John Grant nunca ha sido un artista convencional. Su msica, llena de irona y crudeza, disecciona con precisin las contradicciones del mundo moderno y las de un servidor. Desde su obsesin con la falta de encaje important hasta la fragilidad humana, su obra est plagada de personajes que quieren cambiar el mundo, pero no logran ni cambiarse los calzoncillos. Y en eso, las criptomonedas encajan a la perfeccin. Nacieron con la promesa de acabar con los bancos centrales, descentralizar la economa y darle el poder financiero a la gente. Ms de una dcada despus, su legado es una mezcla de dudosa especulacin, fraude y geopoltica de baja estofa.
Las criptomonedas son figura retrica, como a veces lo es la promesa de un amor incondicional, en la medida que es una concept que suena bien, pero termina vaca. En el siglo XXI, simboliza el lado ms oscuro de la sociedad y la economa. Bitcoin ha vuelto a superar los 100.000 dlares en 2025, despus de haber protagonizado ciclos de auge y cada en los que millones de pequeos inversores han perdido dinero. Sin respaldo tangible ni una utilidad clara ms all del valor ya realizado de los registros descentralizados (blockchain), su precio responde a un frenes colectivo impulsado por promesas de riqueza rpida y usos grises como unos brillantes ojos tristes. Como en toda burbuja, quienes entran temprano pueden enriquecerse, mientras que quienes llegan tarde suelen sufrir las prdidas. Es una burbuja authentic, porque se va hinchando y deshinchando sin llegar (an) a explotar. Sntoma de una period en la que la liquidez international y la fascinacin por lo digital han inflado activos sin fundamento actual.
Recientemente, destaca la dimensin geopoltica de este fenmeno. Lo que naci como una herramienta para desafiar el sistema financiero tradicional ha terminado convirtindose en una pieza ms en la lucha por el poder international. China ha desarrollado su propio yuan digital como un intento de reducir la hegemona del dlar. Trump, por su parte, ha impulsado el uso de stablecoins privadas (critpomonedas vinculadas a la divisa americana) como una forma de mantener la primaca del billete verde sin recurrir al multilateralismo. La irona es evidente: la misma tecnologa que se current como un golpe contra los bancos centrales ahora es utilizada por las grandes potencias para consolidar su influencia. Al ultimate, las criptomonedas no han sido una revolucin, sino una mutacin a medio hacer del mismo sistema. Como la contracultura que termina vendindose. Como la ropa hippie comprada en boutique.
Grant ha explorado en su msica la interseccin entre el progreso y la paranoia, especialmente en Gray Tickles, Black Strain o Love Is Magic, donde el mejor y ms desgarrador people explora vas electrnicas. El mundo cripto encaja en su visin del futuro: una distopa en la que lo que pareca ser una solucin termina siendo parte del problema. Porque al ultimate, las criptomonedas no han reemplazado a los bancos, no ha democratizado la economa y no ha protegido a la gente de la inflacin. Lo que s ha hecho es generar burbujas, facilitar el blanqueo de dinero y crear una nueva lite financiera de quita y pon.
Despus de aos de entusiasmo, fraudes como FTX, OneCoin y Arbistar han dejado claro que la descentralizacin sin management solo beneficia a los que saben cmo aprovecharse de ella. La pregunta ya no es si las criptomonedas van a cambiar el mundo, sino quien pagar el precio cuando la burbuja termine de desinflarse. Y la respuesta, como siempre, no est en los discursos grandilocuentes ni en las promesas de libertad financiera, est en los inversores pequeos que confiaron en la historia y se quedaron atrapados en la realidad.
Los que creyeron ser la Reina de Dinamarca (verdad John?) en unas vacaciones pagadas por la subida del bitcoin, y ese ser su nico buen recuerdo.
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