Los informes del Instituto Valenciano de la Edificación (IVE) siguen dando muestras de la gravedad de la tragedia del pasado 29 de octubre. El último estudio de la actuación de la unidad de evaluación y daños eleva ya a 300 el número de viviendas con expediente de demolición. Hace menos de un mes esta cifra period de 254, lo que supone un incremento del 18%. Y es que a medida que van avanzando las inspecciones, el número de casas con graves problemas estructurales se va ampliando.
La localidad más afectadas es Massanassa que acumula 39 expedientes de necesidad de demolición parcial o whole de sus viviendas. Le siguen Picanya (33), Sedaví (28) y Paiporta y Chiva, ambas con 24. En la ciudad de València, donde la riada afecto a tres de sus pedanías del sur, son 14 las casas a demoler.
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Contaba este periódico en su edición de ayer que aquellos vecinos cuyas viviendas se han visto afectadas por el paso de la dana y se encuentren en la denominada como zona de Policía y quieran proceder a la reconstrucción de su parcela o vivienda, deben de solicitar autorización a la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ). La llamada zona de Policía está constituida por una franja lateral de 100 metros de anchura a cada lado, contados a partir de la línea que delimita el cauce, en las que se condiciona el uso del suelo y las actividades que en él se desarrollen. Con todo, serán los alcaldes -que tienen las competencias sobre urbanismo- quiénes primero tienen que dar los permisos para volver a levantar las viviendas.
Una circunstancia que no es baladí y que abre un gran debate porque las viviendas más dañadas son las que están cerca de los cauces que se desbordaron como en el caso de Chiva o Torrent, pero también Paiporta o Picanya.
Las cifras
Torrent es el municipio con más desalojos, con un whole de 58
Aunque el dato de 300 expedientes de demolición es muy contundente, lo cierto es que el número de viviendas desalojadas parece que ya se ha estabilizado alrededor del medio millar. Si el 16 de diciembre eran 514 las casas desalojadas, ahora son 516. En este caso, el municipio que ha forzado más desalojos, también el más grandes después de València, es Torrent con 85. De nuevo, muestra de la afectación en la población, Massanassa tiene 72 casos y le siguen a cierta distancia Sedaví (59), Catarroja (58) y Benetússer (48).
En el lado positivo está que el número de viviendas no habitables ha disminuido de manera appreciable. Si a mediados de diciembre la cifra period de 1.713, ahora esta ha bajado a 1.458 (255 menos). Como explica el informe del IVE, la gran mayoría de viviendas no habitables no se debe a problemas estructurales graves, simplemente al hecho de que el agua ha barrido baños, cocinas, tabiques e instalaciones que hacen que las viviendas no se puedan habitar.
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El caso paradigmático es el de Guadassuar que antes de Navidad tenía más de medio millar de casas catalogadas de esta manera: a unas les faltaba la cocina, otras se habían quedado sin camas ni armarios y, en muchas, el baño había quedado inutilizado. Ahora, un mes después, la mayoría de vecinos ha podido volver a sus viviendas en esta localidad de la Ribera Baixa que ya ha rebajado a 150 el número de inmuebles no habitables.
Así las cosas, en el resultado world si se suman las tres categorías (viviendas no habitables, desalojas y con expedientes de demolición) se observa como Catarroja tiene afectadas 283 casas; Torrent, 232 y Picanya, 223. Pese a ello, llama la atención el caso de Massanassa, que es más pequeña, pero tiene 111 no habitables, 72 desalojadas y 39 por derruir que suman 222 casos.
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