Hay días en que las noticias que aparecen en los medios de comunicación nos hacen decir, como a Marx (Groucho) y a la Mafalda de Quino: “Que paren el mundo, que me quiero bajar”. Y referidas a la huida hacia atrás de provincias como Zamora: que pare la marcha de la provincia, que nos obliga a emigrar y a bajarnos de este nuestro pequeño mundo.
Del territorio provincial y sus cercanías, que a veces pasan desapercibidas ante los grandísimos acontecimientos mundiales, tres noticias como tres cruces: la primera en la frente, la segunda en la boca y la tercera en el corazón (sin significado religioso, por supuesto).
La primera en la frente: “Iberdrola mantiene Villalcampo al caducar el procedimiento de extinción de la concesión”.
Pese a que hace seis años el Observatorio de Sostenibilidad elaboró un informe para recuperar las concesiones hidroeléctricas en España al acabar los 75 años de concesión a las empresas eléctricas, con el fin de animar a la ciudadanía a reclamar su reversión a la sociedad.
Pese a que muchos ayuntamientos se adhirieran al manifiesto de “femembalses”, y otros se hayan asociado en la red de municipios afectados por embalses, intentando que los municipios no sean olvidados como sucedió a principios del siglo pasado cuando fueron construidas las centrales hidroeléctricas…
Pese a advertir en el año 2022 que la concesión del Salto de Villalcampo caducaba en octubre de 2024 y que había que compensar la deuda histórica con los pueblos inundados por las presas…
Pese a reuniones de pueblos entre ellos y en la Diputación para elaborar esas compensaciones que nunca se acababan de concretar, de la misma manera que la institución tampoco concretaba su ayuda…
Pese a las prórrogas solicitadas por la administración por la complejidad del expediente, que es además el primero de toda España de reversión de una gran central hidroeléctrica…
Ha caducado el expediente de extinción de la concesión a Iberdrola, y el Salto de Villalcampo continuará explotado por la empresa hasta que se reinicie de nuevo el procedimiento para volver a empezar.
Es decir, las eléctricas nos ganan la partida con la primera en la frente: la primera de Zamora y de España.
La segunda en la boca: “Guarido y el despotismo de IU” en un artículo de opinión.
Firmado por un personaje que cambia de partido como de chaqueta o viceversa…
Que no ha sido capaz de defender con dignidad los ataques que se han hecho a un compañero del partido anterior que llegó a ser presidente de la institución cercana ¡tan lejana!, en cuyo gabinete estuvo trabajando…
Que defiende sin pudor a su nuevo partido zamoranista tras haber pasado por ser de un partido nacional del que huyó como hacen las ratas cuando se hundió el barco a nivel nacional, y el que tripulaban con un solo diputado y presidente en la Diputación…
Que en vez de alejarse políticamente de quienes han atacado con dureza y hasta acusado de delitos en Ifeza a ese compañero y desaparecido presidente…
Se dedica a acercarse a los ganadores y acusadores, intentando con sus opiniones desprestigiar al único alcalde que no depende del caciquismo provinciano de la Diputación.
Su desprestigio político y personal por chaqueterismo es la segunda, en la boca, de quien tiene tanto que callar y mucho que aclarar, según los que fueron enemigos políticos a quienes se quiere acercar.
Tal vez apruebe el personal docente, el personal sanitario y el personal de los servicios sociales. Pero para la mayor parte de la vecindad, no están cerca ni son accesibles, porque los servicios privados no pueden mantenerse en lugares desprovistos de servicios públicos. Y la mayor nota es sin duda para aquellos que luchan por mantener los servicios que se cierran en los pueblos, por aumentarlos, por mejorarlos
La tercera, en el corazón: “Los zamoranos podrán poner nota a los servicios que ofrece la Junta”.
Nada que objetar sino celebrar el que los zamoranos puedan poner notas a los servicios que ofrece la Junta o cualquier otra administración, pero…
¿Qué nota pueden poner a su médico y al personal sanitario los vecinos de los pueblos donde no se abre el consultorio? ¿Y al pediatra que no tienen los más pequeños en el centro de salud más cercano? ¿Y al geriatra que no tienen los más mayores? ¿Y al especialista en psicología, en fisioterapia, en logopedia y otras especialidades que no llegan al medio rural? ¿Y a los cuidados paliativos que no existen ni para las personas ni para los pueblos que se mueren?
Tal vez podrá aprobar el contestador automático, si funcionara el teléfono fijo o el móvil.
¿Qué nota se puede poner a las residencias públicas que no existen en los pueblos? ¿Y a los centros de día a los que hay que llegar en autobús? ¿Y a la ayuda a domicilio que no se concede a las personas que no tienen dependencia pero necesitan ayuda para vivir en su casa? ¿Y a los comedores sociales a los que llega la comida a través de un catering?
Tal vez podría aprobar el catering, y el robot para conversar y acompañar la soledad no deseada.
¿Y qué nota poner a la escuela que se cerró? ¿A las largas jornadas de transporte escolar de los pequeños y mayores para llegar a clase? ¿A los centros universitarios a los que no pueden llegar los estudiantes de los pueblos si no es con una beca o el sacrificio de sus padres?
Tal vez apruebe el personal docente, el personal sanitario y el personal de los servicios sociales. Pero para la mayor parte de la vecindad, no están cerca ni son accesibles, porque los servicios privados no pueden mantenerse en lugares desprovistos de servicios públicos. Y la mayor nota es sin duda para aquellos que luchan por mantener los servicios que se cierran en los pueblos, por aumentarlos, por mejorarlos.
La tercera, en el corazón de la gente que acaba bajándose a la fuerza de este nuestro pequeño mundo, y que tiene que emigrar.
Pero se tienen que ir a ese otro mundo de las grandes noticias que hacen que las de Zamora pasen desapercibidas. Y que aunque me llevan a pensar “que paren el mundo, que me quiero bajar” -de Mafalda o de Marx (Groucho)-, también me llevan a resistir como esos zamoranos que dan la vuelta a los carteles de los pueblos como protesta, esas personas que se asocian para seguir luchando por sus pueblos. Y los compañeros y compañeras del mundo que siguen el dicho de Marx (el otro): “Proletarios del mundo, uníos”.
En el mundo y desde Zamora también.
Portavoz de IU en la Diputación
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