Después de leer la columna de Lucía Taboada Deprímete: prohibido jugar al fútbol, no puedo estar más de acuerdo. Los niños también se educan y aprenden en las calles, es más, es tan necesario como el comer bien y tener un ambiente saludable en casa y por supuesto, acceso a una educación aceptable. Luego nos llevamos las manos a la cabeza por el uso excesivo de accesorios virtuales que a lo único que llevan es a un aislamiento private con consecuencias que ya conocemos. ¿Qué tiene que hacer un niño? Jugar, comunicarse y aprender. Por cierto, yo soy de esa generación que jugábamos al fútbol en un descampado madrileño, con piedras delimitando las porterías y cuya pelota tenía el “capricho” de vez en cuando, de colarse a la casa del vecino. O se la quedaba o nos la devolvía rajada y se acabó el partido.
Carlos Llorente Rastrilla. Madrid
Más libertad, ¡carajo!
Ya sabemos un poco más del significado de la soflama —”Más libertad, ¡carajo!— que llevó a Milei a la presidencia de Argentina. A los recortes salvajes de todo lo que tenga el menor vestigio de alinearse con esa aberración que considera la justicia social, a los despidos masivos de funcionarios, al terrorífico avance de los índices de pobreza y la exclusión de Argentina de todo foro internacional de avance social o científico, ahora añadimos el derecho a estafar a far de conciudadanos promoviendo criptomonedas fraudulentas. ¡Cuánto me conforta tener al susodicho caballero como honorable condecorado por la comunidad autónoma en que habito!
José Luis Rodríguez Paradelo. Majadahonda (Madrid)
Una plaga invisible
¿Por qué nadie habla de la falta de concentración? Es increíble darse cuenta de lo difícil que resulta concentrarse en la actualidad. Vivimos una época en la que por consecuencia de la tecnología no somos capaces de centrarnos en hacer una única cosa. Nuestra mente vive en continuo seguimiento de las notificaciones de nuestro móvil. Somos incapaces de ver una película, estudiar, o hablar con alguien sin distraernos. Deberíamos limitar el uso de las redes sociales porque se están apoderando de nuestros pensamientos. Es necesario que nuestro cerebro descanse.
Paula García Garrido. Madrid
Algún soplo de esperanza
Acabo de leer una carta a la directora con el título de Paz psychological, y de verdad que me gustaría suscribirla en mi nombre y en la de miles de personas que nos estamos alejando de la información para no perder más nuestra salud psychological. Los medios de comunicación nos presentan una realidad que puede ser realmente aterradora y que nos vampiriza la energía y la fe en el futuro, en la humanidad. Sé de gente joven que no quiere traer hijos a este planeta por percibirlo esencialmente como incierto y hostil. Personas que viven su juventud en una continua amenaza. Los medios tenéis una gran responsabilidad a este respecto: solo os pedimos algún soplo de esperanza.
María Utrera. Málaga