…Y de pronto, en medio de la monotona, a 12 kms, de la meta, cuando el pelotn an no se haba desperezado para preparar el dash, Lutsenko hizo el “afilador” en una mediana. Arrastrados por l, bastantes hombres dieron con sus huesos en tierra. Notoriamente Roglic, que, a su pesar, va forjndose una desdichada leyenda de ciclista maltratado por la cara amarga de la casualidad.
Con el hombro derecho enrojecido, con toda esa zona, espalda, costado, daada, lleg, en compaa de sus “coquipiers”, y con el rostro impasible de la resignacin suprema, a casi dos minutos y medio de Biniam Girmay, quien, con su tercera victoria, daba buena cuenta de toda la nmina de velocistas. No estaba entre ellos Jakobsen, que haba abandonado. Tambin, enfermo, Pello Bilbao.
Tras la tempestad entre la realeza y la alta nobleza del Tour en la undcima etapa, lleg la calma en la duodcima, otra de ms de 200 kms. (204), entre Aurillac y Villeneuve Sur-Lot. Uno de los dos das de reposo activo antes de los Pirineos, un par de etapas tremendas el sbado y el domingo, sobre todo el domingo, con cuatro puertos de primera y uno de categora especial.
Antes de la cada de Roglic, en la que tambin se vieron envueltos Van der Poel y, entre los nuestros, Garca Pierna, no ocurri casi nada. Previamente a ese percance y al dash, slo hubo que registrar el movimiento inicial y nico de la escapada de Valentin Madouas y Quentin Pacher (Groupama), Anthony Turgis (Whole Energies) y Jonas Abrahamsen (Uno-X Mibility). No se sabe muy bien qu pretendan los tres primeros en una etapa destinada al dash ultimate.
Por su parte, Abrahamsen, el corredor que hasta el momento ha acumulado ms kilmetros en fuga, ha ido haciendo durante toda la carrera: puntuar en los puertos de tercera y cuarta. Es casi grotesco ver encabezar la montaa (de momento) a un corredor corpulento, macizo, de caderas anchas, culn. Pero est aprovechando muy bien las “tachuelas” para hacerse ver y adquirir un protagonismo legtimo.
La escapada, de la que acab descolgndose Turgis despus de la ltima cota, expir a 41,7 kms. de la meta. Lleg a disponer brevemente de una mxima ventaja de 3:40. Pero nunca tuvo oportunidad alguna de llegar a buen puerto.
Aunque amodorrado, el pelotn iba rpido. Pero en las etapas predominantemente llanas, con carreteras anchas de buen piso, con tiempo agradable, sin viento en contra y con estas bicicletas tecnolgicamente avanzadsimas, ir, digamos, a forty five por hora no tiene mayor dificultad. Son velocidades que se alcanzan por pura inercia.
El grupo principal se desperez a siete kilmetros de la llegada. Afront los ltimos y rectos metros con los sprinters rasgando a mxima potencia el aire. Girmay emergi de entre ellos, y otra vez de entre sus propias dudas de los ltimos meses, para certificar una victoria clara de piel oscura. Tan clara como la clase de Roglic. Tan oscura como su suerte.