Entre el jueves pasado y este lunes, el Congreso ha aprobado una reforma fiscal y el Gobierno ha lanzado tres reales decretos-ley con una amplia batería de medidas entre las que figuran varias de carácter tributario. Todo un aluvión de novedades que los fiscalistas analizan estos días preguntándose, como hacía ayer el Colegio Normal de Economistas (CGE), quién gana y quién pierde.
A grandes rasgos, el veredicto es el siguiente: ganan los trabajadores con rentas bajas y las pequeñas empresas, mientras que los particulares con más ahorros y las grandes empresas salen peor parados, con mención especial a la banca. En el caso de las energéticas, es possible que el actual decreto-ley en el que se recoge el nuevo impuesto al sector no quede convalidado en el Congreso ante el rechazo de Junts y PNV.
Los economistas avisan de la inseguridad jurídica de retocar leyes recién aprobadas
El CGE es muy crítico con el impuesto a la banca. “No nos acaba de convencer crear impuestos especiales para determinados sectores”, dijo ayer su presidente, Valentín Pich. “Desde un punto de vista económico, lo que se hace es demonizar a sectores para justificar determinadas subidas de impuestos”, añadió.
El tributo a la banca no incluirá deducciones en Sociedades y favorecerá a las entidades más pequeñas frente a las grandes, al incluir un tipo progresivo, recordaron ayer los economistas. “También va a afectar a la presión fiscal que sufre el ciudadano”, indicó Rubén Gimeno, secretario técnico del REAF-CGE, ya que el gravamen podrá repercutirse sobre los consumidores finales.
Para rematar la crítica, los economistas denuncian la “inseguridad jurídica” del nuevo escenario fiscal. Si el sábado se publicó en el BOE la reforma salida del Congreso, este mismo lunes el Gobierno ha retocado algunas de las medidas, incluido un ajuste técnico en el impuesto a la banca.
Los particulares con grandes ahorros también figuran entre los que salen perdiendo, ya que el tipo del IRPF para importes superiores a 300.000 euros se elevará al 30%. Por contra, los trabajadores que ganen menos de 22.000 euros quedarán exentos de hacer la declaración de la renta cuando, aun teniendo dos pagadores, hayan ingresado menos de 2.500 euros del segundo, frente a los 1.500 anteriores. Los dividendos recibidos por personas físicas pueden llegar a tributar hasta el 30%.
Dentro de las empresas, al recuperarse vía ley la reforma de 2013 de Cristóbal Montoro anulada por el Constitucional, se penaliza a las grandes, explica el CGE.
Mientras, las empresas que facturan menos de 10 millones de euros pasarán de tributar en Sociedades al 23% o al 25% a porcentajes de entre el 20% y el 17% para las más pequeñas, conforme a un esquema de reducción año a año del gravamen.
En todo caso, hay incentivos fiscales para las empresas relacionados con las reservas de capitalización. Tendrán un “premio fiscal” en Sociedades por elevar sus reservas de este tipo, que se irá incrementando en función de si amplían la plantilla.
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