Desde el 2018 hasta ahora no se han producido avances significativos en cuanto a la paridad en las empresas. Esto se desprende de La encuesta sobre igualdad de género en las empresas realizada por la Cambra de Comerç de Barcelona, donde se analiza la presencia de mujeres en lugares de responsabilidad y la evolución de su presencia en los diferentes sectores, la implementación de políticas de igualdad y la percepción sobre la discriminación en estas.
Y las conclusiones no son buenas. Ninguna empresa cotizada cumple el marco authorized que propone tener, como mínimo, un 40% de presencia de mujeres en los consejos de administración. Pero no solo esto. Ninguna dimensión empresarial cumple. La hostelería es el único sector que se acerca, con un 35,6% de mujeres en cargos decisivos. En los sectores de comercio e industria, el crecimiento ha estado mínimo, mientras que en los sectores de servicios y construcción ha disminuido.
“En los últimos 10 años la evolución ha sido ridícula. El marco normativo no los obliga y entonces no lo hacen”, comenta Laura Llinàs, de la Cambra. Hace referencia a las directivas existentes, que simplemente se basan en “recomendaciones”. Ahora bien, a partir del 2026 entrará en vigor la ley que obligará las corporaciones cotizadas y las empresas consideradas de interés público a llegar al 40% de presencia de mujeres en sus consejos de administración. Si no, se aplicarán sanciones de manera gradual hasta junio del 2029.
El informe también especifica datos sobre la implementación de políticas de igualdad en las empresas. Y en este caso, la mejora es notable. De las nueve políticas de igualdad comparables, todas han aumentado en su aplicación. Las que más, el protocolo de acoso, que en el 2018 solo existía en el 23,7% de las empresas y ahora la cifra es próxima al 75%.
Solo si existe un marco normativo que obliga a las empresas a avanzar en materia de igualdad, los cambios se producen
También ha aumentado mucho la implementación de los planes de igualdad (del 46% al 74%) y las formaciones para los trabajadores y trabajadoras en materia de igualdad (del 36% al 58%). Estas tres políticas están sustentadas por un marco normativo que obliga las empresas a incluirlas. “Nadie se plantea no hacer un plan de prevención de riesgos laborales, ¿verdad? Pues esto es el mismo. Obligatorio”, afirma Laura, recalcando la importancia de generar leyes que obliguen a las empresas a actuar.
Por el contrario, las dos políticas menos implementadas son el fomento del teletrabajo y la aplicación del horario laboral europeo. Tània Verge, catedrática de Política y Género de la UPF, explica las consecuencias de no aplicar estas medidas: “Debido a los roles sociales de género, la sociedad todavía les atribuye las tareas domésticas y de curas. La consecuencia de esta doble jornada de las mujeres es el malabarismo temporal y más pobreza de tiempo que los hombres”.
Políticas de igualdad
Un 12% de las empresas aún no tienen implementado un plan de igualdad
Un dato a destacar es que un 12% de empresas todavía no tienen un plan de igualdad. Llinàs lo relaciona con la dificultad de llevar a cabo la negociación colectiva para elaborarlos -se tiene que negociar con los sindicatos y es un proceso que, como mínimo, dura un año-, aunque avisa que, siendo un proceso complejo, es esencial hacerlo despacio y con calidad. “Prefiero que aumenten de manera paulatina, pero que se hagan bien”.
En el último apartado del estudio se presentan datos sobre la percepción de la discriminación en los puestos de trabajo. Más del 40% de las empresas creen que no existe discriminación hacia las mujeres, a pesar de que los datos no dicen el mismo, mientras que solo el 20,4% cree que sí. Además, el 36% de los establecimientos creen que las mujeres están suficientemente representadas en los puestos estratégicos de las corporaciones, mientras que solo un 24% cree que no. Se observa una diferencia entre la percepción y la realidad. “No solo en las empresas, sino que en el conjunto de la sociedad, predomina la percepción de que ya se ha alcanzado la igualdad o incluso que se ha ido demasiado lejos”, comenta Verge. “Es necesario que se socialicen estos datos dentro de las empresas y que los procesos de elaboración de los planes de igualdad sean participativos, para que todo el mundo tome consciencia”, añade.
“En sectores o empresas más masculinizados, la mujer a menudo debe construir liderazgos basados en el consenso o la cooperación para ganar legitimidad o para vencer resistencias”, señala Verge
A la pregunta de si las mujeres tienen un estilo de liderazgo más colaborativo y participativo, el 31% cree que sí, el 17% que no, y el resto cree que es igual. “Debido a la socialización de género, se tiende a educar más a las mujeres en valores como la cooperación y la empatía y a los hombres se los incentiva más a la competitividad”, comenta la catedrática, que añade que la penalización que reciben las mujeres si no son asertivas es mayor, a causa de los estereotipos y las exigencias del entorno.
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