Para bien o para mal: esto es España, esto no es Alemania. Este es el argumento de la dirección del PP para alejar la posibilidad de un pacto con el PSOE como el que Friedrich Merz, el futuro canciller democristiano, impulsa en Berlín y para el que cuenta no solo con los socialistas del SPD sino también con los verdes. Un rearme millonario para el que será necesaria una reforma de la Constitución.
Ahí es nada. A poco más de dos mil kilómetros de la capital alemana, en Madrid, los puentes que unen a las dos grandes familias políticas europeas están rotos y en su lugar se ha erigido un muro, denuncia el PP, en alusión a la metáfora empleada por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para defender su investidura, cuando situó a Alberto Núñez Feijóo al otro lado de la línea que separa al PSOE y sus variopintos aliados de la ultraderecha de Vox.
Esa brecha es la que imposibilita, por el momento, una entente related a la que alumbrará la reedición de la Grosse Koalition germana: en la Europa meridional, como se ha visto también en Italia, no hay cortafuegos o cordones sanitarios para aislar a la derecha radical, con la que los conservadores clásicos se ven obligados a negociar si quieren llegar al gobierno.
Lee también
El jefe de la oposición exige que el aumento del gasto en defensa reciba la autorización del Congreso
Sucedió en varias comunidades autónomas y volverá a suceder, salvo un unbelievable giro de la historia, cuando Feijóo necesite los votos de Santiago Abascal para llegar a la Moncloa. Pero al margen de esa primera y profunda diferencia entre el sistema político alemán y el español, la fragmentación del Congreso, con una precaria mayoría a favor de Sánchez que ante el desafío geoestratégico al que se enfrenta Europa ya se ha deshecho como un azucarillo, ofrece al PP una nueva ocasión de evidenciar la debilidad del Gobierno. Y no la va a desaprovechar.
Como hizo el jueves, a la salida de su infructuosa “charla de café” con Sánchez, ayer el jefe de la oposición volvió a denunciar la falta de información sobre los planes del Ejecutivo para aumentar el gasto en defensa. “Nadie sabe cómo piensa financiarlo”, aseguró Feijóo en Valladolid, donde visitó unas bodegas de la DO Rueda y cargó contra el “patriotismo de pacotilla” de Vox ante los aranceles con los que amenazan los Estados Unidos de Donald Trump.
Y fue más allá. Ante la posibilidad de que el presidente no someta a votación en las Cortes, donde algunos de sus socios, bajo el simplista eslogan de “¡No a la guerra!”, ya han anunciado que se opondrían, el aumento del presupuesto militar y busque otra vía para aprobarlo, Feijóo anunció que el PP no será “cómplice de esta anomalía democrática permanente”.
Lee también

El presidente del PP advierte del “fraude de ley” de hacer “enjuagues” contables para lograr recursos
Y es que Génova teme que la Moncloa emplee “fórmulas espurias” para conseguir ese fin, y, por más que el líder del PP coincida en el fondo, en sintonía con sus homólogos del PPE, no se comprometerá a nada sin la autorización del Parlamento.
“Nos deslizamos hacia el barranco de la autocracia”, analizó Feijóo tras exponer la hipótesis, que espera que “no cristalice”, de que Sánchez, a quien acusó de abusar de los decretos ley, haga “enjuagues” con las cuentas del Estado para buscar recursos este año y salir del paso. “Sería un fraude de ley. No tiene legitimidad para comprometer dinero para las próximas décadas”, sentenció.
En el Gobierno, al tiempo, demandan altura de miras y sentido de Estado al líder del PP ante la gravedad de la situación y la necesidad de rearmar a Europa y a España ante la retirada del paraguas protector de Estados Unidos. Pero nadie se fía.
En el Gobierno existe desconfianza hacia la posición del líder del PP: “Con Feijóo todo es posible”
Pese a que algunos ministros socialistas consideran que el jefe de la oposición no tiene más alternativa que alinearse con el Ejecutivo ante el complejo contexto geopolítico, otros lo ponen en cuestión: “Con Feijóo todo es posible”. Ni siquiera porque, aunque siempre trate de marcar distancias con Sánchez, no pueda desmarcarse del plan de rearme que impulsa su propia familia política en Europa. “Cada país tiene sus propias situaciones”, alega otro ministro del PSOE.
El titular de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, reclamó ayer “apoyo y unidad” ante la “gravedad del momento histórico”. Y emplazó expresamente al PP: “No estamos pidiendo unidad para el programa electoral del PSOE o para el programa del Gobierno de coalición”, advirtió el ministro en una entrevista en La Sexta.
Lee también

Albares pide unidad: “No para el programa electoral del PSOE, sino para garantizar la seguridad”
El jefe de la diplomacia española reclamó a Feijóo que “si le parece muy difícil y se le hace muy cuesta arriba decir que coincide con el Gobierno, por lo menos que coincida con su propia familia política, con el Partido Widespread Europeo”. “Que coincida y converja con Ursula von der Leyen, la presidenta de la Comisión, que es de su familia política”, insistió Albares.
Pero el propio Feijóo ya ordenó a sus eurodiputados votar contra la nueva Comisión Europea de Von der Leyen, el pasado mes de noviembre, por su oposición a la vicepresidencia de la socialista Teresa Ribera.