El estreno de la película Sorda, que retrata con sensibilidad las aristas de cualquier persona con discapacidad en un momento determinante de su vida, también ha dejado en evidencia los fallos más básicos en materia de inclusión. Vivo desde hace años con una madre con hipoacusia bilateral severa. Algo tan sencillo como ofrecer subtítulos de calidad sigue estando relegado en lo audiovisual. A veces ni siquiera hay subtítulos cuando ¡sería tan fácil cuidar esos detalles! He aprendido mucho conviviendo con la discapacidad de mi madre. Sobre todo, he entendido la frustración y la invisibilidad que genera la pérdida de un sentido. Pero no hace falta vivirlo de cerca para empezar a cambiar ciertas cosas. Solo hace falta un poco de voluntad y un poco de esfuerzo.