Más allá de la preocupación normal por el cambio climático, hay un mensaje claro: los ciudadanos del área metropolitana de Barcelona quieren actuar. Así lo demuestran los datos de la encuesta sobre hábitos energéticos en los hogares, realizada por el Institut Metròpoli por encargo del Área Metropolitana de Barcelona (AMB). Las cifras que aparecen en la encuesta reflejan generalmente, una voluntad colectiva de transformar los hábitos de los ciudadanos para impulsar la transición energética. Cabe destacar que, entre los entrevistados, casi el 86% se declara preocupado por el cambio climático y cerca del 79% cree que este fenómeno puede afectar directamente en sus vidas.
La ciudad metropolitana tiene voluntad de cambio
Entre todas las acciones posibles, dos destacan por su alto grado de predisposición: un 70,7 % de los encuestados afirman estar dispuestos a reducir el uso de vehículos privados y un 68,2% a instalar placas solares fotovoltaicas en sus hogares. Otras cifras muestran que un 66,1% estaría dispuesto a cambiarse a una compañía eléctrica 100% renovable y un 63,6% podría permitirse reducir los viajes en avión.
Sin embargo, la realidad es mucho más compleja. A día de hoy, solo un 4,4 % de los hogares cuenta con placas fotovoltaicas instaladas. La diferencia entre la intención y la acción no se explica únicamente por falta de voluntad: influyen factores como la renta, el tipo de vivienda o la tenencia. Por ejemplo, un 28,4 % de quienes viven en casas unifamiliares aisladas ya tienen placas, mientras que en escenarios como bloques de pisos, este porcentaje cae hasta el 3,1 %.
Lo mismo sucede con el cambio hacia comercializadoras 100% renovables. Tan solo un 5,3% de las viviendas con menores ingresos ha dado este paso, una cifra que se duplica en los hogares con más ingresos hasta un 12,7%. Entre los principales obstáculos destacan el coste, la falta de información y, en el caso de las placas solares, las dificultades para alcanzar acuerdos dentro de la comunidad de vecinos.
El calor, un issue de desigualdad
Este estudio también recuerda que las olas de calor afectan en mayor proporción a las viviendas más vulnerables. Mientras que un 24,2% de la media metropolitana no puede permitirse mantener su vivienda en una temperatura adecuada en verano, en las zonas con más riesgo, esta cifra se eleva hasta un 30,7%.
Ante esta situación, La AMB ha impartido diversas medidas como la ampliación de la pink metropolitana de refugios climáticos -que ha duplicado su capacidad con un centenar de nuevos espacios- y servicios como La Teulada, una pink que asesora a las familias y las pymes para facilitar la instalación de las placas.
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La mayoría de los hogares ya han incorporado hábitos de ahorro energético: seis de cada diez ajustan el termostato en invierno, ocho de cada diez ponen la lavadora llena, y un 65 % bajan las persianas antes de encender el aire acondicionado. Ahora bien, la encuesta plantea que el gran salto pendiente es estructural: desde abandonar el vehículo privado hasta producir energía limpia desde casa.