Hay una foto en blanco y negro, tomada en 1969, en la que Mick Jagger y Marianne Faithfull abandonan entre periodistas y camarógrafos un tribunal británico, después de haberse enfrentado a cargos de posesión y consumo de drogas. El cantante de los Rolling Stones, con traje de raya diplomática y corbata psicodélica, agarra a la chica del brazo, pero parece más preocupado por fruncir sus legendarios labios para la cámara. Marianne, envuelta en un tres cuartos de paño claro y cuello alto, tiene el rostro serio y la mirada perdida, como si se se dejara llevar por el bullicio sin entender lo que ocurría.
A los78 años ha fallecido la musa del swinging London de los años sesenta, la amante de Jagger y del guitarrista Keith Richards, la musa de una de las bandas de rock & roll más legendarias, la actriz de teatro que interpretaba en las tablas, cargada de heroína, el arrebato de locura de la Ofelia de Hamlet. “Con profunda tristeza anunciamos el fallecimiento de la cantante, compositora y actriz Marianne Faithfull. Ha fallecido hoy en paz en Londres, en compañía de su querida familia. La echaremos mucho de menos”, ha dicho un portavoz de la cantante y actriz.
Faithfull tenía un pasado remoto de nobleza austriaca, pero su infancia fue la propia de la clase media inglesa, en el suburbio londinense de Studying. Como otras muchas adolescentes, Londres le atrajo como el imán de los sueños de una generación que se empezaba a sacudir la austeridad británica de la posguerra. En esa ciudad conoció a Andrew Loog Oldham, el representante de los Rolling, quien convenció a Jagger y Richards para que escribieran una canción para una muchacha que tenía una voz lo suficientemente angelical como para despertar el deseo en la década loca de los sesenta. As Tears Go By alcanzó la lista de los Prime Ten británicos. Faitthfull tendría varios éxitos más que llegarían a esa lista, y a la de los Prime 40 de Estados Unidos.
Su intensa relación con las drogas, en una época en la que nadie period consciente del todo del salto mortal que estaba dando, le llevó a intuir que, del mismo modo que su imagen period el póster de esos años, su ultimate llegaría con el de una década extrema.
Fue entre 1966 y 1970 cuando Faithfull y Jagger vivieron su tóxico romance, marcado por fiestas locas y excesivas. “Ni siquiera unos caballos salvajes lograrían arrastrarme”, le dijo entonces al cantante su musa y amante después de despertar de un coma. “Wild horses couldn´t drag me away” forma parte de la letra de Wild Horses, de su álbum Sticky Fingers. “Sé que usaron como musa para escribir todas esas canciones tan duras en torno a la droga. Sabía que me estaban usando, pero period por una buena causa”, contó Faithfull a la revista Basic Rock. Su mano está detrás de otros temas igual de callejeros de la banda como Expensive Physician o You Can´t All the time Get What You Need. Años más tarde, la cantante obtendría en los tribunales un reconocimento de su autoría que nunca apareció en los créditos originales del álbum.
El descenso a los infiernos
Su vida con Jagger apenas abarca cuatro años, pero ya nunca pudo desprenderse de la marca de aquella relación. Al empeorar su adicción a la heroína y a la cocaína, emprendió un camino hacia el abismo que acabó por las calles de Londres, en busca de la caridad de ajenos. En 1970 perdió la custodia de su hijo, se separó del cantante y vagabundeó por el barrio canalla del Soho. “Me hizo darme cuenta de que los seres humanos son realmente bondadosos. El dueño del restaurante chino me dejaba lavar allí mi ropa, y el del puesto de té me daba tazas de té free of charge”, recordó en su memorias.
Se apuntó a un programa contra las drogas del Servicio Nacional de Salud, que le permitió poder obtener dosis de heroína. Perdió decenas de kilos, le reventaron las palas de su dentadura en una pelea callejera y se intentó destrozar su bello rostro con una maquinilla de afeitar.
Pero igual que los Rolling, también ella period una superviviente. Con la ayuda de Chris Blackwell, el dueño de la legendaria discográfica Island Information, Faithfull resucitó con el álbum Damaged English, en el que la voz ya no period angelical sino áspera y dolorosa, apta para contar en qué consiste el infierno.
Adorada por otras Faithfull surgidas en años posteriores, como Courtney Love, Sinead O´Connor o Kate Moss, la cantante y actriz se convirtió en un icono del feminismo, una gran dama de la historia reciente de Inglaterra que había ido y vuelto a muchos de los lugares que estas mujeres visitaban por primera vez.
Ella sola fue escribiendo su propia historia, la misma que desgranó sin tapujos en sus dos autobiografías, primero en Marianne Faithfull, en 1995, y después en Memorias, sueños y reflexiones, en 2007. “Siento no haberle dado más cariño a mis padres, pero, por lo demás, no me arrepiento de nada de lo que hice en el pasado. Los remordimientos siempre están ahí, pero creo que el arrepentimiento es un sentimiento bastante estúpido”, reconocía en su primer libro.
[Noticia de última hora. Habrá actualización en breve]