Escépticos, se miran unos a otros. A mediados de la década de los 2000, la vida sonríe a los ejecutivos de Time Warner Cable, una empresa de televisión por cable dependiente del grupo de entretenimiento Time Warner. En 2006, la compañía tiene beneficios por valor de más de 5.000 millones de euros, más del doble de lo que había conseguido el año anterior. Buena parte de la culpa de este éxito radica precisamente en el exitoso negocio de la TV de pago, una ola a la que habían sabido subirse antes que muchos y que les estaba proporcionando pingües beneficios.
Y, sin embargo, ahí están, viendo aquellas agoreras gráficas que no hacían más que vaticinar precisamente la caída de ese negocio. El encargado de la presentación es un tal Peter Stern, cuyo cargo por aquel entonces es el de vicepresidente ejecutivo y jefe de producto. No tardaría mucho en asumir responsabilidades incluso del departamento de recursos humanos. “Hacía análisis una y otra vez para convencernos de que la TV por cable no period el lugar donde debíamos invertir. Preveía lo que estaba ocurriendo”, contó sobre Stern hace un par de años una fuente cercana al propio directivo a Enterprise Insider. “Estaba muy centrado en la toma de decisiones basadas en hechos”, recordaba al mismo medio la consultora Maura Fox, quien trabajó en Time Warner Cable con Stern antes de que este recalara en Apple en 2016.
Con el paso de los años, su nombre empezó a resonar con fuerza entre los mentideros de Silicon Valley como potencial hombre verdaderamente fuerte de Apple. Se barruntaba incluso que, con los años, podría llegar a CEO. Pero el futuro no siempre es lo que iba a ser. Stern acaba de ser nombrado consejero delegado de Peloton Interactive, una empresa proveedora de materials para hacer ejercicio en casa, especialmente cintas para correr y, sobre todo, bicicletas estáticas. Tomará posesión del cargo en enero.
Peloton ha sido víctima recientemente de planes poco realistas. Tras una pandemia triunfal para ellos, que elevó su cotización bursátil por encima de los 44.000 millones de euros, su decidida apuesta por las bicicletas estáticas de alta gama y los planes de suscripción en un momento en el que lo que menos apetecía a muchos period permanecer en casa los tiró a la lona. En cuestión de cuatro años, la empresa perdió un 98% de su valor en Bolsa. Hoy, su cotización se mueve en unos escasos 3.000 millones de euros. En febrero anunciaron además que sus ventas estarían por debajo de lo esperado. “Una iniciativa que no ha funcionado ha sido nuestro acercamiento a la Universidad de Míchigan. Hemos vendido muchas menos bicicletas a los alumnos y su entorno de lo que esperábamos”, declaró entonces, tratando de dar una explicación a la caída en desgracia de la empresa, Barry McCarthy, el entonces CEO.
En los últimos meses, Peloton ha cortado la sangría, pero no arranca. Sus resultados del primer trimestre del ejercicio fiscal, publicados esta semana, muestran que la empresa perdió apenas 850.000 euros, una cifra que se puede comparar con los más de 140 millones de euros que perdieron en el mismo periodo del ejercicio anterior. Sin embargo, sus ventas bajaron a 540 millones de euros, un 1,6% menos que el ejercicio precedente.
Para cambiar su sino, Peloton ha escogido a un hombre con fama de brillante analista y, sobre todo, de tener los pies en el suelo. Oriundo del distrito de Brooklyn, en Nueva York (EE UU), y con 52 años de edad, Stern es ahora jefe de los servicios digitales integrados de Ford. Se graduó en Música y Lengua y Literatura Inglesa por la Universidad Harvard, y posteriormente se doctoró en Derecho por la Universidad Yale. Es aficionado a la programación, una tecnología en la que se aventuró ya en los ochenta gracias a algunos de los primeros modelos de Apple; de él se sabe que no es raro que emplee el fin de semana en preparar los proyectos que va a tratar de impulsar desde el lunes siguiente.
El nuevo CEO de Peloton empezó su carrera profesional en la consultora McKinsey, donde pronto se especializó en todo lo que tenía que ver con el mundo digital. Aquello le valió a comienzos de los 2000 para dar el salto a Time Warner, donde llegó a liderar el departamento de estrategia de toda la compañía.
En 2016, cumplió su sueño: recalar en Apple. Primero, como jefe de los servicios en la nube de la empresa, y, posteriormente, como líder de todos los servicios de suscripción. “Si hay una persona con la que he trabajado que debe trabajar para Apple, esa es Peter. Es muy polifacético, pero lo que realmente le estimula es el producto”, comentó en esa época a Enterprise Insider Dinni Jain, un ex director de operaciones de Time Warner Cable que ahora es el CEO de Google Fiber.
Ahora, tras un breve paso por Ford y lejos finalmente de los focos de la aristocracia tecnológica, Stern tiene ante sí la misión de volver a hacer funcionar las bicicletas estáticas de Peloton. Quienes lo conocen piensan que desde luego no le faltan cualidades: “Es un líder visionario con capacidad para articular, con facilidad y claridad, los objetivos y la dirección de la empresa”, cube en Linkedin Alix Cottrell, directora del negocio de vídeo de Apple. Una cosa está clara: Peloton tratará de arrancar con los pies en la tierra.
Un alumno aventajado
Sobre su formación en distintas áreas, Stern comentaba en una entrevista publicada en la net del centro de formación Syndeo Institute: “Hice una doble licenciatura porque me interesaban muchas cosas diferentes, y casi podría haber hecho una triple porque también tomé muchas clases de economía, aunque entonces no lo permitían”.