Conozco de primera mano la vulnerabilidad a la que se expone una mujer cuando depende económicamente de otras personas. Por eso, durante mi gestión como ministra de Igualdad y Equidad, y desde la Vicepresidencia de la República, he trabajado sin tregua para que cada vez más mujeres en Colombia puedan acceder, generar y administrar sus propios recursos.
En el marco de la conmemoración del 8M, es elementary resaltar los desafíos que las mujeres enfrentamos para acceder a empleos de calidad y para alcanzar la equidad laboral. Según el DANE (2021), en Colombia, los hombres reciben, en promedio, un ingreso 6,3% más alto que las mujeres, brecha que asciende a 58% entre hombres blanco-mestizos y mujeres afrodescendientes. Un Estado que no actúa frente a estas injusticias es cómplice y ejerce violencia contra nosotras.
Las desigualdades entre hombres y mujeres en materia de educación y de participación en el mercado laboral tienen un costo muy alto para el país. De acuerdo con el Banco Mundial (2021), se estima que en el año 2050 estas nos cuesten el 12,6% del Producto Interno Bruto, es decir, 196 billones de pesos. Esto equivale a 16 veces el recaudo que esperábamos lograr con la Ley de Financiamiento, con la que buscábamos apalancar proyectos estratégicos este año en temas de turismo, mejoramientos de vivienda, transición energética, entre otros.
Si deseamos un país con más inversión social y mayor crecimiento económico, es una prioridad para el Estado posibilitar que las mujeres dispongamos libremente de nuestro tiempo, y generemos y hagamos uso de nuestros propios recursos. Desde la Vicepresidencia de la República, estamos potenciando la autonomía económica de las mujeres, a través del Fondo Mujer Libre y Productiva, con el que beneficiamos a 29.629 mujeres durante 2024, mediante estrategias de inclusión financiera, formación, emprendimiento y empleabilidad.
Ella exporta a África es uno de los programas que financiamos con el Fondo. En la primera cohorte, en 2024, beneficiamos a 30 empresas de mujeres con potencial exportador y con interés de exportar a África. Las 68 mujeres involucradas en estas empresas recibieron acompañamiento en procesos de internacionalización y fortalecimiento productivo. Ellas tuvieron la oportunidad de aprender a exportar con éxito y de visitar el continente africano, para conocer de primera mano la competencia de sus productos y generar conexiones con instituciones aliadas y clientes potenciales.
El éxito de la primera cohorte de este programa nos mereció el Premio Internacional a la Igualdad de Género en el Comercio, durante el Foro Público de la Organización Mundial del Comercio en 2024, lo que nos motivó a trabajar este año aún más fuerte para impactar a otras 140 nuevas empresas lideradas por mujeres.
Reconociendo que las brechas de desigualdad se amplían aún más cuando se es mujer con una orientación sexual e identidad de género no tradicional, desde el Ministerio de Igualdad y Equidad, en convenio con el Fondo Mujer Libre y Productiva, nos propusimos fortalecer y acompañar 88 unidades de negocio propiedad de mujeres lesbianas, bisexuales, trans y personas no binarias asignadas femenino al nacer. Para lograrlo, abrimos la convocatoria Diversidades Autónomas y Productivas, para que quienes sean seleccionadas reciban asistencia técnica empresarial, puedan fortalecer sus habilidades socioemocionales, recibir aportes en activos productivos y participar de espacios de conexión con el mercado y con la comunidad.
Fortalecer la autonomía económica de las mujeres también implica abordar la distribución desigual de los trabajos de cuidado, en lo cual también avanzamos de manera importante desde el Ministerio de Igualdad y Equidad con la aprobación de la Política Nacional de Cuidado.
Soy una convencida de que fortalecer las iniciativas productivas de las mujeres y brindarles las condiciones para trabajar, emprender, y manejar sus propios recursos es elementary para que ellas puedan salir de ciclos de violencia, construir el proyecto de vida que desean y mejorar su calidad de vida y la de sus familias.
Con ese propósito en la mente y en el corazón, hoy puedo afirmar con toda seguridad que le cumplí a las mujeres de Colombia. Les dejo un ministerio que, por primera vez en la historia, cuenta con un viceministerio de las Mujeres, con cinco direcciones a cargo, seis programas viabilizados y un presupuesto hasta cuatro veces mayor que el que se destinaba a la Consejería Presidencial para la Equidad de la Mujer.
En 2024, con la puesta en marcha del Centro de Monitoreo del Sistema Nacional de Registro, Atención, Seguimiento y Monitoreo de Violencias Basadas en Género (SALVIA), logramos prevenir feminicidios y salvar vidas. A través de la Línea 155 se han recibido más de 19.000 llamadas, que han permitido orientar a más de 2.000 mujeres y personas LGBTIQ+ víctimas de violencia de género.
Creo firmemente en que el cambio es con nosotras y que cada vez somos más mujeres abriéndole camino a otras, tejiendo redes para sostener y sostenernos, y alzando nuestras voces para hacernos escuchar cuantas veces sea necesario, hasta que la dignidad y la equidad se hagan costumbre.