¿Qué función tenían las pequeñas cucharillas o espátulas que colgaban de los cinturones de los guerreros bárbaros? Para el arqueólogo Andrzej Kokowski y sus colegas biólogas Anna Jarosz-Wilkołazka y Anna Rysiak, no eran simples objetos ornamentales o amuletos, sino herramientas para dosificar y tomar sustancias psicotrópicas antes de una batalla. La investigación se publicó en la revista alemana Praehistorische Zeitschrift.
Un misterio sin resolver
Partamos de esta premisa: el conocimiento y uso de drogas en rituales y batallas information desde tiempos del Imperio romano y los antiguos griegos. No obstante, en lo que respecta a los pueblos germánicos o también llamados “bárbaros” por los romanos, no existen pruebas documentales ni físicas que permitan afirmar con certeza esta costumbre; solo persiste la creencia que estas tribus consumían bebidas alcohólicas.
Sin embargo, según el equipo de la Universidad Maria Curie-Skłodowska, en Lublin, Polonia, los indicios sugieren que los pueblos germánicos conocían las sustancias psicotrópicas y estimulantes y las utilizaban. Si quisiéramos tratar este misterio como un crimen, podríamos decir que los investigadores hallaron “el medio, el motivo y la oportunidad”. No obstante, admiten que aún faltan pruebas irrefutables.
Los medios
Todo comienza con el estudio y contextualización de cientos de hallazgos arqueológicos: una especie de pequeñas cucharas con un mango de entre 4 y 7 centímetros y en el extremo una pequeña taza o disco plano de entre 1 y 2 centímetros de diámetro. “Estos objetos se encontraron en las tumbas de guerreros germánicos de la época romana y en lugares donde se celebraban rituales relacionados con el combate”, explican los investigadores. Formaban parte del ajuar funerario junto con otros objetos empleados en la guerra y se colgaban de los cinturones de los guerreros, aunque no tendrían una función relacionada al “ataque” a enemigos. Añaden que parecen ser instrumentos “para dosificar pequeñas cantidades, como las necesarias para obtener el efecto deseado de las drogas sin riesgo de excederse”.
El motivo
Al igual que en otras civilizaciones, las drogas estarían destinadas a “recargar las fuerzas” de los guerreros antes de la batalla, anestesiar las emociones, reducir el estrés y mejorar el rendimiento.
La oportunidad
Según los autores del estudio, es muy possible que las tribus germánicas conocieran plantas y setas de las que se podían extraer sustancias psicotrópicas y estimulantes. Las reconstrucciones sugieren que varias especies silvestres y cultivadas estaban disponibles, por ejemplo, los pueblos bárbaros habrían tenido fácil acceso a la adormidera, el lúpulo, el cáñamo, la belladona y setas de diversos tipos. Estas fueron secadas y reducidas a polvo, aunque el efecto habría sido menor que consumir alcohol.
La disponibilidad de las especies no fue el límite, sino los conocimientos necesarios para extraer y aprovechar al máximo las sustancias; lo poco que se sabía sobre las propiedades de las plantas se aprovechaba para rituales o remedios médicos. Por lo tanto, los guerreros necesitaban una herramienta ágil e inmediata para dosificar las drogas sin necesidad de conocimientos especiales y sin arriesgarse a sufrir efectos secundarios muy severos.
Sin pistas sobre la “pistola humeante”
La hipótesis de los investigadores tiene un atractivo definido y puede apoyarse en el contexto descrito. Sin embargo, como reconocen los propios autores, por el momento no ha sido posible validarla con pruebas empíricas, como la búsqueda de rastros de sustancias estimulantes en las “cucharas” de los bárbaros, siglos y siglos después.
Artículo originalmente publicado en WIRED Italia. Adaptado por Alondra Flores.