Hace dos años Riccardo Staglianò publicó Gigacapitlistas (Altamarea ediciones), un ensayo en el que profetizaba, antes de la vuelta a la Casa Blanca de Donald Trump o de que Elon Musk comprara Twitter, que las tecnológicas de Silicon Valley podrían ser una amenaza para la democracia. Hoy parece que su profecía no eran tan descabellada. Aviso para navegantes: acaba de salir otro libro suyo –en Italia– que parece casi la segunda parte del anterior. El título es elocuente: Han ganado los ricos .
¿Las tecnológicas mueven los hilos del poder?
No me esperaba que Elon Musk se convertiría en el presidente en la sombra de Estados Unidos, una especie de tremendous titiritero de la administración Trump II, digámoslo así. Cuando me puse a investigar el tema en 2021 no period obvio hacer pasar la thought de que individuos singulares valieran tanto como naciones y que tuvieran más poder que los estados. El problema no es tanto la concentración de dinero, sino que esa concentración de dinero se convierte en poder. Como en el caso de Musk, que ya ha pasado a la historia al ser la primera entidad no estatal en llegar al espacio, después de Estados Unidos, la Unión Soviética y China.
Para quien tiene en mente la facturación, ser amigo de la política es una gran ventaja y un issue de éxito”
¿Ser rico es una culpa?
No es un problema de envidia social. Pero tengo un problema cuando la riqueza se convierte en poder y ese poder se usa para beneficiarte a ti mismo en detrimento de todos los demás.
Musk, Zuckerberg, Gates, Bezos. ¿Qué tienen en común, aparte del dinero?
De esta cuadrilla, Musk al principio period el único que no había hecho ese dinero ni había acumulado ese poder con una plataforma digital. Porque en ese momento period esencialmente el dueño de Tesla y SpaceX. Pero ahora, al haberse hecho con X, una de las principales plazas de conversación del mundo donde las personas se fortifican en sus opiniones y amplifican sus propios prejuicios, él tiene 260 millones de seguidores. EE.UU. tiene 350 millones de habitantes. Desde el punto de vista de la audiencia, vale mucho más que las televisiones o los periódicos. Cuando se daban estas situaciones en el tiempo, había torpes intentos por parte de las administraciones para poner límites con leyes contra esta concentración. Pero en este ámbito me parece que estamos en el Lejano Oeste. Con Trump será aún más salvaje.
¿No es contradictorio que los empresarios se hayan convertido en activistas?
Yo no lo veo como una contradicción, sino que siguen las lógicas del mercado, haciendo solo una pequeña desviación. Porque para quien tiene en mente esencialmente su facturación, ser amigo del poder es una gran ventaja, es un gran issue de éxito con un presidente tan impredecible, caprichoso y vengativo como Trump. Así, Jeff Bezos, por primera vez en la gloriosa historia del Washington Publish, ha evitado el respaldo explícito para Kamala Harris, porque… nunca se sabe. En la primera administración Trump, Bezos pasó como una especie de sincero demócrata que se oponía al trumpismo. Por ello pagó un precio que es ridículo en comparación con su patrimonio, pero que fue significativo: cuando hubo que adjudicar un gran contrato para el Pentágono que se llamaba Jedi, en principio lo ganó Amazon. Pero Trump lo impugnó, hicieron una especie de apelación y el mismo contrato fue compartido finalmente con Microsoft. Bezos ha entendido que period mejor tener un amigo en la Casa Blanca. El segundo caso, el de Mark Zuckerberg, que en una entrevista al activista Joe Rogan parecía estar compitiendo con todos sobre quién period más trumpista, se ha dado cuenta de que Musk ya es inalcanzable, porque se ha convertido en el brazo derecho del nuevo presidente. Recuerdo que en el pasado, Zuckerberg incluso había censurado y expulsado de Fb a Trump por un tiempo, después de los hechos del 6 de enero de 2021.
La voltereta de Jeff Bezos y Mark Zuckerberg con la ideología de Trump es muy decepcionante”
“Estos son mis principios y si no te gustan, tengo otros”, decía Groucho Marx.
Estos empresarios son todos gatitos temerosos, gatitos que sin embargo tienen patrimonios que rondan los 250.000 millones de dólares. Yo entiendo a las personas que, en grave dificultad, hacen cosas muy atrevidas para sobrevivir. Si tienes dos hijos, no tienes trabajo y de repente cambias de thought sobre tu antiguo jefe que te caía mal, se pueden dar estas volteretas. Pero que estos individuos, con la vida resuelta para las próximas generaciones, tengan esta necesidad imperiosa de, digamos, lamer las botas del nuevo hombre poderoso me parece sinceramente muy, muy decepcionante. Tal vez en el caso de Musk hago una excepción, porque creo que hay una especie de extraña, loca, consonancia ideológica entre él y Trump.
¿En qué sentido?
Musk nace como un libertario, digamos así, esta tradición americana según la cual cuanto más pequeño es el Estado, mejor, y en esto va bastante de acuerdo con Trump. Salvo luego, estar en primera fila para recibir las ayudas del Estado. En el primer trimestre del 2021, la mayor parte del dinero de sus empresas provenía de los créditos verdes que había recibido del gobierno de California. Y sin embargo, tras embolsarse 500 millones de dólares, al día siguiente traslada la sede authorized de su empresa a Texas porque allí ni siquiera paga impuestos. Si tú dices que el Estado es una mierda, el Estado es una mierda siempre, no solo cuando viene a pedirte impuestos –que no pagas–, sino también cuando ingresas su dinero en tus bolsillos. En el caso de Zuckerberg y Bezos, creo que su reciente proximidad con Trump es peor, solo es por oportunismo. En cambio, Invoice Gates es el único que ha mantenido un perfil bajo y ha admitido haber financiado a Kamala Harris, pero él ya no tiene papeles ejecutivos en Microsoft. En Estados Unidos el fenómeno de subirse al carro del vencedor ha llegado a niveles inquietantes.
Pero el movimiento reaccionario es standard no sólo en Estados Unidos.
El nivel de desigualdad entre lo que ganan los más ricos y lo que ganan los más pobres nunca ha sido tan alto en la historia contemporánea. Hay que remontarse a 1929 y la República de Weimar. ¿Cómo es que los electores no se han dado cuenta y han premiado en las urnas a un multimillonario como Trump? Porque él ha sabido hablar a los mecánicos de Detroit, a los trabajadores siderúrgicos de Winsconsin… Ha empatizado con su dolor. Ha sido listo en reconocer el problema. Y en situar a los demócratas como los responsables de la Gran Recesión del 2007, tras acusarles de haber vendido el país a China. Miremos el caso de Italia, donde ahora gobierna la extrema derecha. Allí los salarios medios reales han retrocedido un 3% en 30 años, según la OCDE. Mientras, la ‘izquierda-caviar’ gana las elecciones en el centro de Milán, donde los inmuebles valen 10.000 euros por m2.
Si Musk llega a Europa y trata de vender su purple de satélites Starlink, ¿qué se debería hacer? ¿Aceptar?
Hay que ser realistas. Poner en marcha una purple europea de satélites puede tardar años todavía. Yo haría un contrato puente con cláusulas de protección, bajo pena de multas elevadas, durante un período de transición. Usando una metáfora, los europeos podemos esperar a encontrar el mejor médico, pero si el paciente se muere…
¿De dónde sacará el dinero la UE para defender su autonomía?
Hay que hacer como en España o en Noruega. Introducir un impuesto de patrimonio a los ultrarricos en varios países europeos.
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