La Mesa del Congreso prevé reunirse el jueves de la semana que viene, día 16, según ha podido saber La Vanguardia. El órgano rector de la institución tiene pendiente la admisión a trámite o el rechazo de la iniciativa que registró el grupo de Junts el pasado 9 de diciembre, una proposición no de ley (PNL) que solicita al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que se someta a una cuestión de confianza.
Se trata de una iniciativa que no es vinculante y en caso de llegar a debatirse en el pleno –a partir de febrero–, carecería de efectos legales. No obstante, tiene alto valor simbólico y político, ya que puede dejar en evidencia los apoyos parlamentarios del Ejecutivo de Sánchez, que ha perdido en la Cámara Baja diversas votaciones relevantes en este primer año de legislatura.
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En paralelo, PSOE y Junts siguen negociando el traspaso de las competencias de inmigración a la Generalitat de Catalunya, un asunto que se acordó hace un año entre ambas formaciones y que en teoría debía estar zanjado antes de acabar el año 2024. Con todo, quedan flecos pendientes de resolución y sigue sin haber fumata blanca. JxCat aspira a decidir sobre asuntos como la emisión de permisos de trabajo y de residencia y poder legislar sobre la expulsión y no solo encargarse de la gestión.
Aunque haya entente en los próximos días sobre este asunto, Junts no contempla la retirada de su iniciativa, al menos por ahora. El único escenario que prevén los posconvergentes es que su PNL sea tramitada. El líder de la formación, el expresident Carles Puigdemont, advirtió el mes pasado que en caso de que ni siquiera pase el corte de la Mesa su propuesta la legislatura podría ir “al colapso” y que habría “consecuencias irreversibles”.
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En un primer momento se daba por hecho que la mayoría de PSOE y Sumar en el órgano rector tumbaría la iniciativa con base en informes de los servicios jurídicos de la institución, si bien los letrados del Congreso han dejado todos los escenario abiertos al avalar que se tramite y debata dicha PNL si así lo determine la Mesa.
Cuando se daba por hecho que la iniciativa sería tumbada, el líder de la formación posconvergente llegó a decir a los suyos en una reunión del consejo nacional que se preparen para asumir el “coste private y político” de una eventual ruptura con los socialistas.
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