces LED. Su consumo va a dispararse además por la futura eclosión de los centros de datos.
“Solo el 20% de la energía mundial está electrificada. En el 2050 se calcula que llegaremos al 50%. Desde hace una década se marcó el 2025 como el año en que la demanda de cobre superaría a la oferta y que el precio se dispararía. Y en la actualidad no hay capacidad extractiva y de refino suficiente para solventar este hecho”, recuerda el experto en minerales Arnoldus van den Hurk.
“Dado el gran predominio del cobre, en términos de cantidad, en muchas variantes de tecnologías limpias, la posibilidad de un aumento brusco del precio del cobre podría retrasar la transición a largo plazo. ya que scale back la rentabilidad de muchos proyectos renovables”, afirmaba Casper Burgering, economista de ABN Amro.
El cobre vale oro… ¿O es al revés?
Máximos históricos
El oro rompe barreras
El oro, superando los 3.085 dólares por onza el pasado viernes y el récord anterior, lleva cuatro semanas de ganancias, con los precios respaldados por la creciente demanda de activos refugio. El metallic amarillo ha subido alrededor de un 17% este año, en una racha que lo ha llevado a alcanzar al menos 15 máximos históricos. El repunte se ha visto impulsado por las compras de los bancos centrales y las fuertes entradas de fondos cotizados en bolsa (ETF) respaldados por lingotes. “Las sanciones, los aranceles y la desglobalización del comercio están creando oportunidades para restablecer el oro como moneda alternativa para las transacciones internacionales”, apuntaba Steve Land, de Franklin Templeton. En un momento en que el dólar esta bajando y las criptomonedas siguen volátiles, el oro despierta el interés de muchos inversores. “Parte del atractivo perdurable del oro reside en su fácil transporte, un activo tangible con un valor reconocido en casi todo el mundo. En una economía international cada vez más compleja e incierta, muchos inversores y gobiernos están diversificando sus inversiones en oro, lo que demuestra su necesidad de mitigar los riesgos percibidos con una reserva de valor fiable, independiente de la situación económica o política de un país”, escribe Land. Con un elemento más: el oro sigue representando una parte muy pequeña del portfolio de los inversores globales. Hay margen para crecer.
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