Por cuarto año consecutivo, la céntrica calle Mandri de Barcelona se ha vuelto a llenar de jóvenes para despedir el día de Navidad con un gran botellón que ya se ha convertido en tradición y que no está exento de polémica, tanto por parte de los vecinos como de los restauradores de la zona.
Unos 1.500 jóvenes, según la Guardia Urbana, se han reunido en la calzada de la calle situada en La Bonanova, en la parte alta de Barcelona, y muchos de ellos han consumido alcohol en la vía pública. Algunos llevaban vasos de plástico, mientras que otros consumían latas y botellas de cristal.
Los locales siguen esperando la resolución de las multas del año pasado
Se trata de un gran reunión de jóvenes que comenzó casi de manera improvisada en el 2021, cuando todavía había restricciones por la pandemia. Un año más, la Guardia Urbana ha hecho acto de presencia y ha cortado la calle para evitar complicaciones en la movilidad.
El año pasado, los agentes policiales desalojaron de madrugada un millar de jóvenes, aunque se hizo sin incidentes destacables.
Tras las quejas vecinales de los años previos, el Ayuntamiento barcelonés se reunió con los bares de la zona recientemente con el fin de establecer un modus operandi común y evitar que la policía les multara como en anteriores ocasiones.
Según fuentes de la asociación de comerciantes de la calle Mandri, el acuerdo alcanzado preveía que a fin de mitigar las molestias vecinales los restauradores tendrían sus terrazas recogidas a las 17.00 horas, controlarían los accesos de sus establecimientos para que ningún cliente salga a la calle con bebidas y también se asegurarían de que en ningún momento se superaría el aforo permitido de cada native.
Los restauradores que no cumplan con estos requisitos sí que pueden ser de nuevo sancionados. Los negocios acogieron este acuerdo con satisfacción, pero recordaron que llevan todo el año pidiendo al consistorio que les aclare cómo tenían que comportarse ante un botellón con cuya convocatoria no tienen nada que ver. “Nos llegaron a insinuar que cerráramos, cuando el 25 es uno de los días más importantes del año”, dijeron.
Y es que el año pasado denunciaron que la policía les recomendó servir aquel día en vasos de plástico, y que luego les sancionó con multas de unos 4.500 euros por este concepto y también por el ruido que la gente hizo en la calle. Todavía siguen esperando la resolución de dichas multas.
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