Publicó su primer libro hace 21 años, uno después de instalarse en España, y con el sexto, El closing del bosque (Siruela), ha ganado el premio de novela Café Gijón 2024. Pero es por su faceta de editora por lo que muchos conocen a María Fasce (Buenos Aires, 55 años), hoy directora literaria de Alfaguara, Lumen y Reservoir Books, tres sellos del grupo Penguin Random Home. Cuenta que desde que leyó Mujercitas quiso ser, primero, el personaje de Jo March y, luego, la autora Louisa Might Alcott. El primer paso fue el periodismo y aquello la llevó bastante inesperadamente a la edición, una vocación que descubrió en Argentina con el legendario sello Emecé y que le ha permitido dar a conocer a los lectores en español a Lucía Berlín o presentar en 2024 a la debutante Sara Barquinero. Recién llegada del verano austral, Fasce rebosaba el pasado jueves energía, y su característica rapidez psychological y verbal. “Uno de mis jefes me llamaba la insaciable, y puede que no le faltara razón”, admite entre carcajadas al hablar de su desdoblamiento profesional.
Pregunta. ¿Cómo surgió esta novela?
Respuesta. Tuve un sueño. Había un muerto y tres hermanos, cualquiera de ellos podía ser el responsable del crimen. Lo anoté y al día siguiente sabía que ahí había un libro.
P. ¿Cuál diría que es el tema central?
R. Como me dijo mi hijo parece que escribo una historia de amor pero el gran tema es la familia, una generadora de locura.
P. Lola, la editora protagonista, le cube a su amante que lo que él piensa que es un relato es una novela. ¿Siempre lo tiene así de claro?
R. Un relato se aparece completo, como un poema, pero lo que Ernesto describe es una situación, y para desarrollarlo se necesita una novela, como me pasó a mí con el sueño que tuve.
P. Como editora, ¿tacha o subraya más?
R. Es importante hacer saber al autor lo que hace muy bien, lo que funciona. También sugiero cosas que se podrían eliminar.
P. ¿Y cómo autora?
R. Tardo mucho en escribir y aplico la regla de Stephen King de que el segundo borrador debe ser un 10% más corto que el primero. Siento cierta desconfianza hacia las frases redondas, trato más bien de buscar la respiración del texto.
P. ¿Más reglas?
R. Primero busco la hipnosis, pienso escenas para que el lector siga leyendo, para que quede atrapado por la trama y mi segunda intención es emocionar.
P. ¿Algún vicio de escritora?
R. Solo escribo cuando tengo una historia que me está comiendo y coloco en una mesita cerca con libros que me gustan mucho y se relacionan con la historia. En la mayor arrogancia quiero parecerme a lo que me gusta leer.
P. ¿Por ejemplo?
R. En este caso, Patricia Highsmith estaba en la mesita.
P. ¿Parte con ventaja al escribir por ser editora o resulta más difícil?
R. Entendés como funciona el mundo editorial, sabes que en el éxito o el fracaso entran en juego más factores que la calidad, que no todos los libros son de primera lectura. También conoces la necesidad de atención de los autores y su inseguridad, así que me miro con ternura. El narcisismo es un modo de supervivencia para los escritores.
P. “Pene, qué palabra”, piensa la protagonista de su novela en pleno acto sexual.
R. No hay nada más difícil de contar en un libro o una película que el sexo y a mí me gusta meterme en problemas. Las palabras sobre el acto sexual son bastante horribles, de ahí la perplejidad del personaje, y además me gusta el humor porque evita la cursilería. Polla es una palabra que me parece abominable y pene casi demasiado easy o ridícula. Y tengo la dificultad añadida de que soy argentina.
P. ¿Y en qué siente que escribe?
R. Ya dejé de preguntarme si es español o argentino. Hay palabras como bragas que me gusta más que bombacha. Pero la escritura es pura química, las palabras combinan unas con otras.
P. En su novela se habla de celos y envidia. ¿Quién le inspira esto?
R. No hay celos, porque según mi psicoanalista eso solo lo sientes cuando piensas que es algo tuyo que te quitaron, solo envidia. Y para un escritor es algo muy positivo, como un motor. A mí, la ambición desmedida y la capacidad de trabajo de Sara Barquinero me dieron envidia.
P. Su otra gran pasión es el tango.
R. Me interesa como a otra gente la meditación. Es una actividad muy sensorial que implica autoconocimiento y adiestramiento.
P. ¿Ha probado el flamenco?
R. Con las sevillanas sí, y me atascaba por tanto contacto visible.