Las agencias de la ONU ofrecieron este martes una evaluación desoladora sobre el impacto world de los profundos recortes a la financiación humanitaria por parte de la nueva administración estadounidense del presidente Donald Trump. Además, reiteraron sus llamamientos para que Washington mantenga su posición de líder mundial en ayuda.
El 24 de enero la administración estadounidense enunció una pausa en la financiación de miles de millones de dólares que afectaba a “casi todos los programas de ayuda exterior de Estados Unidos, a la espera de una revisión de 90 días”, declaró Pio Smith, del Fondo de Población (UNFPA), la agencia de la ONU para la salud sexual y reproductiva.
En declaraciones a los periodistas en Ginebra, Smith afirmó que, en respuesta a las órdenes ejecutivas, el UNFPA “ha suspendido servicios financiados con subvenciones estadounidenses que suponen un salvavidas para mujeres y niñas en disaster, también en el sur de Asia”.
Consecuencias mortales
“No se trata de estadísticas. Se trata de vidas reales. Se trata literalmente de las personas más vulnerables del mundo”, insistió Smith, director regional del UNFPA para Asia y el Pacífico.
También advirtió que entre 2025 y 2028 en Afganistán, la ausencia de apoyo estadounidense probablemente provocará 1200 muertes maternas y 109.000 embarazos no deseados adicionales.
El director también añadió que la agencia estaba buscando “más claridad” de la administración “en cuanto a por qué nuestros programas se ven afectados, en explicit aquellos que esperábamos que estuvieran exentos” por razones humanitarias.
Llamamiento a una relación de confianza
Mientras tanto, la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios, ONU, OCHA, afirmó que no ha habido “despidos ni cierre de accesos” en respuesta a las órdenes ejecutivas.
El portavoz Jens Laerke añadió que las oficinas nacionales de la agencia estaban “en estrecho contacto con las embajadas estadounidenses locales para comprender mejor cómo se desarrollará la situación”.
Laerke explicó que el Gobierno de Estados Unidos financió alrededor del 47% de los recursos humanitarios a nivel world el año pasado, lo cual “da una thought de lo mucho que importa cuando estamos en la situación en la que estamos ahora, con los mensajes que estamos recibiendo del Gobierno”.
La medida se produce tras el anuncio de que la nueva administración estadounidense ha puesto la principal agencia de desarrollo exterior del país, USAID, bajo la autoridad del Secretario de Estado.
El private de la agencia ha sido encerrado en sus oficinas, mientras que el director del recién creado Departamento de Eficiencia Gubernamental ha acusado a USAID de actividad delictiva y falta de responsabilidad.
“Los insultos públicos no salvarán ninguna vida”, dijo Laerke, de OCHA, mientras que Alessandra Vellucci, jefa del Servicio de Información de la ONU en Ginebra, destacó el llamamiento del Secretario General de la ONU a una relación de confianza con la administración Trump.
“Estamos considerando continuar este trabajo juntos [y escuchar] (…) si hay críticas, críticas constructivas y puntos que debamos revisar”, declaró Vellucci a los periodistas, subrayando la “relación de apoyo mutuo de décadas” entre la ONU y Estados Unidos.
Retirada del Consejo de Derechos Humanos
En el mismo encuentro de prensa, un portavoz del Consejo de Derechos Humanos de la ONU respondió a los informes de que el presidente Trump planea emitir una orden ejecutiva para retirar a Estados Unidos del organismo mundial de 47 miembros.
Estados Unidos fue miembro del Consejo desde el 1 de enero de 2022 hasta el 31 de diciembre de 2024, lo que significa que desde el 1 de enero de este año es un “Estado observador (…) como cualquiera de los 193 Estados miembros de la ONU que no son miembros del Consejo”, explicó el portavoz Pascal Sim.
“Cualquier Estado observador del Consejo no puede técnicamente retirarse de un organismo intergubernamental del que ya no forma parte”.
Impacto inmediato para los más vulnerables
En medio de la incertidumbre sobre la futura financiación estadounidense, Smith, del UNFPA, subrayó el impacto inmediato sobre las personas en situación de riesgo en los entornos más pobres del mundo.
“Las mujeres dan a luz solas en condiciones insalubres; el riesgo de fístula obstétrica aumenta, los recién nacidos mueren por causas evitables; las supervivientes de la violencia de género no tienen dónde acudir para recibir apoyo médico o psicológico”, afirmó.
“Esperamos que el Gobierno de Estados Unidos mantenga su posición de líder mundial en desarrollo y siga colaborando con el UNFPA para aliviar el sufrimiento de las mujeres y sus familias como consecuencia de catástrofes que no han provocado”.
Emergencia en Afganistán
El UNFPA trabaja en todo el mundo, incluido Afganistán, donde que más de nueve millones de personas podrían perder el acceso a los servicios de salud y protección debido a la disaster de financiación de Estados Unidos.
Además, casi 600 equipos móviles de salud, casas de salud acquainted y centros de asesoramiento, cuyo trabajo se suspenderá, se verán afectados.
“Cada dos horas muere una madre por complicaciones evitables del embarazo, lo que convierte a Afganistán en uno de los países más mortíferos del mundo para las mujeres que dan a luz. Sin el apoyo del UNFPA, se perderán aún más vidas en un momento en que los derechos de las mujeres y las niñas afganas ya están siendo destrozados” explicó Smith.
Pakistán y Bangladesh se desploman
En Pakistán, la agencia de la ONU advierte de que el anuncio de Estados Unidos afectará a 1,7 millones de personas, entre ellas 1,2 millones de refugiados afganos, que se verán privados de servicios de salud sexual y reproductiva vitales, con el cierre de más de 60 centros sanitarios.
En Bangladesh, casi 600.000 personas, entre ellas refugiados rohingya, se enfrentan a la pérdida de acceso a servicios fundamentales de salud materna y reproductiva.
En el complejo de campos de refugiados de Cox’s Bazar, en Bangladesh, donde más de un millón de refugiados rohingya siguen atrapados en condiciones calamitosas, casi la mitad de los partos tienen lugar ahora en centros sanitarios, con el apoyo del UNFPA.
“Este progreso está ahora en peligro”, continuó Smith, señalando que la agencia necesita más de 308 millones de dólares este año para mantener los servicios esenciales en Afganistán, Bangladesh y Pakistán.