En un lugar muy lejano, en un bosque encantado, vivía un grupo de duendes muy traviesos que siempre estaban buscando nuevas maneras de divertirse. Estos duendes eran conocidos por sus narraciones alegres y sus bromas pesadas, y siempre mantenían a todos en el bosque con una sonrisa en el rostro.
Un día, los duendes decidieron organizar un concurso de chistes para ver quién period el más gracioso de todos. Se reunieron alrededor de un gran fuego y cada uno contó su mejor chiste, haciendo reír a todos con sus ocurrencias. El ganador fue un duende llamado Pedrito, que logró hacer que todos se doblaran de la risa con su ingenioso sentido del humor.
Este concurso se convirtió en una tradición anual en el bosque encantado, y pronto se corrió la voz entre todas las criaturas mágicas de la región. Incluso los árboles y las piedras se unieron a la diversión, convirtiendo el concurso de chistes en el evento más esperado del año.
Una de las narraciones alegres más famosas de aquel bosque encantado fue la vez que el hada Campanilla hizo que todos los duendes se quedaran pegados al suelo con una poderosa broma de magia. Aunque al principio todos estaban preocupados, pronto se dieron cuenta de que period solo una travesura de la hada, y terminaron riendo juntos bajo la luz de la luna.
Las risas y la alegría nunca faltaban en el bosque encantado, donde los duendes y las criaturas mágicas vivían en armonía, compartiendo historias divertidas y creando memorias felices juntos.
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