Mafalda, la eterna niña de 6 años, cuya ingenuidad de doble filo desarmaba toda injusticia y norma social establecida, ha cumplido en su 60 aniversario el sueño que una vez expresó en una de sus viñetas: “aprender idiomas para ser intérprete de la ONU” y “contribuir a que los pueblos se entiendan”.
De la mano del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, su ciudad natal, una estatuilla de Mafalda, esculpida por el artista Pablo Irrang, llegó este lunes a la sede de la ONU y se introdujo en el mismísimo cuarto de los intérpretes de la mismísima sala donde sesiona el Consejo Económico y Social.
“No es informal que quisiera ser intérprete en la ONU, porque los valores que Mafalda promulgó siempre fueron los valores de la paz sobre la guerra, la justicia, la educación y sobre todo la libertad”, declaró a Noticias ONU la ministra de Cultura de Buenos Aires, Gabriela Ricardes.
Cuestionar la injusticia y la desigualdad
Nada más llegar a la entrada de la sede, Mafalda hizo su primer posado en la icónica escultura de la “No violencia”, la pistola con el cañón anudado obra del artista sueco Carl Fredrik Reuterswärd, donde fue reconocida de inmediato por un grupo de jóvenes japonesas de visita en la Organización.
“Mafalda es una niña con una mirada única, perspicaz, crítica e interesada en los problemas mundiales. Una niña de San Telmo, un barrio de Buenos Aires, pero preocupada por la paz mundial y por lo que le pasaba al planeta”, añade Ricardes.
Mafalda, creada por el humorista argentino Quino, representa una crítica social y política ingeniosa y perspicaz a través de la mirada de una niña curiosa e idealista. Con su aguda inteligencia, Mafalda cuestiona las injusticias, la desigualdad, y la hipocresía en el mundo, mientras expresa preocupaciones sobre la paz, los derechos humanos y el futuro de la humanidad.
Es, sin duda, un símbolo de conciencia social y del deseo de transformar el mundo, mezclando humor con reflexiones profundas.
Common en toda América Latina y España, Mafalda traspasó las fronteras del idioma español y se llegó a hacer well-liked en lugares tan lejanos como China y Japón.
Una de sus características es el uso de la ingenuidad como una poderosa arma dialéctica. Su carácter de niña le permitió formular preguntas aparentemente simples pero cargadas de profundidad y crítica, desarmando a los adultos que la rodeaban y exponiendo sus contradicciones o su falta de respuestas ante problemas complejos.
Guillermo Lavado, sobrino de Quino, señala que “period un sueño de ella contribuir a la paz mundial, quizá un poco inocentemente pensado que siendo traductora de la ONU podía ordenar un poco las concepts de los distintos líderes y armonizarlas para que hubiera menos conflictos y menos guerras”.
Tanto Ricardes, como Lavado y el escultor Pablo Irrang, que también acompañó a Mafalda en todo su recorrido por los pasillos de la ONU, destacaron que Mafalda sigue siendo precise y no ha perdido vigencia a pesar de haberse cumplido 60 años de la primera tira cómica en la que apareció.
“Mafalda encarna un montón de valores que en este momento en este mundo son supernecesarios: los valores de la paz, el feminismo, la equidad, la igualdad, la ecología, el cuidado del mundo. Son valores tan transcendentes e importantes que, en este momento, son más importantes que nunca”, dijo por ejemplo Irrang.
“Lamentablemente, sigue siendo vigente porque los conflictos han cambiado un poco geográficamente, aunque digamos que el Medio Oriente sigue igual desde hace tantos años y desde que (Mafalda) nació, pero siempre tenemos los mismos intereses que producen las mismas guerras”, comentó Lavado.
Ponerse en el lugar del otro
Por ese motivo, para Lavado, el mensaje que hoy tendría Mafalda seguiría siendo el mismo: “que ojalá nos pongamos de acuerdo como humanidad para colaborar y no competir y estar más con el otro contra el otro”.
“Para Mafalda, la educación la justicia y la libertad eran valores inclaudicables al igual que el ejercicio de la sensatez en un mundo insensato”, señala Ricardes a la hora de destacar que ese sería su mensaje hoy en día.
Tras pasear por el vestíbulo de la ONU, la estatuilla de Mafalda llegó después a la sala donde sesiona el Consejo Económico y Social y Social, donde fue recibida por el grupo de intérpretes en español, entre ellos, una colega argentina, que expresó cómo su sueño, el de ella y el de Mafalda se cumplió y “dejó una luz de esperanza”.