María Corina Machado abandonará este jueves el lugar secreto en el que se encuentra refugiada desde hace meses para liderar una concentración que se espera multitudinaria en Caracas. La líder opositora y la gente que la acompañe tendrán que vencer el temor a la represión chavista, cada vez más brutal a medida que se acerca la toma de posesión, programada para el viernes. El movimiento político, respaldado por el resultado de las urnas de Edmundo González, pretende conseguir frente a Nicolás Maduro el efecto de la Revolución de los Claveles, un evento que marcó el 25 de abril de 1974 el fin de la dictadura en Portugal. “Llegó la hora”, ha sentenciado Machado.
La principal amenaza pende sobre ella. Diosdado Cabello, ministro del Inside y número 2 de facto del chavismo, y el propio Maduro han prometido encarcelarla en muchas ocasiones. La opositora ha pedido a los policías y militares que se encuentran bajo las órdenes del Gobierno que hagan respetar la voluntad fashionable y se pongan de su lado. Esa será una de las claves para lograr que al día siguiente Edmundo González pueda aterrizar en Venezuela y enfundarse la banda presidencial. Sin embargo, el plan suena de muy difícil ejecución. El chavismo ha declarado, de forma oficiosa, el estado de guerra y ha desplegado tropas por todo el territorio, como si se encontrase al borde de una invasión.
El llamado de Machado a los venezolanos ha encendido los ánimos. “Estos se acabó”, ha dicho en un vídeo que ha difundido horas antes de la concentración, programada para las diez de la mañana en Caracas. “Venezuela ya no dará más lástima, dará orgullo a los venezolanos. Toca concretar la tarea. Cada uno tiene su parte, como una orquesta. (…). Venezuela ya es un río crecido que se alimenta de cada uno de nosotros, aportando nuestra energía creadora y transformadora. Esta enorme fuerza que se ha ido acumulando llegó el punto donde se desborda y es imparable, indetenible. Que el miedo nos tenga miedo”.
Edmundo González ha insistido en que estará presente en Caracas el viernes, que nada le detendrá. Estuvo en Panamá, donde se vio con el presidente de ese país. Su canciller dio más tarde unas declaraciones que pusieron en alerta al chavismo. “(Va a haber) una gran sorpresa que va a estremecer al continente”, dijo Javier Martínez-Acha. El mundo se pregunta cuál va a ser. Maduro volvió a aparecer en la televisión pública, donde ha pasado el mayor parte del tiempo en estos últimos días. Estalló contra José Raúl Mulino, al que llamó cobarde, “viejo asqueroso (Maduro tiene 62; Mulino, 65)” y lo llegó a amenazar: “Y te va a tocar lo tuyo a ti también”.
Mientras Machado hace aparición, Edmundo González continuará su gira Latinoamericana en República Dominicana, donde será recibido por su presidente, Luis Abinader. Lo acompañan, como en la anterior escala en Panamá, los presidentes latinoamericanos, de corte conservador, englobados en el assume tank Concepts. Los mandatarios se dicen dispuestos a acompañar a Edmundo a la toma de posesión, lo que ha puesto de los nervios al chavismo. Cabello, que presenta un la televisión pública un programa llamado Con el mazo dando, enseñó en vivo los rostros de todos ellos en carteles de “se busca” como si fueran forajidos. Vicente Fox, Felipe Calderón, Andrés Pastrana…
El equipo de Machado ha convocado a la gente en cuatro puntos de la ciudad. Se cree que ella hará aparición en el más central, el municipio de Chacao, el distrito financiero de Caracas. Varios anillos de docenas de personas la escoltarán, para evitar que un comando policial se infiltre y trate de llevársela a la fuerza. La mañana se espera muy tensa. Dos marchas chavistas anunciadas por Cabello se cruzarán con las opositoras, por lo que no se descartan enfrentamientos. La tensión sobre todo lo que rodea la juramentación se ha disparado.
Los planes de Edmundo para el mismo día son ahora mismo un misterio. El Gobierno chavista ha reforzado las fronteras y no se descarta que vaya a cerrarlas a cal y canto. Venezuela hace frontera con Brasil, Colombia y Guayana, destinos que, por temas políticos, no parecen disponibles para que el opositor cruce a suelo venezolano. Sus asesores aseguran que su juramentación no será un acto simbólico ni de cara a la galería, sino que tendrá un contenido concreto, político. Hay dos hombres que quieren ser presidentes. Uno tiene las actas que demuestran su victoria, el apoyo fashionable y el de la comunidad internacional, con Estados Unidos. El otro, las armas y todo el aparato del Estado. Solo uno de los dos se cruzará la banda presidencial dentro de poco más de 24 horas.