La gente disfrutó de lo lindo. Chicos y chicas jóvenes a los que poco importa que no haya músicos en el escenario. Ni siquiera un DJ disparando bases. Para qué, molestan. Es muy posible que incluso no se llevaran las manos a la cabeza si hasta la voz estuviera grabada, y de hecho así ocurrió en alguna fase del recital. Allí estaban los 15.000 que llenaron el Movistar Enviornment (antiguo WiZink, a ver cuando nos acostumbramos al nuevo nombre) coreando todas las canciones y grabándose con el móvil. Es otra forma de concebir un concierto, donde prima más la diversión y apenas se atiende a la posibilidad de emocionar. Música para pegar brincos mientras te abrazas a tu amiga.
Algunos músicos del género urbano se han fijado como objetivo enriquecer su propuesta en directo y han incorporado a profesionales que tocan baterías, saxofones o teclados. Quevedo de momento no. El canario colocó el escenario en el centro de la pista, con el público alrededor, y una alfombra roja cubriendo la parte central; poco más. Arriba, cuatro pantallas emitían las imágenes de lo que pasaba en la alfombra. En este contexto estuvo muy expuesto el joven músico durante todo el concierto, él solo en el escenario, acompañado a veces por un cuadro de baile, o por un cámara persiguiéndole o por alguno de los invitados que comparecieron durante la noche. Hay que poseer mucho carisma para aguantar dos horas en estas condiciones, y el canario no anda fuerte en ese tema. A la puesta en escena le faltó ingenio, sorpresas y finura, y al protagonista dominio del escenario. Aún así, ya quedó dicho, el público se lo pasó en grande.
El fuerte del músico son unas canciones que han calado entre el público joven, temas que pueden inclinarse al reguetón, al pop electrónico comercial, al hip hop o a unas atmósferas relajadas donde el canario expone las dudas de un chico al que le ha venido dado el éxito en forma de centella. En estas canciones en las que se muestra reflexivo sobre su condición de estrella está lo mejor de su repertorio.
Quevedo tiene 23 años (cumplidos el diciembre pasado) y salió disparado al cielo tras la colaboración con el productor argentino Bizarrap. Juntos lanzaron BZRP Music Sessions, Vol. 52, un tema que lideró durante semanas la lista de canciones más escuchadas a nivel mundial (ojo a esto, porque está cantada en castellano) en la plataforma reina, Spotify. Seguramente sin aquel Quédate (como se conoce a la canción popularmente) no estaríamos anoche en el Movistar Enviornment. O al menos al canario le habría costado mucho encadenar tres veladas consecutivas: ayer lunes, hoy martes y mañana miércoles, el único día para el que quedan algunas entradas. En whole, verán a Quevedo en Madrid, en el inicio de su gira, 45.000 personas.
En 2023 publicó su debut discográfico, Donde quiero estar, que respiraba la frescura y el ímpetu de un chico para el que todo period nuevo. Aquel álbum anunciaba a un artista en ciernes en el que se podían tener esperanzas. El problema se llamó Buenas noches, su segundo trabajo, el protagonista de esta gira, lanzado en 2024, un álbum sin evolución musical y con unas letras sexuales tan chabacanas como gratuitas.
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Anoche repasó sus dos elepés, con la intervención de voces invitadas. Sobre todo fueron celebradas por el público las presencias de Lola Índigo, con la que interpretó El tonto, y de Aitana, con la que cantó Gran Vía. Tampoco resultaron dúos que se vayan a recordar por mucho tiempo. El canario provocó un estropicio cuando su voz sin matices interpretó La Flaca, de Jarabe de Palo. Eso sí, aquí se vio a un músico en la alfombra, el único de la noche, Jordi Mena, experimentado instrumentista (ha tocado con Jarabe de Palo o Bunbury) que adornó con sus juegos de guitarra el clásico de Pau Donés. A pesar del buen oficio de Mena, La Flaca vivió un mal día.
El concierto acabó con Quédate, para gozo del público que aún guardaba energías para vocearla. En la calle, un buen número de padres buscaban a sus hijos con las luces del coche encendidas. Probablemente los vástagos les contaron que su ídolo tocó un tema que sus padres conocen bien, La Flaca.