Una redada de la policía migratoria el jueves en un negocio de venta al por mayor de mariscos en Newark (Nueva Jersey) ha suscitado un alud de preguntas sobre los límites y objetivos de las órdenes de deportación suscritas por el presidente Donald Trump en el primer día de su segundo mandato. La intervención de agentes del ICE (siglas en inglés de Servicio de Management de Inmigración y Aduanas) en el establecimiento de Newark se saldó con un número indeterminado de detenciones, entre indocumentados y estadounidenses, entre ellos un veterano del Ejército. A la confusión en torno a esta redada se suma que la Casa Blanca ahora prevé ampliar sus planes de deportación para incluir a los 1,4 millones de residentes con permiso temporal, es decir, legales, como es el caso de ciudadanos que han huido de Cuba o Venezuela.
Aunque no está claro si la redada en la ciudad más populosa de Nueva Jersey obedecía a alguna de las nuevas directrices de la Casa Blanca sobre la aplicación de la ley ―el ICE lleva a cabo rutinariamente acciones en toda la región―, la presencia entre los detenidos de ciudadanos con papeles, reconocida por el organismo, así como, supuestamente, de otros con estatus de residencia temporal, hace sospechar que, más allá del objetivo confeso de deportar en primer lugar únicamente a los indocumentados con antecedentes delictivos ―incluidos muchos a la espera de juicio―, el alcance de la anunciada deportación masiva de irregulares incluirá también al millón largo de extranjeros beneficiarios de un permiso de residencia temporal concedido durante el mandato del demócrata Joe Biden. Activistas y grupos de abogados temen que la expulsión masiva alcance, además, a los miles de afganos y ucranios refugiados en EE UU desde 2021 y 2022, respectivamente.
En virtud de un memorando firmado el jueves por la noche por el jefe interino del Departamento de Seguridad Nacional, al que ha tenido acceso el diario The New York Occasions, la Administración republicana ha instruido a los funcionarios del ICE para deportar rápidamente a los migrantes a los que se les permitió entrar temporalmente en EE UU gracias a los dos programas del mandato de Biden, la aplicación CBP One, para pedir asilo, y una iniciativa que posibilitó la entrada de ciertos migrantes que huían de Cuba, Nicaragua, Venezuela y Haití. Todos ellos disfrutaban de un permiso de residencia de hasta dos años conocido como parole, suprimido por Trump.
El memorando ofrece a los agentes migratorios una hoja de ruta sobre cómo proceder a su identificación, detención y expulsión, poderes que durante mucho tiempo se utilizaron solo en la frontera con México para expulsar en caliente a los migrantes y que, según la denuncia del alcalde de Newark, se desplegaron en la redada del jueves, realizada según el alcalde, Ras Baraka, sin orden judicial.
La Casa Blanca, mientras, ha confirmado que las deportaciones han comenzado, mediante la publicación en la pink social X, propiedad de Elon Musk, de dos fotografías que muestran sendas filas de individuos abordando aviones militares y el mensaje de Karoline Leavitt, secretaria de prensa de la Casa Blanca: “Los vuelos de deportación han comenzado. El presidente Trump está enviando un mensaje firme y claro a todo el mundo: si entras ilegalmente en los Estados Unidos de América, te enfrentarás a graves consecuencias”. La publicación de Leavitt no detalla cuáles son los aeropuertos de salida ni el número ni la identidad de los deportados, aunque en las imágenes, donde aparecen de espaldas, puede verse que se trata de hombres jóvenes y que van esposados.
