Un grupo de jóvenes recaló en la Merindad de Valdivielso en 2017 con muchas ilusiones y el objetivo de trabajar de forma colectiva. Encontraron tierras que cultivar, casas donde vivir y se unieron en una pink de apoyo que en 2019 gestó la Asociación Memoria Viva de los Pueblos. Junto a la revista Soberanía Alimentaria, Biodiversidad y Culturas, la Universidad Rural del Cerrato Pablo Freire (Palencia) y la iniciativa Biela y Tierra proyectan convertir una casa solariega de Quecedo en un centro formativo, experiencial y cultural que facilite la llegada de nuevas familias repobladoras a territorios vacíos.
Como explica Amalia Bueno, una de las voces de Memoria Viva, la llamada Escuela de los Pueblos perseguirá “un mundo rural vivo”, en el que quienes apuesten por regresar a los pueblos puedan formarse en agroecología, fruticultura, ganadería extensiva, gestión forestal u oficios tradicionales, como la carpintería, cerámica o la herrería, además de abordar áreas como la salud comunitaria o la comunicación social. Pastores, agricultores, artesanos, profesores universitarios, divulgadores y pedagogos conformarán el equipo docente. “Para estar y habitar el medio rural hay que formarse, vincularnos con los territorios, los oficios, la agricultura, los alimentos… y esto creemos que solo es posible a través de una escuela que evite la pérdida de estos saberes tradicionales”, insiste Bueno.
Además del aspecto formativo, el nuevo espacio buscará favorecer la “reflexión para comprender las causas sociales, económicas y políticas que generan desigualdad, el racismo estructural o el abandono de los pueblos y la pérdida de sus medios de vida tradicional”. Y junto a todo ello, se convertirá en un centro cultural abierto a toda la comarca, donde prevén programar cine, teatro, exposiciones o conciertos musicales.
Proyectan la Escuela de los Pueblos “por un mundo rural vivo” – Foto: DB
Los cuatro colectivos promotores de esta iniciativa, que cuentan con el apoyo de medio centenar de asociaciones repartidas por numerosas autonomías, han adquirido la casa de los Fernández de Quecedo, del siglo XVI. Memoria Viva ha pasado cinco años buscando el lugar adecuado para La Escuela de los Pueblos, que desde sus orígenes deseó crear, y dos más tejiendo las redes de apoyo necesarias para sacar adelante esta propuesta.
En la plataforma Goteo.org ya está abierta su campaña de micromecenazgo con el fin de reunir los 90.000 euros que cuesta la primera fase de los trabajos. Con este dinero pagarán, entre otras cosas, los proyectos arquitectónicos, la retirada de la hiedra, el desescombro, el afianzamiento de muros o una construcción auxiliar, futura aula taller para los campos de trabajo. Con los voluntarios que participen en ellos y empresas para las tareas más especializadas tratarán de avanzar en las obras. Si todo va bien, la rehabilitación integral de la casa llevará seis años.
Antes, los campos de trabajo servirán para formar en oficios y comenzar a abordar los primeros talleres. Y ya a largo plazo aspiran a crear su propia escuela infantil con “un modelo pedagógico diferente ligado a la naturaleza” y que “se pretende que sea uno de los motores para el asentamiento de familias en Valdivielso”.
Mil concepts en una casa del siglo XVI. La Escuela de los Pueblos cuenta con una casa palacio cuya torre se dividirá en cuatro plantas y el cuerpo principal, en tres. En ellas, el proyecto da cabida a un centro sociocultural con tienda, cafetería, comedor, biblioteca o cine, pero también a un espacio intergeneracional para que los mayores disfruten de huertas, talleres y actividades. En el plan también se cuenta un comedor y una casa de comidas, así como un espacio para la transformación de alimentos generados por una cooperativa agrícola. Talleres, aulas y habitaciones colectivas, familiares e individuales también están previstas en esta edificación.