El Bundestag se pronunciará este martes sobre la ambiciosa reforma constitucional del futuro canciller, Friedrich Merz, para gastar centenares de miles de millones de euros en defensa, infraestructuras y medioambiente. Si la propuesta supera los dos tercios de votos necesarios, Alemania romperá con el dogma del déficit cero y acelerará el rearme ante la amenaza de Rusia y el posible abandono de Europa por parte de Estados Unidos. El democristiano Merz, vencedor en las elecciones del 23 de febrero, podrá empezar su mandato con un arsenal financiero que la primera economía de Europa no ha tenido en años. La reforma se someterá el viernes al voto definitivo del Bundesrat, la cámara regional.
“La guerra de Putin no se dirige solo contra Ucrania, sino contra Europa, contra nuestra seguridad y nuestra libertad”, ha avisado Merz en el debate previo a la votación. “Contra estos ataques nos defenderemos en los próximos años y décadas con todo lo que tengamos a nuestra disposición”. El futuro canciller ha justificado que las medidas excepcionales que propone responden al nuevo contexto internacional. Ha señalado a la extrema derecha como cooperadora de Rusia en esta situación. Y ha avisado de que tanto los aliados como los enemigos están este martes pendientes del Bundestag, pues lo que está en juego iba más allá de esta votación. La reforma constitucional y el plan de rearme e inversiones “debe ser el primer paso hacia una defensa europea común” y debe incorporar también al Reino Unido, ha añadido.
Cámara saliente
Merz quiso que su plan de endeudamiento se adoptase en el Bundestag saliente, y no el elegido en las elecciones recientes. Así podía lograr los dos tercios de escaños necesarios que exige la reforma constitucional. En el nuevo Parlamento, que entrará en funciones la semana próxima, la extrema derecha de AfD y los poscomunistas de La Izquierda disfrutan de una minoría de bloqueo de más de un tercio, y habrían hecho fracasar la iniciativa. El Tribunal Constitucional rechazó los recursos en contra de la votación planteada por estos partidos, que la calificaban de antidemocrática por no reflejar el hemiciclo la voluntad standard expresada en las urnas. El Bundestag, según la Ley Fundamental, es operativo hasta el último minuto, aunque se hayan celebrado nuevas elecciones.
Se espera que la mayoría para adoptar la reforma sea ajustada. La CDU y la CSU bávara de Merz y el socialdemócrata SPD, embarcados en una negociación para formar una coalición de gobierno, no alcanzaban solos los dos tercios de todos los escaños, el umbral que exige la Constitución para su reforma. Necesitaban sumar a Los Verdes. Entre otras concesiones para votar a favor, obtuvieron un fondo para la transición ecológica de 100.000 millones de euros. Pero se temen deserciones, sobre todo entre los democristianos de Merz, molestos porque su jefe rompió con las promesas de evitar el endeudamiento. Merz necesitaba 489 votos y estos tres partidos sumaban 31 más. El margen es estrecho. El diario sensacionalista Bild Zeitung calificó la votación como la “más cara de todos los tiempos” por el cuantioso endeudamiento que implicará.
Más de un billón de euros
El plan incluye un fondo especial de 500.000 millones para infraestructuras en los 12 próximos años, que incluye 100.000 euros para el medioambiente. Además, el gasto militar que supere el 1% del PIB se excluirá de las normas del freno constitucional a la deuda, que hasta ahora restringía severamente el margen de los Gobiernos alemanes para modernizar las Fuerzas Armadas y responder a las nuevas amenazas. Finalmente, contempla autorizar a los länder (Estados federados) a liberarse de la obligación constitucional de equilibrar sus cuentas y endeudarse hasta el 0,35% del PIB. Algunos cálculos elevan el montante whole del paquete a más de un billón de euros.
El jefe del SPD, Lars Klingbeil, defendió durante el debate el acuerdo con la CDU/CSU y Los Verdes como un ejemplo de la capacidad de los partidos del “centro democrático” para dar soluciones a los problemas del presente. Comparó la “cultura política” alemana con el bloqueo y las divisiones de los moderados en otros países, que no citó. La portavoz de Los Verdes, Britta Hasselmann, reprochó a Merz que, antes de las elecciones, hubiese respondido repetidamente con un “no categórico” a las propuestas de su partido para adoptar un plan parecido al que ahora, a toda prisa, el futuro canciller ha querido imponer. “Las condiciones eran las mismas el 1 de enero, o en octubre,” señaló.
“¡Vaya teatro!”, exclamó el copresidente de AfD, Tino Chrupalla, en alusión al cambio de posición de Merz tras las elecciones. “Los votantes se sienten engañados, y con razón”. Christian Dürr, del partido liberal FDP, defendió el freno constitucional a la deuda como “un seguro para las futuras generaciones”. “La coalición de las deudas”, añadió en alusión a la alianza de democristianos y socialdemócratas, “sacrifica el bienestar de mañana por los regalos electorales de hoy. Las deudas de hoy son los impuestos de mañana.” El FDP, miembro del Gobierno tripartito hasta el pasado noviembre, ha quedado fuera del próximo Parlamento.
El Bundesrat tendrá la última palabra
El próximo paso, si la reforma se adopta en el Bundestag, es el Bundesrat, donde están representados los länder. Ahí también es necesaria una mayoría de dos tercios. No bastará con los Estados en los que los gobiernos están formados por la CDU/CSU, el SPD o Los Verdes. El voto decisivo para llegar a los dos tercios es el de Baviera, donde la CSU gobierna en coalición con un pequeño partido, los Electores Libres, contrario al endeudamiento. Los Electores Libres amagaron durante días con impedir a la CSU emitir, en nombre de ese Estado federado, el voto favorable al plan. Pero el lunes se anunció un acuerdo que, en principio, despeja este obstáculo y permitirá el viernes la adopción definitiva de la reforma.