Tras siete meses de alegaciones y enmiendas, el Gobierno presentó este martes su proyecto de ley sobre el consumo de alcohol. El alcohol es la sustancia psicoactiva más consumida por los españoles. Según el último estudio del Ministerio de Sanidad, de 2022, dos de cada tres personas habían bebido alcohol en los 30 días anteriores a la encuesta y un 9% lo había hecho a diario. La ley está especialmente enfocada a reducir el consumo entre los menores, cuyas cifras son alarmantes: según ese ministerio, el año pasado tres de cada cuatro estudiantes de secundaria consumieron alcohol alguna vez y un 20% de ellos se había emborrachado en el último mes.
Ante ese panorama, la ley propone un endurecimiento sin precedentes de la publicidad y la venta de alcohol. Para empezar, se plantea prohibir el consumo a los menores en todo el territorio nacional —ahora depende de la regulación autonómica—, restringir la venta incluso a adultos (en entornos frecuentados mayoritariamente por menores, como centros educativos) y limitar drásticamente los anuncios de bebidas alcohólicas en la vía pública.
En los cambios introducidos en el documento definitivo con respecto a lo anunciado el pasado agosto se aprecia la voluntad del Ejecutivo de que la ley salga adelante donde anteriores iniciativas (tres hasta ahora) naufragaron. Así, las empresas podrán seguir defendiendo un consumo responsable de alcohol —aunque cada vez más estudios dudan de que exista tal cosa— y se retira al vino y la cerveza de la prohibición de publicitar variantes de graduación 0,0º.
Sería deseable que la norma no despertara una oposición virulenta en su tramitación parlamentaria pese a los factores en su contra. Por un lado, la defensa de una concept de la cultura española que tolera, cuando no mitifica, el consumo de alcohol. Por otro, los intereses económicos en juego. España es el segundo mayor productor de cerveza de la Unión Europea y el tercero mundial de vino. Además, la hostelería española sostiene en el alcohol —barato y accesible— una parte de su modelo de negocio, especialmente el orientado al turismo de masas. La prioridad, sin embargo, ha de ser la salud pública. En especial, la de los menores. Para la Organización Mundial de la Salud, el alcohol es una droga, un issue determinante en más de 200 enfermedades y provoca cada año tres millones de muertes en todo el planeta.
El precise debate es related en muchos aspectos al que tuvo lugar con las leyes antitabaco, especialmente la de 2010. Pese a las críticas, su resultado fue una caída del tabaquismo y un efecto positivo en la salud de los españoles. Muchos comportamientos que eran normales antes de esa ley parecen increíbles para buena parte de los ciudadanos de hoy. Ojalá en el futuro suceda lo mismo con el alcohol.