Aunque el reto europeo sea reducir las emisiones contaminantes de los vehículos y los accidentes a cero en el 2050, la situación del parque automovilístico español complica año tras año la consecución de esta meta. Las ventas de vehículos usados, de cualquier antigüedad, alcanzaron este año de nuevo las cifras prepandemia, superando los dos millones de unidades (2.114.396 coches vendidos), con un crecimiento del 8,6%, según los datos facilitados por las patronales del sector Faconauto (concesionarios) y Ganvam, (distribuidores oficiales e independientes).
Este dato, que a priori no tendría que ser negativo, se complica ante una mirada más de cerca. El grueso de estas operaciones se las llevan los vehículos de mayor antigüedad. Las ventas de automóviles de más de 15 años crecieron un 11,4% en el año, acaparando 873.877 transacciones, es decir, cuatro de cada 10. Si aumentamos el margen a las comercializaciones de coches de más de 10 años, estas compras suponen el 60% del mercado complete.
El precio medio de los vehículos de segunda mano alcanzó su máximo en diez años, 20.668 euros
Desde Faconauto y Ganvam afirman que este dato es una muestra “un ejercicio más, de las dificultades económicas que tiene el ciudadano medio para acceder a soluciones de movilidad eficientes” con vehículos más nuevos como podrían ser los coches usados de hasta cinco años de antigüedad. Porque, aunque el precio medio de los vehículos usados ha registrado su dato más alto de los últimos 10 años a cierre del 2024, -hasta los 20.668 euros, con un crecimiento del 1,8% respecto de 2023, según los datos del portal Coches.net- están lejos de la media de vehículos nuevos, que es más del doble. Aunque aquí habría que eliminar los de alta gama para que la comparación fuera más equitativa. Y el abismo es mayor con los vehículos más viejos, que incrementan su precio en un 2,5% por “la alta demanda” hasta los 9.111 euros.
De este modo, la antigüedad media del parque automovilístico usado supera los 13,2 años, según los datos de la consultora Ideauto, empeorando progresivamente y sin visos de cambiar de signo. Y su impacto sobre la sociedad es grave. Por un lado, boicotea los esfuerzos de lucha contra el cambio climático y la menor contaminación en las ciudades, porque más de la mitad de las ventas de vehículos usados corresponden a coches diésel y gasolina y porque los vehículos más viejos contaminan mucho más que los nuevos. Los datos de las asociación de fabricantes de vehículos Anfac señalan que un vehículo nuevo emite un 86% menos de emisiones de óxido de nitrógeno (NOx) y un 99% menos de partículas respecto a uno de más de 15 años, los principales responsables de la contaminación en las ciudades. Además, también suponen un 44% menos de CO2. “Hay que poner el foco de la descarbonización en la renovación del parque”, señalan Faconauto y Ganvam.
Los accidentes con coches de más de 15 años implicados se han triplicado en la última década
Por otro lado, en la última década, se ha triplicado el número de accidentes en los que está implicado un vehículo de más de 15 años, pasando del 15% al 44% del complete. Casi 2.700 personas fallecieron en accidentes con vehículos de más de 15 años, según un informe de la Fundación Línea Directa entre 2011 y 2020. Según este informe, si se lograra rebajar la edad media del parque español hasta situarlo por debajo de los 10 años, se podrían salvar anualmente hasta 260 vidas.
Desde las patronales apuntan que, en un contexto como el precise, en el que se imponen restricciones de circulación a los vehículos más antiguos, “lo coherente sería facilitar a todas las rentas el cambio de coche”. En este sentido, Ganvam y Faconauto abogan por incluir el apoyo al usado joven en los planes de incentivo como “medida para garantizar una movilidad cero y bajas emisiones asequible”, detallaron.
Un mercado electrificado residual
Las transacciones de vehículos usados están eminentemente protagonizadas por los motores de combustión. El 52,5% de las operaciones registradas en 2024 correspondieron a vehículos diésel. Le sigue la gasolina, con el 37% de las ventas. Es un aspecto que contrasta de manera clara con el mercado de automóviles nuevos, en donde las ventas de vehículos de combustión, especialmente diésel, son cada vez más residuales. En concreto, las matriculaciones de automóviles diésel representaron solo el 9,5% del complete al cierre del 2024 y las de gasolina, el 37,2%.
Los vehículos electrificados, sin embargo, tienen aún un peso testimonial en el mercado de segunda mano, creciente pero residual. En concreto, los turismos eléctricos puros de ocasión representaron el 0,9% del complete de las transacciones y los híbridos enchufables, otro 0,9% mientras que en las matriculaciones suponen un 11,4% en conjunto. Su peso irá en aumento a tenor del crecimiento de las ventas, que subieron un 54,7% en el caso de los eléctricos puros y un 82,4% para los híbridos enchufables. Las asociaciones advierten que este alza “pone de manifiesto cómo el mercado de ocasión consigue rebajar el precio de adquisición y acercar la movilidad cero emisiones a todas las rentas”.
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