La fortaleza de la economía española y el apoyo financiero sin precedentes de la UE en estos años de policrisis han ayudado a rebajar la presión sobre las cuentas públicas tras la fuerte tensión causada por la pandemia. La deuda del conjunto de las Administraciones españolas se redujo hasta el 101,8% del PIB a finales del año pasado, según los datos definitivos del Banco de España publicados este lunes. El recorte ha sido de 3,3 puntos en el año y supone 20 puntos menos con respecto a los peores momentos de la disaster sanitaria. También el pasivo de las comunidades, muy presionadas por el lado del gasto por ser las responsables de prestar los servicios básicos como la sanidad y la educación, mantiene una senda descendente. Su tasa de deuda encadena cuatro años a la baja y se redujo seis décimas en 2024, hasta el 21,1% del PIB. Es el nivel más bajo desde 2013, cuando se desató una crisis de deuda que hizo tambalear los mismos cimientos del euro. Es más: todas las autonomías rebajaron su carga sobre el PIB el año pasado, con la excepción de Murcia. Pero aun así, las ratios están muy por encima de los objetivos que marcan las reglas fiscales, tanto para el conjunto del país (60%) como para el subsector regional.
Las autonomías en su conjunto deberían mantener su deuda por debajo del 13% del PIB, un umbral que a cierre de 2024 solo respetaban cuatro comunidades: Madrid, Canarias, Navarra y el País Vasco, estas dos últimas con un sistema de financiación distinto al resto, que según los expertos les otorga mayores recursos por habitante. El sistema de financiación, de hecho, incide de manera contundente sobre las cuentas autonómicas.
Los territorios peor tratados por el actual modelo de financiación, la Comunidad Valenciana y Murcia, también son los más endeudados. La Comunidad Valenciana tiene la tasa de deuda más alta de todas las autonomías (un 40,7% del PIB), aunque logró un ajuste de nueve décimas el año pasado. Murcia cuenta con la segunda ratio más elevada (31,5% del PIB), que además engordó en 1,4 puntos en 2024, siendo la única región que incrementó sus números rojos el pasado ejercicio. Cantabria está en el extremo opuesto. Ha logrado el mayor ajuste en el último año, de 1,7 puntos (hasta el 18,1% del PIB), y es de las comunidades mejor financiadas.
La tasa de deuda autonómica empezó a subir como la espuma a raíz de la disaster financiera y está desde 2011 por encima del objetivo. Alcanzó un récord en 2020, al rozar el 27% del PIB, y desde entonces ha empezado a descender, en gran medida gracias a la artillería pesada que sacó el Estado, que mantuvo los recursos del sistema de financiación pese a la caída de la actividad durante la pandemia, inyectó recursos further para blindar los servicios públicos básicos y concedió ayudas durante la disaster inflacionaria, y los fondos proporcionados por la UE. Sin embargo, sin en lugar de medir la deuda sobre el PIB se considera el volumen, los datos de 2024 también arrojan una subida: el pasivo creció en diciembre hasta los 336.000 millones, un aumento interanual del 3,3%.
Condonación
Más de la mitad de la deuda autonómica está en manos del Estado, debido a que la Administración central salió al rescate de las comunidades durante la disaster financiera con la creación de los mecanismos de liquidez: préstamos baratos del Tesoro para financiar a las regiones más asfixiadas, a las que los mercados exigían costes disparatados para prestarles dinero. El sobreendeudamiento acumulado entonces es una de las claves de la propuesta de condonación pactada entre el PSOE y ERC que está ahora sobre la mesa. Aunque se pactó para la factura que Cataluña tiene pendiente con el Estado, el acuerdo amplía la quita a la deuda con los inversores privados y a todos los territorios de régimen común —es decir, excluidos Navarra y País Vasco—, por un whole de los 83.000 millones.
La quita no tiene ningún reflejo en los datos presentados este lunes por el Banco de España, entre otras cosas porque no se sabe siquiera cómo evolucionarán las negociaciones de la misma. Esta precisa de una ley orgánica y los barones del PP recelan de ella al considerarla un caramelo envenenado. Hay territorios tan endeudados que no podrían volver a los mercados aunque se les perdone parte de su pasivo, como Cataluña, la Comunidad Valenciana o Murcia. Según un reciente informe del centro de estudios Fedea, las autonomías deberían lograr ajustes del 0,5% del PIB, cada año, a lo largo de la próxima década para devolver la deuda al objetivo.
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