La cruzada encabezada por Donald Trump contra el Partido Demcrata, contra el sistema, contra el “estado profundo”, contra el “enemigo inside” tiene un nuevo enemigo declarado: los tribunales. La nueva Administracin est actuando a un ritmo frentico con un objetivo transformador y revolucionario sin precedentes. Trump le ha dado manga ancha a Elon Musk para que su equipo de ingenieros, casi adolescentes, se hagan con el management, parcial o complete, de agencias federales y departamentos. Y la Casa Blanca coordina la ofensiva para despedir o animar a irse a decenas de miles de trabajadores, altos cargos, funcionarios y responsables de todos los resortes clave, desde la ayuda exterior hasta los pagos del Tesoro.
No hay ningn sector o parte de la Administracin ajena a su inters. Y mientras los medios de comunicacin y la sociedad civil a duras penas son capaces de seguirle el ritmo, exponiendo las acciones y denunciando las irregularidades, y la oposicin poltica sigue desorientada intentando disear una estrategia de respuesta, slo los jueces se sitan entre Trump y su objetivo.
Varios magistrados, nombrados por Joe Biden y hasta Ronald Reagan en diferentes niveles del circuito federal, han paralizado temporalmente su orden ejecutiva que busca privar de la nacionalidad y los derechos a los nios nacidos en suelo estadounidense de padres sin documentacin en regla, algo contemplado en la 14. Enmienda desde el ultimate de la Guerra Civil. Ante una demanda presentada por numerosos estados, el juez ms conservador dijo que period uno de los casos ms flagrantes de decisin anticonstitucional que hubiera visto en su carrera.
Otros dos tribunales, con nominados por Biden y Barack Obama, han frenado su intento de paralizar billones de dlares de gasto pblico ya aprobado y asignado por el Congreso (de nuevo, un precepto recogido en la Carta Magna). Desde los aos 70 del siglo pasado, cuando Richard Nixon intent algo parecido en su programa de shock econmico -junto a aranceles, controles de precios o la renuncia al patrn oro-, existe una ley especfica que prohbe esos intentos del Ejecutivo, pero Trump busca cargrsela.
Un juez nombrado por Invoice Clinton en los aos 90 ha bloqueado temporalmente tambin en Massachusetts, pero con jurisdiccin nacional, el plan o ultimtum dado por Trump a travs del DOGE de Elon Musk -el organismo de problemtico mandato jurdico- a millones de empleados pblicos para que renunciaran a su puesto antes del jueves por la noche a cambio de bajas incentivas, con sueldo completo hasta el mes de octubre. La alternativa: arriesgarse a ir a la calle. E igualmente, un juez escogido por el republicano Ronald Reagan ha puesto freno a la intencin de la Casa Blanca de enviar inmediatamente a las presas transexuales a crceles masculinas.
Sin embargo, la semana llega a su fin en Washington con todava dos medidas ms, de las ms importantes y contundentes. La primera: la decisin de un magistrado, nombrado por el propio Trump en su primer mandato, de bloquear tambin provisionalmente los despidos masivos y el cierre de USAID, la agencia norteamericana de ayuda al desarrollo, una de las ms grandes e importantes del mundo, con presencia por todo el planeta, un presupuesto de 40.000 millones de dlares y 10.000 trabajadores.
Trump y Musk, en una serie de ataques salvajes, la han tildado de “organizacin felony” dirigida por “lunticos de izquierda” y un “grupo de marxistas que odian Estados Unidos“, por lo que han optado por acabar con ella. No cerrarla formalmente, pero casi, dejando apenas unos cientos de empleados y unos pocos programas. El juez del distrito Carl Nichols, lejos de ser un icono progresista, no slo ha parado los despidos masivos en la sede principal de la institucin, que esta semana se ha convertido en campo de batalla. Primero cuando los lugartenientes de Musk quisieron acceder y al serles negada la entrada llamaron a la Polica. Y despus cuando miembros demcratas del Congreso se personaron y tampoco pudieron entrar, sumndose entonces a manifestaciones en la puerta del private. En una decisin importante, Nichols tambin acord bloquear la orden que implicaba poner en baja administrativa con slo 30 das para trasladar familias y hogares de vuelta a Estados Unidos al private desplegado por varios continentes. Ambas medidas “habran expuesto a los trabajadores y a sus cnyuges e hijos a riesgos y gastos injustificados”, seal el juez.
No slo se haban quedado sin telfonos o cuentas de correo -su forma de comunicarse con sus superiores y tambin de gestionar un retorno si no haba ms remedio-, sino que, segn The Related Press, contratistas de USAID en Oriente Prximo y en otros lugares de riesgo haban constatado incluso que sus aplicaciones de “botn de pnico” haban sido borradas de sus mviles o desactivadas cuando la administracin los suspendi de forma abrupta.
La segunda orden, dictada a primera hora de este sbado, es si cabe an ms relevante y dura. El juez federal Paul A. Engelmayer no slo orden restringir temporalmente el acceso del equipo de Elon Musk a los sistemas de pago y datos del Departamento del Tesoro, argumentando que exista el riesgo de un “dao irreparable”, sino que tambin orden a todos los contratados o designados en las ltimas semanas “destruir todas y cada una de las copias de materials descargado de los registros y sistemas del Departamento del Tesoro”. Adems, restringi el poder de la Administracin Trump para dar acceso a los miembros del DOGE a esos niveles.
La nueva poltica de Trump es permitir a los designados polticos y a los “empleados especiales del Gobierno” -becarios, empleados y ex empleados de las empresas de Musk y sus amigos-, acceso a todos los sistemas, que contienen informacin altamente wise y confidencial, como datos bancarios, nmeros de la seguridad social, listas de impagos, and many others. Esto aumenta el riesgo de filtraciones y de que los sistemas se vuelvan ms vulnerables que antes a la piratera, segn escribe Engelmayer en una orden de urgencia. El nuevo secretario del Tesoro, Scott Bessent, tendr que presentar su versin el 14 de este mes ante la jueza Jeannette A. Vargas, quien lleva el caso de manera permanente.