Donald Trump es un estadista de altura que solo negocia con estadistas de su nivel. No son tantos. Benjamín Netanyahu, Narendra Modi, Xi Jinping, Mohamed Bin Salmán. Es corta la lista de hombres a los que puede llamar pares, todos generales del siglo XXI embarcados en un proyecto histórico de reordenación territorial. Pero solo uno de ellos ha puesto todos sus recursos para apoyar su campaña cuando nadie daba un céntimo por ella. Solo uno de ellos levantó una agencia de desinformación con cientos de trabajadores operando 24 horas al día para hundir a Hillary Clinton. Solo uno mandó a su agencia de inteligencia hackear los correos del jefe de campaña de Clinton y distribuirlos de la manera más inteligente posible para ayudarlo a ganar en 2016. Vladímir Putin es más que uno de sus pares. Es el único que le entiende y le respeta de verdad.