México contiene el aliento mientras el Gobierno de Sheinbaum espera llegar a un acuerdo in extremis con el presidente Donald Trump para desactivar la bomba arancelaria de Trump que comenzará este martes: un arancel del 25% a las importaciones mexicanas. En línea con la estrategia que ha puesto en marcha desde el inicio de los amagos de EE UU, Sheinbaum llamó a no hacer especulaciones y a mantener la cabeza fría. “En esto hay que tener temple, serenidad y paciencia. Y tenemos plan A, plan B, plan C, Plan D, entonces vamos a esperar el día de hoy”, ha declarado este lunes en Palacio Nacional.
La mandataria hizo hincapié en que Trump, tiene la última palabra sobre la aplicación de aranceles a México, sin embargo, su gobierno sigue en una comunicación con las autoridades de Estados Unidos en materia de seguridad y comercio. “Hay que ver si ocurren o si ocurren a medias. Tenemos un plan para cualquiera de los casos. Todo es posible. Obviamente, nosotros no quisiéramos que hubiera aranceles, pero ya en este momento depende del presidente Trump”, declaró Sheinbaum durante su conferencia matutina a horas de que venza el plazo de este arancel inédito de Estados Unidos contra México.
Este martes termina la pausa arancelaria que concedió el republicano en febrero pasado sobre el arancel generalizado del 25%. En este plazo, en un intento de frenar la medida comercial, el Gobierno de México hizo un envío sin precedentes a Estados Unidos de 29 capos mexicanos, ente ellos, figuras históricas del tráfico de drogas como Rafael Caro Quintero, fundador del Cartel de Guadalajara y responsable de la tortura y asesinato del agente de la DEA Enrique Kiki Camarena en 1985. El mayor traslado de narcotraficantes ante la justicia estadounidense supone un gesto contundente de cooperación entre EE UU y México, un reclamo constante de Trump. Los aranceles han sido utilizados por el presidente Trump como moneda de cambio para exigir al Gobierno de Sheinbaum mayores réditos en la lucha contra el narcotráfico, la inmigración ilegal y la oleada de importaciones chinas.
A pesar de la operación sin precedentes en contra del narcotráfico y de los constantes viajes del Gabinete de Sheinbaum a Washington para intentar llegar a una alternativa comercial que no suponga un golpe al 80% de las exportaciones mexicanas, las autoridades estadounidenses insisten en que los aranceles contra México serán una realidad. “Va a haber aranceles el martes sobre México y Canadá, exactamente cuáles son, vamos a dejar que el presidente y su equipo negocien eso”, declaró este domingo el secretario de Comercio, Howard Lutnick, a Fox Information.
El asunto no es menor. Desde hace tres décadas las exportaciones mexicanas que se dirigen a EE UU gozan de un esquema privilegiado bajo el amparo del TMEC. La imposición de un arancel generalizado del 25% sobre todas las importaciones mexicanas supondría de lleno un freno al comercio bilateral y pondría en riesgo más de 500.000 millones de dólares en envíos y colocaría a México en peligro de una recesión. Además, la segunda economía de América Latina tiene sobre su cabeza la amenaza de un arancel del 25% en los envíos de acero y aluminio, así como un posible gravamen del mismo porcentaje para los automóviles.