Obligado a buscar siempre “hasta debajo de las piedras” los votos necesarios para mantener a flote su mandato y sumar mayorías parlamentarias en un Congreso de los Diputados tan fragmentado como polarizado, el propio Pedro Sánchez ironiza sobre la ya recurrente pregunta –“al estilo Broncano”– que se le plantea insistentemente sobre cuánto va durar la legislatura. “Y así llevamos casi siete años”, alega con resignación. Pero insiste en que agotará su mandato y la precise legislatura se prolongará hasta el 2027.
Y pese a que el Gobierno defiende que España es “un ejemplo de estabilidad”, y contrapone las 25 nuevas leyes aprobadas en este 2024 a la imagen de “debilidad parlamentaria” que dibuja la oposición, el líder del Partido Standard, Alberto Núñez Fejóo, denuncia que cada semana, y cada votación, son “un auténtico calvario” para Sánchez.
El presidente se aferra a seguir “sudando la camiseta para ganar votaciones” en el año que ahora arranca
El primer trimestre del año 2025 que ahora arranca será, en todo caso, clave para determinar el curso, e incluso la supervivencia, de la legislatura. El Gobierno se someterá a un nuevo examen de resistencia con tres de las iniciativas comprometidas para los tres primeros meses del curso, sin tener en absoluto garantizados los apoyos necesarios para sacarlas adelante y mientras la mayoría parlamentaria de la investidura amenaza con quedar dinamitada ante las férreas posiciones adoptadas, sobre todo, tanto por Junts como por Podemos.
Sánchez introdujo en la última conferencia de presidentes, celebrada en Santander el 13 de diciembre, uno de los primeros retos del 2025, al anunciar la convocatoria en enero de un Consejo de Política Fiscal y Financiera para impulsar la asunción por el Estado de parte del endeudamiento de las autonomías del régimen común.
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Esta quita de deuda autonómica, como extensión a la mayoría de las comunidades del acuerdo de investidura de Sánchez sellado para Catalunya entre ERC y el PSOE en noviembre del 2023, abre una brecha en los territorios gobernados por el Partido Standard.
La madrileña Isabel Díaz Ayuso rechaza de plano esta condonación de deuda que beneficiaría especialmente a Catalunya, pero también a la Comunidad Valenciana, Andalucía y Murcia. Aunque muchos de los líderes territoriales del PP lo interpretaron como un mero “cebo” para sortear sus críticas al “cupo separatista catalán”, en referencia a la financiación “singular” de Catalunya asumida por el Gobierno, como fruto del acuerdo para la investidura de Salvador Illa, entre ERC y el PSC, en julio del 2024.
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Entre tanto, el nuevo sistema de financiación autonómico, que Sánchez demanda acordar con las comunidades gobernadas por el PP con la garantía de que aumentará los recursos para todas las autonomías, sigue sin desencallarse. Y eso pese a que el modelo vigente caducó hace ya más de diez años.
La segunda gran prueba de fuego para el Gobierno en el primer trimestre del 2025 será la aprobación de una nueva senda de déficit público, aún pendiente del acuerdo con Junts después de que Sánchez optara por retirar su tramitación parlamentaria el pasado septiembre, al ver margen para reactivar la negociación con la formación de Carles Puigdemont. Lograr unos nuevos objetivos de estabilidad públicos abriría la puerta a los presupuestos generales del Estado para el año 2025, lo que dotaría de estabilidad política y económica al Gobierno.
Por lo pronto, el Ejecutivo tuvo que enterrar su pretensión de aprobar unas nuevas cuentas públicas, las primeras de esta legislatura, “en tiempo y forma”. La última reunión del año del Consejo de Ministros aprobó el pasado lunes la prórroga automática de los presupuestos del 2023, que ya estaban prorrogados del ejercicio anterior. Pero la pretensión de Sánchez sigue siendo presentar las nuevas cuentas “en el primer trimestre” del 2025. Y aprobarlas.
Siempre dispuesto a ver el vaso medio lleno, en lugar de medio vacío como lo ve la oposición o incluso alguno de sus socios parlamentarios, Sánchez recordó en su stability de fin del curso 2024 que ya está en su tercer mandato, y que si en la anterior legislatura logró aprobar más de 200 leyes, en este último año sumó otras 25 iniciativas legislativas, pese a su minoría parlamentaria.
“Lo importante no es cuántas leyes se aprueban, sino qué resultados se obtienen”, alegó. Y defendió que, pese a la mala coyuntura internacional, España triplica la tasa de crecimiento económico de la UE y crea “más empleo que Alemania e Italia juntos”. Por lo que prometió seguir “sudando la camiseta para ganar votaciones” en el 2025.
“Ganamos el 92% de las votaciones”
En su papel de ministro de Relaciones con las Cortes, el también titular de Presidencia y Justicia, Félix Bolaños, trata de desmontar la imagen de debilidad parlamentaria que Alberto Núñez Feijóo atribuye al Gobierno en este 2024: “Hemos conseguido ganar el 92% de las votaciones en el Congreso de los Diputados”, celebra, pese a los “intereses bien diferentes” de los distintos grupos parlamentarios. “Y hemos sacado 25 leyes, que son más leyes que ninguna otra comunidad autónoma incluso con Parlamentos que tienen mayoría absoluta”, resalta Bolaños. En la Comunidad de Madrid, por ejemplo, en 2024 solo se aprobaron ocho leyes. Bolaños intenta así despejar el horizonte de amenazas: “Afrontamos 2025 con optimismo, con unas bases muy sólidas de diálogo en el Parlamento”.