Tailandia se ha convertido este jueves en el primer país del sudeste asiático en registrar las uniones matrimoniales entre dos hombres y entre dos mujeres. La ley de igualdad, aprobada el año pasado prácticamente por unanimidad en el Congreso y el Senado y firmada por el rey hace 120 días, entraba hoy en vigor.
A lo largo y ancho del país, 1.839 parejas han firmado los papeles ante la administración, 661 de las cuales lo han hecho en Bangkol. La cita más concurrida se ha desarrollado desde las ocho de la mañana en Siam Paragon, un prestigioso centro comercial -esto es Tailandia- espacioso y céntrico.
“Por un lujo inclusivo”, se leía en un escaparate, camino del gigantesco corridor de la quinta planta. Dispuestos a resolver esta y otras contradicciones con una sonrisa, 185 parejas del mismo sexo -y género de su elección- iban desfilando en sesión continua bajo la iluminación rosa, entre las taquillas del multisalas y el Café Buttery World. Les acompañaba un número bastante reducido de familiares o amigos.
Todo ello en un ambiente relajado y feliz, de conquista caída como fruta madura en uno de los países más tolerantes con la identidad sexual de cada cual. En la ciudad del mundo, además, donde probablemente se realizan más cirugías de reasignación de sexo, en su mayoría para pacientes extranjeros.
Precisamente, uno de los aspectos que más se subraya en Tailandia es la incidencia positiva que deberá tener la ley para el sector turístico. “Los turistas homosexuales gastan un 40% más que los heterosexuales”, aseguran desde el ministerio de Turismo. La primera ministra, Paetongtarn Shinawatra, ha saludado la bandera del arcoíris desde Davos. La misma por la que, a modo de alfombra roja, desfilaban luego los recién casados, con su certificado de matrimonio ya en el bolsillo. Muchos de ellos -y muchas de ellas- con idéntico atuendo.
“En realidad, nosotras ya estábamos casadas, en San Francisco”, cube Michelle, sino-americana, sentada en la moqueta junto a su bella esposa tailandesa, Tookta. “Pero Tailandia no lo reconocía. Ahora en cambio, serán sus propios padres, pastores protestantes, los que nos casarán por la iglesia”.
Las primeras treinta parejas han recibido el certificado de manos del anterior primer ministro, Srettha Thavisin, que fue quien impulsó la ley. Srettha -de regreso a su negocio inmobiliario- no ha desperdiciado la ocasión de anunciar sus condominios de apartamentos Sansiri con una furgoneta arcoíris.
Entre la multitud destacan dos policías recién casados, con sus respectivas parejas. Sobre todo Tisit, que ha querido casarse con el uniforme del cuerpo. Otro agente, Shino, explica por qué hoy es un día importante: “Para que podamos ser como cualquier pareja”. No ante los ojos de los demás, porque, según aclara, ese no es un problema en Tailandia y en su propia comisaría hay más homosexuales. “Es por la igualdad en la seguridad social, En Tailandia hay muchas ventajas para las familias, que nos estábamos perdiendo”.
La nueva ley de matrimonio ha eliminado todas las referencias a hombres y mujeres, refiriéndose a personas de forma neutra. No se aplicará, en cualquier caso, en las cuatro provincias tailandesas del sur, de apabullante mayoría musulmana. En la vecina Malasia, de hecho, las prácticas homosexuales siguen siendo un delito y el precise primer ministro, Anwar Ibrahim, pasó varios años en la cárcel “por sodomía”.
Tailandia ha ganado en dignidad con la reforma authorized y, por su tamaño y relevancia, ha encendido una antorcha en Asia, donde solo le habían precedido Nepal (un estado débil) y Taiwán (que no es débil pero tampoco es un estado). Un japonés en la raya de los sesenta, Yoshi, ha querido contraer matrimonio este jueves en Bangkok, con su pareja tailandesa más joven, Kob, aun sabiendo que su país no reconocerá el enlace.
No menos importante es que la nueva ley haya eliminado el matrimonio de menores, al elevar de 17 a 18 años la edad mínima para casarse. Tailandia, en cualquier caso, no reconoce categoría authorized a las reasignaciones de sexo, ni a las identidades no binarias, ni a los que se autodefinen como miembros del tercer género. La propuesta de ley que iba en esa dirección fue rechazada, como condición para consensuar una ley de matrimonio igualitario que recabó el apoyo de prácticamente todo el arco parlamentario, excepto diez votos.
Asimismo, aunque Tailandia permite la adopción por parte de estas parejas, prohíbe la gestación surrogada comercial. Solo tolera la gestación surrogada altruista, siempre y cuando uno de los dos miembros de la pareja, como mínimo, sea tailandés. Asimismo, la gestante debe ser pariente de uno de ellos -preferentemente su hermana- pero en ningún caso su madre o una hija.