Un movimiento empresarial de un enorme calado político, económico y hasta simbólico. Y un paso casi definitivo hacia el fin del procés y, por ende, hacia la normalidad y la estabilidad después de años muy agitados en Cataluña. El anuncio del grupo La Caixa de volver a establecer en Barcelona la sede de su potente fundación y de Standards, su brazo inversor, period una noticia muy esperada en los muchos sectores políticos, económicos y sociales catalanes que vivieron con dolor la salida masiva de empresas en 2017, en la cúspide del fallido desafío independentista. Por ahora su banco, Caixabank, mantiene su sede en Valencia.