Twitter llevaba años siendo considerada el ágora pública digital por excelencia. Esa fue su vocación desde sus inicios, y por eso atrajo a tantos usuarios que hasta entonces moraban sobre todo por Fb. Nada de contar tu vida, como en la plataforma de Zuckerberg: en la crimson social del pajarito solo cabían mensajes cortos, de 180 caracteres, lo que favorecía las discusiones y la difusión de contenidos. Ese formato triunfó, y poco a poco propició el surgimiento de competidores.
Cuando Elon Musk compró Twitter y lo convirtió en X, esas alternativas empezaron a ganar aire. Aunque X es la líder indiscutible en este segmento, con 550 millones de usuarios mensuales activos, su dominio no es absoluto. En solo un año, Threads, la opción de Meta, acumula ya 175 millones de usuarios. Muy por detrás de ellas aparecen opciones como Mastodon o Bluesky, con unos 15 millones de usuarios cada una. Son cifras insignificantes para Fb, la crimson de redes, que suma más de 3.000 millones de usuarios, o Instagram, que cuenta unos 2.000 millones.
Estas son las principales alternativas a X disponibles en este momento.
Bluesky: vuelta a los orígenes de Twitter
Baste con decir que Bluesky la levantó el cofundador y máximo responsable de Twitter, Jack Dorsey, para mostrar que su objetivo es recuperar el aroma de los primeros tiempos de Twitter. Tras abandonar los mandos de la crimson del pajarito en 2021, el ejecutivo lanzó Bluesky en 2023, que presentó como una versión mejorada de Twitter. Aunque en realidad nació en 2019 como un proyecto paralelo a Twitter con protocolo descentralizado.
Bluesky tiene un aspecto y funcionamiento prácticamente idéntico al de X. Aunque presenta algunas novedades: el usuario puede decidir quién ve y quién no sus mensajes, se puede evitar que otro usuario te meta en una conversación mencionándote, se puede bloquear a listas enteras de usuarios, se puede elegir qué quieres que te sugiera el algoritmo…
En definitiva, ofrece más libertad al usuario para configurar el cerco de sus interacciones y el tipo de contenidos que aporta el algoritmo. Exactamente lo contrario que está sucediendo ahora mismo en X.
Threads: la respuesta de Zuckerberg a X
Pese a que Meta controla Fb e Instagram, dos de las cinco mayores redes sociales del mundo (a la que se puede sumar WhatsApp si se considera crimson social), Mark Zuckerberg decidió el año pasado lanzar una alternativa a X, la plataforma por la que discurre gran parte del debate público. Así nace Threads, cuyo diseño y funcionamiento es prácticamente idéntico a X.
Threads nace con una ventaja de serio: los números. La crimson social está vinculada a Instagram, es decir, los usuarios de esta última no necesitan registrarse de cero, así que sumó muchos desde el principio a muchos instagramers. Se parece más a X que a Bluesky, en el sentido de que el peso del algoritmo en los contenidos que se muestran es mayor. No hay mensajes directos ni etiquetas, o hashtags.
Pero se diferencia de la plataforma de Musk en aspectos clave: no hay porno y hay moderación de contenidos, por lo que es más difícil encontrar bulos conspiranoicos. En cuanto a los contenidos políticos, no están prohibidos, pero el algoritmo no los mueve ni recomienda.
Mastodon: la opción friki
Mientras que el usuario de X se manejará fácilmente en Threads o Bluesky desde el minuto uno, probablemente no le pase lo mismo con Mastodon. Su funcionamiento es más complejo, como también lo es su ambición: se trata de una crimson social realmente descentralizada y de código abierto en la que los usuarios hacen y deshacen. “Mastodon no es solo un sitio web como Twitter o Fb, es una crimson de miles de comunidades operadas por diferentes organizaciones e individuos que brindan una experiencia fluida en las redes sociales”, dicen sus creadores.
No hay una página central de Mastodon, sino muchos Mastodon distintos. Al registrarse, el usuario se conecta a una o varias comunidades definidas en torno a intereses (tecnología, videojuegos, and so on.). Una vez dentro de una comunidad o “instancia”, el funcionamiento se asemeja más a X. Con algunas diferencias importantes: los mensajes son de hasta 500 caracteres, frente a los 280 de X, y cada comunidad tiene sus propias normas y equipo de moderación.
Reality Social o Parler: los ‘antiwoke’
El asalto al Capitolio de enero de 2021 de los trumpistas convencidos de que les habían robado las elecciones tuvo consecuencias en el mundo de las redes sociales. La mayoría de ellas expulsó a Donald Trump, que alentó las protestas, así que sus más fervientes seguidores decidieron irse también. Parte de ese éxodo lo recogió Parler, una plataforma que llegó a tener 16 millones de usuarios, y más tarde Reality Social, la crimson social lanzada por el propio Donald Trump, que apenas reúne a millón y medio de forofos.
En ambos casos, su bandera es la “libertad de expresión”, lo que realmente significa que no hay ningún tipo de moderación de contenidos y caben comentarios racistas, sexistas o que inciten a la violencia. Ambas opciones son minoritarias en EE UU y prácticamente inexistentes en Europa.