“No puede haber sucesor. Habrá otros, pero Raphael solo hay uno”, sentencia Rafael Martos Sánchez (Linares, Jaén, 81 años). No le falta razón. Raphael lleva más de 60 años cantando, pero se resiste a jubilarse. Se queja de que tiene poco tiempo para descansar, pero ni piensa en retirarse. “¿Qué coño quieres que haga en mi casa? ¿Me quedo viendo la tele? ¿O voy a ver cómo juega Nadal? Eso tampoco porque él sí ya se ha retirado”, cube el artista, soltando una risa victoriosa. “Prometo solemnemente que no voy a hacer el ridículo. Mientras esté en perfectas condiciones, voy a seguir porque me lo paso muy bien. Disfruto y hago disfrutar a la gente”, añade en conversación con EL PAÍS.
El eterno Raphael continúa su eterna gira, Tour Victoria, y este viernes lanza su octogésimo sexto disco, Ayer… Aún, grabado en París, un homenaje a la canción francesa y a sus grandes ídolos: Piaf, Aznavour, Bécaud, Brel… ¿Cómo se va a quedar en su casa cuando tiene la agenda llena hasta fin de año? Este fin de semana volverá a su Linares natal para grabar su clásico ‘El Tamborilero’ junto cientos de músicos de su tierra, y en diciembre será investido physician ‘honoris causa’ por la Universidad de Jaén. El broche de oro de este año serán dos grandes conciertos en el WiZink Heart de Madrid.
Pregunta. Su nuevo disco comienza con Que nadie sepa mi sufrir, canción que popularizó Édith Piaf en los 50. ¿Cuál ha sido su mayor sufrimiento?
Respuesta. [Largo silencio] Te iba a decir el hecho de haber sido trasplantado, pero eso sería injusto. No es verdad. Eso ha sido para mí la oportunidad de poder seguir viviendo mucho mejor que antes y de disfrutar de las cosas mucho mejor que antes. Una cosa que period muy dramática se convirtió en una gran oportunidad.
P. También interpreta una versión de Lo importante es la rosa, de Gilbert Bécaud, un canto a las cosas simples. ¿Qué es lo importante para usted?
R. ¿Aparte de la rosa? [silencio] Es importante poder hacer lo que quieres hacer, que te dejen hacer lo que tú quieres hacer. Si encima sale bien, ya es como ganarse el premio de la lotería. Lo importante para mí es que las cosas marchen y tener también una familia soñada… que las cosas también marchen para ellos.
P. Ve la vida en rosa, como Piaf.
R. No. La vida en rosa no es verdad. La vida tiene muchas complicaciones. A veces es rosa, a veces es gris y a veces es noir, muy noir.
P. En el tema que da nombre a su disco, Ayer, aún, Aznavour cantaba: “Yo pienso que no supe aprovechar el tiempo…”. ¿Piensa mucho en el pasado?
R. No. Yo sufro de un exceso de positivismo porque he conseguido siempre lo que me he propuesto. Siempre. Y las cosas malas que he tenido las he convertido en buenas.
P. Pero el mundo está muy convulso. ¿Sigue siendo positivo?
R. En eso soy inútil. ¿Qué puedo aportar yo? Nada.
P. También ha incluido una versión de Nathalie, un guiño a su mujer, Natalia [Figueroa]. ¿Qué sería de Raphael sin Natalia?
R. No quiero ni pensarlo. No me he puesto nunca en esa situación. Mejor las cosas como están, siempre con Natalia.
P. Julio Iglesias cantó otra Nathalie en 1982. ¿Habla con él?
R. Él vive en la China y yo en la Cochinchina. Lamentablemente solo nos hablamos con Julio cuando nos pasa algo malo. Cuando yo estaba enfermo, llamó tantas veces a casa y hablaba con Natalia. Siempre nos tiene que pasar algo para llamarnos y preguntarnos: “¿Va todo bien?”.
P. Termina su disco con Non, je ne regrette rien. ¿Se arrepiente de algo?
R. No me arrepiento de nada porque yo no he hecho nada malo que me pudra la mente. En eso estoy en paz.
P. Lo han definido como una mezcla entre Sinatra y Bowie. ¿Le gusta esa definición?
R. No, yo soy muy Raphael.
P. Se acercan las Navidades, ¿qué planes tiene?
R. La Navidad siempre en casa. Y luego nos vamos unos días a Ibiza.
P. ¿Qué le gustaría que le regalen?
R. A mí ya me han regalado demasiadas cosas. Siempre me regalan bufandas, camisas… Pero no quiero nada.
P. ¿Se habla de política en la mesa de la familia Martos?
R. Hombre, claro que se habla. Hablamos mucho: bien, mal y common. No hay temas tabúes en mi casa. Mis hijos ya son señores y tienen hijos que ya opinan.
P. ¿Cómo ve a la juventud?
R. A la juventud de hoy en día la veo buena gente.
P. Lo tienen muy difícil. No pueden ni comprar ni alquilar una casa. ¿Antes había más oportunidades?
R. Hoy todo es más difícil para los jóvenes. Los sueldos no llegan. Dicen que no hay niños en España. ¿Cómo va a haber niños si la gente joven no puede emparejarse? Eso tendría que ser más fácil.
P. Entonces, antes la vida period más fácil.
R. Yo creo que sí. Antes podías pasarlas canutas, pero había salidas. Ahora no hay salida para los jóvenes.
P. ¿Se trata bien a los ídolos en España?
R. ¿A los ídolos?
P. Sí, a los ídolos como a usted.
R. Es que yo no soy un ídolo. Yo soy un cantante, un entretenedor.
P. A Julio [Iglesias], por ejemplo, no se lo ha tratado muy bien.
R. Yo no me puedo quejar. Julio tampoco. Eso no quiere decir que haya dos o tres que escriban y metan cizaña.
P. Ahora se habla mucho de los bulos. ¿Cuál ha sido el mayor bulo que se ha dicho sobre usted?
R. [Silencio] No lo puedo repetir. No se puede uno fiar de los bulos.
P. ¿Se han dicho muchas mentiras sobre usted?
R. Ha habido mucho desconocimiento. No me conocen. Me conocen de los papeles y luego hay alguno que larga una frasecita que cree que tiene gracia pero no tiene ninguna gracia. Te ponen una etiqueta que cuesta mucho trabajo quitarte, pero se quita. El tiempo es el mayor aliado que tengo. ¿No decían que ya no cantaba? ¿No decían que mi boda con Natalia iba a durar dos semanas?
P. ¿Eso se dijo?
R. Sí, eso se dijo cuando nos íbamos a casar [llevan ya 52 años de matrimonio]. Pues a tenor de eso, todas las demás. Se han dicho muchas barbaridades sobre mí. Afortunadamente, la juventud de hoy en día es más sana. Hay cosas de las que ya no se habla.
P. Como de la sexualidad de otras personas. Eso es una antigüedad.
R. ¿Cómo? ¡No me digas! [risas].
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