Los documentos hasta ahora clasificados del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) sobre Abdelbaki Es Satty confirman que los servicios de inteligencia se reunieron en tres ocasiones en 2014 con el considerado cerebro de los atentados del 17-A en Catalunya mientras cumplía condena en la prisión de Castellón por tráfico de drogas. Tras las tres entrevistas, con las que los agentes pretendían obtener información en el ámbito del yihadismo antes de que el preso saliese de la cárcel, los informes concluyeron que el imán de Ripoll —a quien los alentadores de la teoría de la conspiración vinculan con el CNI— period un individuo “del que no se tiene ninguna fiabilidad y confianza”. Así se desprende de la documentación desclasificada por el Gobierno, a petición de Junts, sobre los ataques terroristas que se saldaron con 16 víctimas mortales.
La primera entrevista se realizó el 17 de marzo de 2024 en la prisión de Castellón con la finalidad de obtener información en el ámbito del yihadismo, tal y como consta en el informe al que ha tenido acceso La Vanguardia. Tras una hora aproximada de entrevista, el CNI concluyó que se trataba de una persona “muy opaca”, que apenas mostraba interés por nada. Los entrevistadores consideraron que Es Satty se mostró “muy desconfiado”.
A finales de ese mismo mes, los agentes del CNI vuelven a la cárcel de Castellón I para obtener más información dentro del ámbito terrorista. Estaban interesados en sus vínculos con los líderes de la Operación Chacal, por la que se detuvo en la provincia de Barcelona a los integrantes de una célula yihadista. En esta segunda ocasión la entrevista se prolongó durante dos horas, puesto que el preso parecía dispuesto a proporcionar información.
Identificó “positivamente”, tal y como consta en la documentación, una serie de nombres de la Operación Chacal que fueron arrestados. En el transcurso de la entrevista, los agentes le recuerdan que debe detallar todos sus recuerdos “sin renunciar a ningún dato”. Durante el diálogo con el preso, “son continuos los cambios de orientación” en relación a los temas tratados, donde Es Satty da “pequeños retazos” de conocer a los protagonistas de la Operación Chacal, “pero elude profundizar”.
A lo largo del informe, los autores van trazando un perfil del preso: “Da la impresión de querer jugar con sus conocimientos y el de los interlocutores, comienza hablando de un tema para que sea retroalimentado y de esta manera valorar su progresión, y cuando se le pide que continúe suele quedarse callado”. En esa segunda entrevista se pacta una tercera, para el 21 de abril del mismo año, antes de su salida en preventiva para finales del mes. “Se trata de un individuo bastante inteligente y muy desconfiado, que intenta jugar con sus conocimientos”, concluyó el CNI en aquel momento.
Finalmente la tercera entrevista, de una hora y media de duración, se realizó el 24 de abril. En ella se le facilita un contacto por si tuviera “algo que contar” cuando fuese puesto en libertad, pidiéndole que no se lo proporcione a nadie. El diálogo, como se desprende de la documentación, se vuelve a central en la Operación Chacal. En él, el preso vuelve a mostrar una actitud de “gran cautela”, sin entrar a esclarecer la relación con los arrestados en Barcelona. Es entonces cuando los entrevistadores deducen que la intención de Es Satty es tratar de dirigir a los entrevistadores hacia un foco de los arrestados que estaría relacionado con el narcotráfico más que del entorno yihadista. “Es preciso mantener gran cautela. Es un individuo del que no se tienen ninguna fiabilidad y confianza”, remata el informe.
La comisión de investigación en el Congreso, cuya Mesa se reúne mañana para seguir fijando su ronda de comparecientes, continuará avanzando en las próximas semanas después de un arranque descafeinado por la no desclasificación de documentos que un primer momento había prometido el Gobierno. Los integrantes de la comisión ya tienen en su poder más documentación recién desclasificada.
La primera tanda de comparecientes estuvo marcada por la presencia del ex director del CNI Sanz Roldán, quien en varias ocasiones negó que el CNI tuviese información sobre los planes de los terroristas gracias a servicios de inteligencia extranjeros ni diese aviso a los Mossos d’Esquadra. De hecho, Sanz Roldán apoyó su comparecencia en una entrevista que concedió el mayor Josep Lluís Trapero a La Vanguardia, en la que “con conocimiento de causa”, aseguró que el CNI dio a los Mossos “la respuesta más efectiva, con más conocimiento de datos, más profunda, y más leal” para investigar el 17-A. “No tengo ninguna duda, ni yo, ni ningún mando de los Mossos, sobre esto”, dijo Trapero.