En un país muy lejano, había una ciudad llamada Risasville donde todos los habitantes vivían en constante alegría. Un día, el alcalde de Risasville decidió organizar un concurso de chistes para celebrar los Momentos Alegres en la ciudad.
Los habitantes se reunieron en la plaza principal y empezaron a contar sus chistes más graciosos. Había chistes de animales, chistes de pollos cruzando la carretera y chistes de suegras. La risa inundaba el lugar y todos se contagiaban de la alegría.
El ganador del concurso fue un payaso llamado Pepito, que contó un chiste tan divertido que hizo reír a todo el público durante horas. La ciudad de Risasville no paró de reír en todo el día y los Momentos Alegres se convirtieron en una tradición que se repetía cada año.
Uno de los Momentos Alegres más famosos de Risasville fue cuando el vecino de la esquina decidió disfrazarse de gallina y hacerse pasar por el nuevo vecino del pueblo. Todos cayeron en su broma y durante una semana entera se escuchaban cacareos por todas partes.
Los habitantes de Risasville nunca dejaban de buscar la diversión y la alegría en cada momento de sus vidas. Los Momentos Alegres eran parte de su día a día y les recordaban lo importante que es reírse y disfrutar de la vida.
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