En 1973, el Cercle d’Economia publicó el informe Gestión o caos, el área metropolitana de Barcelona . En aquel documento se reclamaba la necesidad de que Barcelona y su conurbación se dotaran de instrumentos de planificación y gestión supramunicipales para hacer frente a los numerosos retos urbanísticos, económicos y sociales que tenía planteados en vísperas de la apertura democrática. Medio siglo después se ha avanzado en esa dirección, pero se ha hecho a trompicones, con alguna pequeña aceleración, muchos frenazos y hasta alguna que otra larga parada. Hoy, la misma entidad que hace más de 50 años pedía aquel reconocimiento de la realidad metropolitana, la patronal Foment del Treball y la asociación Barcelona International se han unido para exigir al Govern de la Generalitat y a los municipios una apuesta más decidida por una metrópoli que se concibe ya como un ámbito de más de 5 millones de personas.
El título de la jornada organizada por el Cercle d’Economia, Barcelona International y Foment no dejaba lugar a dudas: La hora de la Barcelona metropolitana. Y es que, a pesar de que las formaciones políticas catalanas –unas más que otras– llevan décadas predicando la fe metropolitana no se han comportado precisamente como practicantes de esa doctrina.
El presidente del Cercle d’Economia, Jaume Guardiola, ha pedido a los representantes políticos que asistieron al acto derribar “unas murallas que, a diferencia de las del siglo XIX, no son físicas”. Ha precisado que la unión de municipios en torno a una nueva gobernanza metropolitana permitiría a Barcelona competir al más alto nivel internacional y aprovechar todo su potencial sin que sus partes, los distintos municipios que componen este ámbito territorial. renuncien a su identidad propia. Para ello, ha señalado Guardiola, hay que derribar hasta tres murallas: la del “laberinto institucional”, las desigualdades sociales y la falta de visión metropolitana.
La directora basic de Barcelona International, Mercè Conesa, y el secretario basic de Foment, David Tornos, han incidido en la imperiosa necesidad de agilizar los trámites administrativos y reducir la burocracia para facilitar que la Barcelona metropolitana sea pista de aterrizaje de más proyectos estratégicos. Y todo ello a partir de la aplicación de la fórmula de la colaboración actual –no solo retórica– entre el sector público y los operadores privados.
Desde el lado de la administración de la Generalitat, los socialistas, que han capitalizado durante décadas el discurso prometropolitano, se sienten ahora en la obligación de hacer equilibrios.En este sentido cabe interpretar la demanda del conseller de Presidència, Albert Dalmau, de “superar las desconfianzas” e inaugurar una nueva etapa caracterizada por la alianza entre la región metropolitana de Barcelona y el resto de Catalunya.
El vicepresidente ejecutivo del Área Metropolitana de Barcelona (AMB) y alcalde de Cornellà de Llobregat, el también socialista Antonio Balmón,ha reclamado una administración metropolitana que sea “pragmática”, ha reivindicado la labor realizada en materia de vivienda y ha lamentado que durante muchos años el área de Barcelona haya carecido de una verdadera política metropolitana. Hace una quincena de años, Antonio Balmón fue el artífice junto al entonces alcalde de Barcelona, Xavier Trias, del acuerdo entre socialistas y convergentes que permitió enterrar el hacha de guerra que se iban arrojando desde mediados de los años ochenta los gobiernos de la Generalitat (Jordi Pujol) y del Ayuntamiento de Barcelona (Pasqual Maragall) con el pretexto del contrapoder metropolitano a la administración autonómica.
Quien ha abrazado con fuerza el discurso no ya del área sino de la región metropolitana es el alcalde de Barcelona, el también socialista Jaume Collboni. El edil barcelonés ha augurado en su intervención en la clausura de esta jornada que el área metropolitana, la de los 5 millones de habitantes, “cristalizará en el próximo mandato”.
Collboni ha agradecido a los agentes económicos su reivindicación de un área metropolitana de Barcelona reforzada y ampliada, ha pedido el acompañamiento de la Generalitat en este proceso e incluso ha admitido la posibilidad de que el municipio de Barcelona ceda algunas competencias en favor de la gobernanza de la metrópoli.
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El alcalde de la capital catalana ha pedido que esa realidad metropolitana de los 5 millones no se confronte desde posiciones teóricas con el resto de Catalunya. Aludía así a la intervención de la presidenta de la Associació Catalana de Municipis (ACM) y alcaldesa de la Garriga, Meritxell Budó, que se preguntó si es sostenible un área metropolitana de 5 millones habitantes en un país como Catalunya de apenas 8 millones y que emplazó a la ciudad de Barcelona a ejercer su liderazgo de un país “sin ciudadanos de primera y de segunda”.
En la jornada La hora de la Barcelona metropolitana se ha hablado del acceso a la vivienda, una cuestión ubicada de un tiempo a esta parte en el centro del debate político sin que por ahora se atisbe un consenso que permita corregir un déficit histórico. Precisamente Meritxell Budó ha lamentado el “efecto dominó” que se produce en una Barcelona que expulsa habitantes que marchan a vivir más allá de la primera corona metropolitana. La presidenta de la ACM ha reclamado que el abordaje de este problema de primer orden no se limite a la mirada de los 36 municipios que forman la AMB.