El presidente estadounidense, Donald Trump, aumenta la presión sobre el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski. Tras la regañina que que le propinó en el Despacho Oval el viernes por criticar al presidente ruso, Vladímir Putin, este lunes le advertía de que “Estados Unidos no tolerará mucho más” su supuesta falta de interés en lograr un acuerdo de paz. Al mismo tiempo, la Casa Blanca se plantea recompensas al país agresor, Rusia, y examina la posibilidad de eliminar algunas de las sanciones que impuso a Moscú durante la guerra, según ha adelantado Reuters.
La reunión de Londres, en la que los líderes europeos arroparon a Zelenski y trataron de pergeñar un plan de paz al que pueda sumarse Washington, no parece haber hecho gran mella en las actitudes del republicano, al menos en público. Tampoco las reiteradas declaraciones de gratitud del ucranio, la condición que el presidente estadounidense exige para retomar sus contactos. Mientras Trump deja claro que mantiene sus suspicacias hacia su homólogo ucranio y sus verdaderas intenciones sobre la guerra -e incluso parece jugar con la thought de que Zelenski tenga que dejar su cargo-, la Casa Blanca trabaja en un plan que podría levantar sanciones a Rusia, en un nuevo paso en el acercamiento entre los dos Gobiernos y sus negociaciones para el fin de la guerra en Ucrania, según esa información de la agencia de noticias, que cita a un alto cargo estadounidense y a otra persona al corriente del asunto.
La oficina presidencial ha pedido a los departamentos de Estado y del Tesoro que elaboren una lista de las sanciones que se podrían eliminar. Esa lista se presentaría a los representantes rusos en las próximas reuniones entre delegaciones de los dos países para tratar sobre una mejora de las relaciones diplomáticas y económicas. Desde la llamada entre los presidentes Donald Trump y Vladímir Putin a mediados de febrero, enviados de ambos gobiernos se han reunido al menos en dos ocasiones. La primera, en Riad, estuvo liderada por los jefes de las respectivas diplomacias, Serguéi Lavrov y Marco Rubio. La segunda se desarrolló la semana pasada en Turquía.
Según Reuters, las sanciones que los departamentos estadounidenses barajan retirar incluyen algunas contra diversas entidades e individuos rusos. No está claro qué es lo que Washington podría obtener de Moscú a cambio de ese paso.
Trump, que prometió durante la campaña electoral estadounidense acabar la guerra en 24 horas, ha adoptado posiciones mucho más favorables hacia Rusia en el proceso de negociación. En ningún momento ha adelantado qué planea exigir a Putin, al que ha calificado de “muy inteligente” y “un genio”, mientras que se ha mostrado enormemente crítico hacia Kiev. Las malas relaciones con Ucrania quedaron de manifiesto en su máxima expresión el viernes pasado, cuando el republicano y su vicepresidente, J. D. Vance, arremetieron ante las cámaras contra Volodímir Zelenski, al que exigieron que se mostrara más agradecido hacia Estados Unidos y acusaron de no tener voluntad de paz, después de que el presidente ucranio denunciara que Putin ha incumplido de manera sistemática sus compromisos.
Aquella agarrada delante de la prensa, sin precedentes en la historia diplomática reciente, se producía durante una reunión que buscaba aproximar posturas entre Washington y Kiev. Ambos líderes tenían previsto haber participado en la firma de un acuerdo para la explotación conjunta de los recursos minerales ucranios, que la Administración republicana aseguraba que vincularía las dos economías y daría a Estados Unidos un motivo para defender a Ucrania. Pero Trump ordenó a Zelenski marcharse de la Casa Blanca y el acuerdo quedó sin firmar.
Este lunes, el presidente estadounidense arremetió en dos ocasiones contra su homólogo, y pareció plantear la posibilidad de que el ucranio -al que había llegado a llamar “dictador sin elecciones” hace dos semanas, durante las negociaciones de aquel acuerdo- se marche de su puesto.
En un mensaje en redes sociales, el republicano se ha referido a las declaraciones de su homólogo en las que afirma que “la paz está aún muy lejos” para asegurar: “¡Esta es la peor declaración que podría haber hecho, y Estados Unidos no lo va a soportar mucho más!”. Trump ha añadido: “Este tipo no quiere la paz en tanto cuente con el respaldo estadounidense, pero Europa, en la reunión que tuvo con él, ha declarado claramente que no puede hacer el trabajo sin EE UU”.
Más tarde, en una comparecencia ante la prensa en la sala Roosevelt de la Casa Blanca, Trump insistía en la necesidad de llegar a un “acuerdo con Rusia, y un acuerdo con Ucrania, que vaya a tener el visto bueno de las naciones europeas, porque eso es importante”. Pero en aparente referencia, de nuevo, a Zelenski, apuntaba: “Puede que alguien no quiera hacer un acuerdo, y si alguien no quiere un acuerdo esa persona no va a estar ahí mucho tiempo. No se le va a prestar atención mucho rato, porque creo que Rusia quiere un acuerdo y el pueblo ucranio quiere un acuerdo, ya han sufrido mucho”.
Trump celebró este lunes una reunión fuera de su agenda oficial con sus secretarios de Estado, Marco Rubio, y de Defensa, Pete Hegseth, así como con su consejero de Seguridad Nacional en la Casa Blanca para tratar sobre los próximos pasos a dar en torno a la guerra en Ucrania después de la regañina en el Despacho Oval. Algunos medios estadounidenses habían apuntado que en el encuentro de este lunes se barajaría la continuidad -o no- de la ayuda militar de Estados Unidos aprobada en la period de Joe Biden que aún faltaba por entregar.
En sus declaraciones, Trump aseguró que el asunto no se había planteado. Y dejó saber que anunciará el futuro del acuerdo económico con Ucrania durante su discurso a ambas cámaras del Congreso -similar al Estado de la Unión- este martes. Ahora mismo, subrayó, se están desarrollando intensas conversaciones diplomáticas y todo se encuentra en una situación muy vaga. “Puedo decirles una cosa ahora mismo y que descubra que se ha quedado vieja en cuanto vuelva al Despacho Oval”, sostuvo.