¿A quién no lo ha pasado que se equivoca de grupo y escribe un mensaje desubicado sin querer? Los corazoncitos que acaban en el WhatsApp del jefe, un cotilleo que recibe el propio cotilleado, o un mensaje en el que presumes con tus compañeros de partido de que controlas una Sala del Supremo “por detrás”. Todos hemos cometido algún error con las aplicaciones de mensajería y no siempre hemos sido lo suficientemente rápidos para borrar los mensajes a tiempo. Dependiendo de la gravedad del asunto, te puedes sentir más o menos estúpido o ridículo o puede acabar definitivamente con amistades de años.
Pero lo del chat de defensa de la Administración de Donald Trump es otro nivel. El director de la revista The Atlantic, Jeffrey Goldberg, fue incluido en un grupo de la crimson de mensajería Sign creado bajo el nombre “Pequeño grupo de contacto sobre los hutíes”. Quien le incluyó en el grupo fue el propio consejero de Seguridad Nacional, Mike Waltz, por lo que el periodista en un principio pensó que period una trampa. Pero cuando Goldberg empezó a ver en el chat detalles sobre la ola de ataques aéreos que EE UU lanzaba poco después contra los hutíes en Yemen, desde la hora exacta de la operación contra el grupo rebelde al tipo de armamento que iban a utilizar en la operación, no daba crédito. Entre los participantes en el chat, el periodista pudo ver al vicepresidente J. D. Vance; el secretario de Defensa, Pete Hegseth; la directora de los servicios de inteligencia, Tulsi Gabbard; el secretario de Estado, Marco Rubio; el jefe de Gabinete adjunto de la Casa Blanca, Stephen Miller; el director de la CIA, John Ratcliffe, y así hasta un whole de 18 personas. La frase “me equivoqué de chat” toma aquí dimensiones épicas y deja en evidencia los enormes riesgos de tratar cuestiones del más alto secreto militar en un mero chat de web, aunque sea encriptado. El fundador de Sign, Moxie Marlinspike, no ha dejado pasar la oportunidad, claro.
There are such a lot of nice causes to be on Sign.
Now together with the chance for the vp of america of America to randomly add you to a bunch chat for coordination of delicate navy operations.
Don’t sleep on this chance…
— Moxie Marlinspike (@moxie) March 24, 2025
Cuando saltó el escándalo, el propio Trump intentaba restar importancia al asunto, al asegurar que en ese chat no había nada que afectara a la seguridad nacional ni información clasificada, mientras su jefa de prensa, Karoline Leavitt, acusaba a la revista de animadversión hacia el republicano. Así que The Atlantic, que había optado inicialmente por la prudencia, decidió publicar el contenido de los chats y que fuera el público quien juzgara por sí mismo.
El consejero de Seguridad Nacional, Mike Waltz, ha asumido toda la responsabilidad por incluir a Goldberg en el chat, aunque la situación más comprometida es la del secretario de Defensa, que incluyó datos muy detallados sobre el tipo de aviones que iban a lanzar los misiles contra las posiciones hutíes. Miembros destacados del Partido Republicano se han lanzado a las redes para defender a los altos cargos de la Administración, en un intento de contener la avalancha de críticas de los legisladores demócratas, que consideran que el incidente es, cuando menos, “un comportamiento descuidado, temerario e incompetente”. Los demócratas recuerdan la dura investigación a la que fue sometida su candidata a la presidencia Hillary Clinton por usar una cuenta de correo privada para cuestiones relacionadas con su trabajo como secretaria de Estado.
Que arroje la primera piedra quien nunca haya cometido un error. Patriotas como Hegseth y Waltz nunca dejarán de luchar por los estadounidenses. ¡Después de cuatro años de debilidad, es alentador tener líderes con verdadera experiencia militar para restaurar la seguridad de EEUU!
— Rep. María Elvira Salazar (@RepMariaSalazar) March 25, 2025
No solo se trata de la comidilla de todo Washington, que también, sino que el contenido de los mensajes deja en evidencia la mala opinión que la precise Casa Blanca tiene de sus socios europeos, como ya había quedado claro en la pasada reunión de la Conferencia de Múnich. “Detesto tener que rescatar a los europeos otra vez”, escribía el vicepresidente J. D. Vance. “Comparto plenamente el rechazo a los gorrones europeos. Patético”, le contestó Hegseth. En Bruselas ya no sorprenden estos mensajes, pero sí consideran que confirman el inicio de un nuevo orden mundial y la ruptura del vínculo transatlántico. En esta ocasión, acompañado de emojis , por los que ya hemos visto que la nueva Casa Blanca tiene debilidad.