“Queremos seguir como hasta ahora, cada uno con sus tierras y pudiendo disponer de ellas cuando queramos y como queramos. Así ha sido siempre y tiene que seguir siendo en un futuro”. Amparo Santiago, una olivarera de Porcuna (Jaén), sintetiza de esta manera lo que ella considera el sentir generalizado de toda una comarca en defensa de su olivar, el que han venido cultivando desde tiempos inmemoriales un buen número de generaciones.
Las provincias de Jaén, Córdoba, Granada, Sevilla y Málaga, que suman en conjunto 180 millones de olivos, han visto truncado su sueño de ver el Paisaje del Olivar de Andalucía declarado Patrimonio Mundial de la Unesco tras la retirada del expediente que iba a ser evaluado en la asamblea de 2025. Y todo por la oposición mostrada por 8.500 agricultores que han firmado en contra de una declaración que, según dicen, cuestiona el derecho de propiedad de sus olivos. “La palabra lo cube: si es de la humanidad, deja de ser nuestro”, ha remarcado Antonio Casado, otro oleicultor crítico.
La candidatura “Paisajes del Olivar en Andalucía. Historia milenaria de un mar de olivos” ponía el foco en un bosque humanizado que configura un paisaje único que proporciona vida y cultura y que, de alguna manera, marca la personalidad de este territorio desde tiempos remotos, de tal manera que la historia de Andalucía se encuentra inexorablemente ligada a este árbol, emblema también de la cultura mediterránea. En el expediente de 443 páginas se hacía un recorrido por la historia milenaria del olivo, desde su introducción por los fenicios a la época contemporánea, con el apogeo del olivar tradicional.
El expediente, que se acaba de retirar, identificaba 14 zonas de paisaje cultural, con un whole de 13.489 hectáreas de las cinco provincias olivareras. Casi la mitad de esa superficie que se iba a proteger se localiza en la campiña jiennense, entre los municipios de Porcuna, Lopera y Arjona, que es de donde han surgido las voces más críticas. “Hay muchas limitaciones para los cultivos y no se establecen compensaciones, yo como alcalde debo estar al lado de mis vecinos”, asegura Miguel Moreno, regidor de Porcuna y propietario de 20 hectáreas de olivar.
Moreno, que sostiene que la tramitación del expediente ha supuesto un “sin vivir” para él y su familia, asegura, no obstante, que en este contencioso “no hay ganadores ni vencidos” y cree que la candidatura podría reformularse de nuevo sacando del expediente los olivos de esta comarca. También cree necesario otorgar ayudas compensatorias de la Política Agraria Común (PAC) a las fincas que llegasen a tener esa protección de la Unesco.
Protección y actividad económica
El expediente empezó a tramitarse hace década, auspiciado por las fundaciones Juan Ramón Guillén y Savia e impulsado desde la Diputación de Jaén, que logró sumar a la causa al resto de diputaciones y universidades de las cinco provincias implicadas y también a la Junta de Andalucía. “Hay que encontrar un binomio en el que la actividad económica no se vea dañada por reconocimientos de este tipo, y si este binomio no está claro, nosotros respetamos la decisión adoptada”, ha indicado el portavoz del Gobierno andaluz, Ramón Fernández-Pacheco, tras calificar de “ilusionante” la aspiración de los olivareros andaluces.
El papel de la Junta andaluza en esta protección ahora frustrada no es algo baladí. Según se explica en el documento, las competencias de protección descansan en la Ley de Patrimonio Histórico Andaluz, en cuyo marco se halla el Catálogo Common del Patrimonio Histórico Andaluz. “La inscripción de elementos patrimoniales singulares del Paisaje del Olivar, les otorga la máxima protección y tutela que prevé la ley”, se apunta en el expediente.
Por su parte, Bartomeu Deya, miembro de ICOMOS, el Comité de Paisajes Culturales de la Unesco, ha destacado la “oportunidad para los productos que se generan” en los territorios declarados como Patrimonio Mundial “dado que refuerzan su imagen y ayudan a su venta”.
Un ‘escudo additional’
“Este reconocimiento como Patrimonio Mundial es un escudo additional, dado que a la calidad que ya se le supone a productos como el aceite de oliva se añade esta imagen que en teoría atraerá aún más al mercado”, ha indicado Deya, que fue también director del Consorcio Serra Tramuntana de Mallorca. Aunque el Paisaje Cultural de la Serra Tramuntana, que fue inscrito en 2011, también tiene sus detractores. Asaja ha denunciado que en la última década se han perdido una de cada cinco explotaciones agrarias en la zona.
No opinan lo mismo los empresarios del sector turístico, toda vez que el llamado oleoturismo, un segmento vinculado a los paisajes del olivar y a la cultura del aceite de oliva, ha experimentado un notable incremento en los últimos años. La plataforma de alojamientos turísticos Airbnb ha dado a conocer un informe sobre el impacto del oleoturismo en Andalucía, destacando los ingresos de más de 5,7 millones de euros generados en 2023, con un gasto whole de los huéspedes de 31,6 millones de euros y una media de 2.300 euros al año por visitante. Además, la duración de estos viajes, de algo más de cuatro días, está por encima de la media de otros destinos turísticos.
Con todo, todavía hay algunos promotores que se resisten a tirar la toalla definitivamente. “Nosotros vamos a seguir dando la batalla porque creemos que es una oportunidad que Andalucía y su paisaje del olivar, único y milenario, no se pueden permitir el lujo de perder; si hay que empezar de cero con otras fincas incluidas en el expediente, pues vamos a ello”, ha comentado el veterano activista del medio rural Paco Casero, presidente de la Fundación Savia por el compromiso y los valores.
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