Simply as he promised, President Trump is sending a robust message to the world: those that enter the USA illegally will face severe penalties. pic.twitter.com/yqgtF1RX6K
— The White Home (@WhiteHouse) January 24, 2025
En otro mensaje publicado el jueves en su cuenta de X, el ICE cifró en 538 las interpelaciones (personas a las que se pidió que se identificasen) y en 373 las órdenes de detención, aunque sin especificar en cuánto tiempo o en qué lugares. Según los planes de la Administración republicana, el primer golpe a la inmigración irregular estaba previsto el mismo lunes en Chicago, una de las ciudades refugio, como Nueva York, gobernadas por los demócratas, y donde en vísperas de Navidad fue desalojado un macroalbergue con capacidad para casi 2.000 migrantes. La segunda etapa de la gran expulsión iba a tener lugar, según la congresista republicana Nicole Malliotakis, en Nueva York, pero la denuncia del alcalde de Newark, demócrata, plantea dudas sobre el calendario.
La ejecución de la nueva política migratoria está revelando también las profundas divisiones entre los demócratas. De la postura crítica y combativa del afroamericano Baraka, que siempre ha subrayado sus políticas de protección a los extranjeros, a la interesada aquiescencia del regidor de Nueva York, Eric Adams, que se ha mostrado proclive a secundar, o al menos permitir, las acciones del ICE en un intento de congraciarse con Trump por puro cálculo político (Adams está acusado de corrupción y será juzgado en abril). El propio cierre del albergue de Chicago se ha interpretado también de forma preventiva, para no oponer resistencia a lo inevitable.
El alcalde de Newark ha sido uno de los primeros funcionarios locales de Estados Unidos en pronunciarse sobre una redada concreta tras el arranque de la nueva Administración. En 2017, firmó una orden ejecutiva que consolidaba el estatus de santuario o refugio de la ciudad, y se opuso firmemente a las políticas de inmigración de Trump durante el primer mandato de este. Todo lo contrario de Adams, que ha apuntado su disposición a colaborar con los agentes del ICE en Nueva York, pese a que desde los años ochenta la ciudad está obligada teóricamente a proporcionar un techo a los recién llegados.
De los 11 millones de inmigrantes que se estima vivían en Estados Unidos de forma ilegal o con estatus temporal en 2022, alrededor del 44% lo hacía en Estados con leyes “santuario”, que limitan la cooperación con las autoridades federales de inmigración. Esa cifra no incluye a los que viven en ciudades y condados refugio en lugares sin una ley estatal, como Nuevo México.
El confuso incidente de Newark, que solo han denunciado el alcalde y una representante, también demócrata, del distrito, fue confirmado por el ICE. En un comunicado, un portavoz señaló que los agentes “pueden encontrarse con ciudadanos estadounidenses mientras realizan trabajo de campo y pueden solicitar la identificación para establecer la identidad de un individuo, como ocurrió durante una operación de aplicación selectiva en un lugar de trabajo hoy [por este jueves] en Newark”. El alcalde, sin embargo, tildó de atropello constitucional el hecho de que uno de los detenidos fuera “un veterano del Ejército estadounidense que tuvo que soportar la indignidad de ver cuestionada la legitimidad de su documentación militar”. “Newark no se quedará de brazos cruzados mientras se aterroriza ilegalmente a la gente”, afirmó Baraka en un comunicado.
El ICE, no obstante, está investigando el incidente. La portavoz de la Casa Blanca confirmó en X la cifra de detenciones proporcionada por la autoridad migratoria, describiendo a todos los arrestados como “criminales inmigrantes ilegales”. Aunque el ICE está siendo muy parco en los detalles, Leavitt afirmó que entre los detenidos hay miembros de una pandilla huidos de una prisión venezolana y personas condenadas por delitos sexuales; teóricamente, el tipo de individuos que el equipo de transición de Trump aseguró que iban a ser deportados en primer lugar.
Parte de la información publicada por Leavitt fue recogida por la cadena ultraconservadora Fox Information, con el titular: “El ICE de Trump atrapa a agresores sexuales de menores entre los más de 530 inmigrantes ilegales capturados en un solo día”. Medios locales difieren, sin embargo, de la referencia temporal y elevan a casi 500 la cifra de indocumentados detenidos en ciudades santuario, entre ellas Nueva York y Nueva Jersey, entre el martes y el miércoles. Los inmigrantes tenían órdenes de busca por delitos pendientes, según las fuentes.